¿Qué tiene Rápidos y furiosos que seduce a todas las edades? Superó a Rocky que llegó a la 5. La 9 y la 10 ya tienen fecha de estreno. Habrá que buscar el punto esencial en la velocidad y la furia. El tiempo, se ha degradado en rapidez, ha sido aniquilado por esta. Todo es rápido, tan rápido que todo es virtual. Se ha cometido el crimen perfecto, la realidad ha sido asesinada. Todos la aceptan y miran tibiamente una guerra que siempre está lejos, que siempre pasa en la televisión. La velocidad en Rápidos y furiosos forma una unidad con la furia. Cuanta más furia más velocidad. Cuanta más velocidad más furia. Hay que doblegar al otro, siempre el enemigo. Las carreras de autos son electrizantes. Los autos se rompen con una facilidad excepcional. Cada vez aparecen nuevos modelos. Cada vez más rápidos. Cada vez más furiosos.

El protagonista, Dominic Toretto, dice frases como estas: “No se le da la espalda a la familia, aun cuando ellos lo hagan”. Algo que cómodamente pudo haber dicho Vito Corleone. “El dinero va y viene, ya lo sabemos. Lo importante es la gente que está contigo”. Al que no está contigo hay que sacarlo de este planeta con los pies para adelante. El otro protagonista, es un norteamericano, no es pelado, es bonito y blanquito. Toretto que es latino, tiene otro sentido hoy que hace un mes. Con Obama no era un ultraje hacer de un latino un héroe. Con Trump sí. ¿Perseguirá Trump a Toretto? Depende de la política inmigratoria del señor presidente. ¿Acaso modifiquen un poco la saga y Toretto pase a ser un vikingo? Rubio como Donald Trump, furioso como Donald Trump.

La rapidez elimina lo profundo, es saltar de una cosa a la otra. Es el shopping o el zapping o la velocidad de Internet. Importa más acumular que pensar. Para ser veloz no hay que pensar. Esta eliminación de la auténtica temporalidad anula las diferencias entre las personas. Algo que no debe ser. Los hombres deben ser individuos y no cosas. Rápidos y furiosos expresa el triunfo de la coseidad. La coseidad en tanto automotor. Los autos son las nuevas personas. Son también descartables. Sería arduo enumerar los autos que se destrozan en una sola película.

La furia está en todas partes. Un miedo oculto también. La furia está diseminada en naciones belicosas, irritables. Todas armadas hasta los dientes. Sabemos que un conflicto nuclear hoy sería fácil de llevar a cabo. Todos tienen la bomba, más grande o más pequeña. Pero del tamaño que sean todas tienen el mismo propósito. La aniquilación.

O’Conner, el norteamericano, se mató en un accidente. Ocurrió fuera de la pantalla. Pero ocurrió tal como debía ocurrir, en un accidente de autos. Toretto va a continuar. Es duro con todos. Con sus enemigos y con las mujeres. Los autos siempre que frenan a 300 km por hora, hacen chirriar las gomas, levantan una polvareda vertiginosa y driblean. He aquí la unidad esencial, la velocidad y la furia.

Durante su primer año de gobierno Macri se pareció a Toretto, gobernó con furia (despidos, represión) y con velocidad. ¿Será este gobierno una imagen del vació veloz y furioso que la hiper-post-modernidad propone?

La furia es el combustible de la rapidez. La furia es el deseo desbocado. La velocidad vence al tiempo, la rapidez oblitera la reflexión. El pensar tiene su tiempo y ese tiempo es lento. La filosofía levanta su vuelo al anochecer.