Para entender mejor el caso de Gustavo Arribas y el dinero que recibió de un delator premiado del Lava Jato en Brasil, hay que observar el contexto, detenerse en su larga residencia en San Pablo y en el ambiente del fútbol que le dio la chance de amasar una fortuna como empresario. El jefe de la AFI emergió del anonimato gracias a los negocios que hizo con Boca cuando Mauricio Macri era su presidente. Pero después reprodujo esas operaciones con políticos, dirigentes deportivos y agentes de jugadores en el país vecino. Además, trianguló transferencias a través de clubes pantalla que permiten evadir el pago de impuestos –el caso del Deportivo Maldonado de Uruguay es el más emblemático– y se relacionó con personajes imputados por diferentes delitos. El iraní Kia Joorabchian, a quien le decretaron la prisión en 2007 y zafó de la cárcel, fue el más conocido. Junto a él, del grupo MSI (Media Sports Investment Limited), concretó la turbia transferencia de Carlos Tevez al Corinthians. Por esa y otras compra-ventas de futbolistas, Romeu Tuma Junior, ex consejero del club paulista, declaró en su momento: “Hay lavado de la mafia rusa”.

A lo largo de la extensa geografía brasileña, Arribas negoció traspasos de futbolistas con Cruzeiro de Belo Horizonte, Atlético Paranaense de Curitiba, Inter de Porto Alegre, Botafogo de Río de Janeiro, Juventude de Caxias do Sul, Guaraní de Campinas y Santos, entre otros. En la misma medida se vinculó con empresarios de dudosa reputación como el propio Joorabchian y su socio, el magnate ruso Boris Berezovsky. En 2007, este último fue declarado culpable de desfalco masivo en ausencia por la Justicia de Moscú. El 23 de marzo de 2013 apareció ahorcado en Londres. Los lazos comerciales del director de la AFI también incluyeron a dirigentes futbolísticos devenidos en políticos: el senador del PDT Zezé Perrella, ex presidente del club Cruzeiro; y André Sánchez, actual diputado federal del PT investigado hoy por corrupción pasiva en el Lava Jato y ex titular del Corinthians.

El blog de Paulinho –uno de los mejores informados sobre los negociados del fútbol brasileño según el prestigioso periodista deportivo de Folha Folha do Sao Paulo, Juca Kfouri– publicó decenas de artículos en los que menciona a Arribas. En uno comenta: “Llama la atención, también, que el ahora jefe de la Inteligencia argentina haya preferido, hasta hace poco tiempo, mantener residencia en Brasil y más precisamente en San Pablo. Luego de lo cual, según testimonios, transfería jugadores para todo el mundo, inclusive operando un esquema de desvío de chicos del nordeste (con escala en Uruguay) para oscuros destinos en el Este europeo”.

El pase de Carlos Tevez al Corinthians gracias a la multimillonaria inversión del grupo MSI –la tapadera de capitalistas como Berezovsky– puso en foco a Arribas allá por 2005. El diario Clarín publicó entonces una investigación que, vista en perspectiva, permitiría actualizar cómo fue la ingeniería financiera con que se concibió aquella transferencia. Una operación por la que en simultáneo pasaron al club paulista Javier Mascherano, de River y Sebastián Domínguez, de Newell’s, además del entrenador Daniel Passarella.

En 2005 Alberto Abad era el titular de la AFIP. Había sido designado por el gobierno de Eduardo Duhalde y continuó con el de Néstor Kirchner. Investigó aquella operación que se perdía en los pliegues de paraísos fiscales como Gibraltar, la sede de HAZ, una sociedad que debe sus siglas a Hidalgo (Fernando), Arribas (Gustavo) y Zahavi (Pinhas), un poderoso empresario futbolístico israelí que había trabajado antes como periodista.

HAZ continúa en el mercado, aunque sin la alianza entre sus socios originales y diversificada entre Buenos Aires y San Pablo. Abad ocupa hoy el mismo cargo en la presidencia de Macri. La operación MSI-Corinthians-Boca fue la piedra basal que puso Arribas para continuar con éxito su trayectoria empresarial en Brasil. Una situación que al funcionario del fisco podría estimularle más de un recuerdo.

Quien se acuerda bien del detalle de aquella transacción es el ex diputado Mario Cafiero, porque se presentó ante la UIF para denunciarla. En una entrevista reciente que le concedió a la Agencia Paco Urondo se preguntó: “¿qué hubiera pasado si se investigaba a fondo el pase de Tevez en el 2005? Probablemente Gustavo Arribas no sería director de la AFI y Mauricio Macri no hubiera sido electo”. También declaró: “el escándalo que despertó la transferencia incluyó una investigación de la Unidad Antilavado de allá, ya que se sospechaba que la mafia rusa estaba detrás del consorcio que lideraba Kia Joorabchian y que adquirió el pase. En ese contexto es que aparece la figura de Gustavo Arribas, que actuó como intermediario”.

El periodista Paulinho evocó una conversación que mantuvo en 2009 con el ex presidente del Corinthians, Alberto Dualib, quien les abrió las puertas del club de par en par a los dudosos inversionistas del MSI. Contó que el dirigente le explicó: “el presidente de Boca Juniors llevó dos millones de dólares y otros tres millones fueron divididos por los empresarios”.  

Arribas se presentaba en otras negociaciones como inversor a nombre del Deportivo Maldonado, pero no le daba exclusividad. También operaba con el Locarno de Suiza, otro club pantalla por el que pasaron decenas de futbolistas argentinos –la mayoría ni siquiera jugó un minuto ahí– y que controla su ex socio Zahavi, a quien llaman Míster Fixit (el señor que todo lo arregla). El 29 de agosto de 2006, River le vendió distintos porcentajes correspondientes a los pases de Gonzalo Higuaín, Fernando Belluschi, Augusto Fernández, Mateo Musacchio y Juan Antonio a cambio de 13 millones de dólares. “Zahavi vino al club con Fernando Hidalgo y Gustavo Arribas”, explicó en ese momento José María Aguilar, el ex presidente riverplatense.

Este tipo de operaciones con el Deportivo Maldonado o el Locarno eran frecuentes para Arribas cuando vivía en Brasil. El senador Perrella del Partido Democrático Trabalhista (PDT) dijo una vez sobre él: “Compró nuestro jugador Luizao para Lugano –en realidad se refería al Locarno– y honró todos sus compromisos”. En 2013, Zezé y su hijo Gustavo, un ex diputado estadual, quedaron envueltos en un escándalo cuando en un helicóptero de la empresa agropecuaria Limeira (propiedad de Gustavo Perrella) fue incautada casi media tonelada de cocaína.

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