No existen pruebas de que el presidente estadounidense, Donald Trump, haya colusionado con Rusia en las elecciones que lo llevaron a la Casa Blanca. El fiscal especial Robert Mueller concluyó que no hay evidencias que incriminen al mandatario ni por haber conspirado con Moscú en los comicios de 2016 ni por haber obstruido la justicia, aunque dejó la puerta abierta a este último cargo. Trump recibió la noticia como una exoneración.

“La investigación del fiscal especial no encontró que la campaña de Trump ni ninguna de las personas relacionadas con ella conspiraron o coordinaron con Rusia sus esfuerzos por influir en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de 2016”, escribió el fiscal general William Barr en una carta enviada ayer a los comités judiciales de la Cámara baja y del Senado.   Barr fue nombrado por Trump en diciembre pasado tras despedir a Jeff Sessions luego de haberlo criticado repetidamente por su manejo de esta investigación. 

De acuerdo al fiscal general, Mueller indicó que si bien el informe concluía que el presidente no había cometido un delito, eso tampoco significaba que lo exoneraba. De este modo, el documento deja “sin resolver si las acciones y la intención del presidente podrían verse como una obstrucción” a la justicia, afirmó Barr. Sin embargo, el fiscal general argumentó que él y su adjunto, Rod Rosenstein, concluyeron que la evidencia que Mueller había reunido no era suficiente para establecer que el magnate neoyorquino había cometido una ofensa de obstrucción de la justicia.

“Es una vergüenza que nuestro país haya tenido que pasar por esto. Siendo honesto, es una vergüenza que su presidente haya tenido que pasar por esto”, dijo Trump antes de subir al Air Force One con rumbo a la Casa Blanca desde Florida, donde había pasado el fin de semana. “Esto fue un intento de derrocamiento ilegal que falló”, agregó. El mandatario también festejó las conclusiones de la investigación vía Twitter. “Ni colusión, ni obstrucción, completa y total exoneración”, tuiteó. Trump ha insistido en que esta investigación constituyó una caza de brujas activada por la oposición demócrata y negó en todo momento que en la campaña electoral de cara a las elecciones de 2016 hubiera habido un complot entre su equipo y el gobierno ruso para ayudarlo a ganar socavando la candidatura de la demócrata Hillary Clinton. 

En la misma línea del mandatario se había pronunciado minutos antes la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders. “El fiscal especial no encontró ninguna conspiración ni ninguna obstrucción. Los hallazgos del Departamento de Justicia son una exoneración total y completa del Presidente de Estados Unidos”, apuntó Sanders en su cuenta de Twitter. 

La publicación de los hallazgos del fiscal especial puso fin a unos días de especulaciones, después de que Mueller entregase el informe al Departamento de Justicia el viernes. Su investigación duró 675 días y contó con la colaboración de 19 juristas y alrededor de 40 agentes federales y diversos expertos del FBI. 

El contenido del informe es confidencial, pero en la carta al Congreso  Barr dijo a los legisladores que consultaría con el vicefiscal, y con Mueller para determinar qué otras partes del informe se pueden entregar al Parlamento y al público. “Sigo comprometido con la mayor transparencia posible, y los mantendré informados sobre el estado de mi revisión”, escribió el fiscal general. “Debo identificar cualquier información que pueda afectar otros asuntos en curso, incluidos aquellos que el fiscal especial ha remitido a otras oficinas. Tan pronto como se complete ese proceso, estaré en condiciones de avanzar rápidamente para determinar qué se puede divulgar”, agregó.

Sin embargo, los principales líderes demócratas en el Congreso, aunque también algunos republicanos, exigieron que se publique el informe completo. “Es imperativo que Barr haga público el informe completo y proporcione su documentación subyacente y sus conclusiones al Congreso”, dijeron en una declaración conjunta la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer. Los demócratas han amenazado, incluso, con llegar al Tribunal Supremo para lograrlo.

Aunque el presidente estadounidense no pudo ser vinculado a la injerencia rusa en las elecciones, el informe sí concluyó que los rusos llevaron a cabo acciones con el fin de influenciar el resultado de las presidenciales de 2016. Primeramente lo hicieron gracias a una campaña en las redes sociales que apuntó a desinformar y dividir a los electores, y luego pirateando las computadoras de dirigentes del Partido Demócrata y del equipo de campaña de Clinton para difundir informaciones comprometedoras para la candidata. En el proceso de esta investigación, 34 personas fueron imputadas, incluidos seis ex asesores de Trump.