"Entiéndame, tengo siete años luchando por esta causa, tengo 70 años, y tengo un dolor encima que no lo puedo soportar más", dijo en un momento de su declaración Alberto Perassi, el hombre que busca a su hija Paula desde el 18 de septiembre de 2011. En una audiencia plagada de incidentes planteados por las defensas, Perassi apenas pudo contar algunas de las informaciones que le llegaron a partir de la noche en que la mujer de 36 años se fue de la casa en la que vivía con Rodolfo Ortíz de Elguea, en Entre Ríos y General López de la ciudad de San Lorenzo. Basados en interpretaciones del Código Procesal Penal, los abogados de los acusados cuestionaron todos los intentos fiscales de incorporar pruebas y el Tribunal presidido por Griselda Strólogo aceptó los planteos. Por eso, el fiscal Sebastián Narvaja apeló y pidió la suspensión del juicio, debido a que se generó un "grave perjuicio" a la posibilidad de producir prueba sobre lo ocurrido. El Tribunal lo rechazó. Aumentaba el agobio de un hombre que soportó demasiado. Eran cerca de las 17, y Alberto había comenzado a declarar a las 14. Se emocionó más de una vez, contó el suplicio de los últimos siete años y medio, y esperó que se admitieran o no cada una de las objeciones de las defensas. Tenía a los principales acusados -Gabriel Strumia, Roxana Michl y Mirta Rusñisky, a su derecha. Durante la mañana, dio testimonio quien era pareja y padre de Agustín y Lucas, los dos hijos de Paula. La audiencia terminó después de las 18, y faltaban algunas preguntas, de modo que Alberto volverá hoy para seguir su declaración. 

El planteo de Narvaja estuvo fundamentado en el "grave perjuicio" hacia el trabajo de la Acusación, que podría provocar la nulidad de todo el proceso. El Tribunal lo rechazó y continuó el debate. Al terminar la audiencia, el abogado querellante Adrián Ruiz, representante de los hijos de Paula, criticó a "este sistema donde los testigos realmente la pasan muy mal. Si este sistema se hizo para no revictimizar, hicimos todo lo contrario, hoy vimos cómo se destruye a los familiares de una desaparecida, esperando casi horas, viendo si una pregunta se iba a admitir o no se iba a admitir".

Dentro de las estrictas reglas procesales, existe un espacio abierto a la interpretación. Y es allí donde las defensas hicieron pie para cuestionar todas las acciones -y objetar preguntas- de la fiscalía. Ante una de las decisiones del Tribunal -que resolvió que Alberto no podía escuchar una prueba porque no había sido incorporada aún a la causa-, Narvaja pidió que se permita volver a citar al testigo una vez que fuera incorporado ese audio, y allí todas las defensas se opusieron. Fue Jorge Bedouret, representante de la policía José María Galtelli, quien arguyó que en ese caso, Alberto se convertiría en "una suerte de indicativo o maestro de ceremonias del resto de las partes". Angelo Rossini, abogado de Rusñisky, fue más allá: planteó que era una argucia de la fiscalía para acomodar las pruebas a la teoría del caso en la voz de un "testigo omnisciente". En ese momento pidió la palabra Ruiz y pidió "respeto" por Alberto Perassi. "No se trata de ningún testigo omnisciente pero lleva siete años investigando la desaparición de su hija y ha recabado información muy importante".

Strumia era amante de Paula. Junto a su esposa Michl, Rusñisky y Antonio Díaz están acusados de aborto sin consentimiento seguido de muerte. También aparece como uno de los imputados más complicados el comisario que era jefe de la Agrupación Cuerpos de San Lorenzo, Adolfo Puyol. La querella lo acusó de "ser partícipe necesario del delito de privación ilegítima de la libertad agravada". La acusación apunta también a otros cuatro policías que encubrieron el hecho y frustraron pruebas: Jorge Krenz, Gabriel Godoy, Galtelli y Aldo Gómez.

Perassi relató la amistad que lo unía con Strummia antes de la desaparición de Paula. Y cómo supo, luego, que era el amante de su hija. Contó sobre todas las amenazas que recibió, que lo llevaron a vivir con custodia y chaleco antibalas desde que fueron detenidos los ocho acusados, hace casi cuatro años. También relató el prejuicio y la difamación hacia su hija que tuvo que enfrentar. "Yo era el viejo loco y mi hija la puta", expresó, para luego decir que "si mi hija era una puta, eso no era para que desapareciera". Incluso, el juez de San Lorenzo Eduardo Filocco invirtió la acusación sobre Paula al decir que se había ido y volvería. La declaración continuará hoy, con preguntas de las defensas de los imputados.

A la mañana había declarado Ortíz de Elguea, que era la pareja de Paula. Contó que dormían en cuartos separados desde un año antes de la desaparición de Paula. El hombre se mostró reticente, contestó con monosílabos y leyó una carta de amor que Paula escribió con motivo de un cumpleaños. La fecha coincide con el día del nacimiento de Strumia.