Nueva escalada de tensiones en la Franja de Gaza. Después de que un cohete proveniente del enclave palestino cayera la madrugada de ayer sobre una casa en el centro de Israel, las fuerzas armadas israelíes apuntaron sus drones y aviones de combate contra objetivos de milicias palestinas. Como resultado, fue destruida la oficina del jefe político del movimiento islamista Hamas, Ismail Haniye. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) llamó a una máxima moderación en la zona. 

Primero fueron los palestinos. Un cohete lanzado desde la Franja de Gaza impactó a tempranas horas del lunes en una vivienda en la comunidad de Mishmeret, a más de 120 kilómetros del enclave, en la región central de Israel, y causó siete heridos. “La vivienda resultó dañada y como resultado del impacto se declaró un incendio. La Policía acudió al lugar y la zona está cerrada”, informó un portavoz policial. El servicio de emergencias Estrella de David Roja informó, por su parte: “Hubo siete residentes heridos, incluido una mujer de 60 años herida leve, con quemaduras y heridas de metralla, otra mujer de 30 años leve con heridas de metralla en su pierna, y otros cinco heridos, entre ellos una niña de 12 años y dos niños, de 3 y 1,5 años”. En las comunidades israelíes junto a la frontera con Gaza, las autoridades abrieron los refugios y alertaron a la población de la inminente tanda de bombardeos, además de suspender el tren entre las ciudades de Ashkelon y Sderot, informó el medio digital Times of Israel. Ninguna milicia reclamó hasta el momento la autoría, pero los israelíes responsabilizaron al movimiento islamista Hamas, que controla de Gaza.

El Ejército israelí, al contrario de lo que acostumbra, no respondió inmediatamente, sino que los bombardeos comenzaron a las seis de la tarde (hora local). Según fuentes de seguridad en el enclave palestino, Israel llevó a cabo al menos diez ataques aéreos contra instalaciones, puestos y complejos militares pertenecientes a Hamas -entre ellos, la oficina de Haniye- y a su brazo armado, las Brigadas de Ezedín al Qasam, así como contra objetivos de otras milicias palestinas. Los aviones de combate también destruyeron otro edificio de cinco pisos en el barrio de Rimal, en el norte de Gaza, que era utilizado por las Brigadas. La aviación bombardeó, además, un edificio de tres pisos que quedó completamente derruido y que el Ejército israelí asegura que operaba como un centro de inteligencia de Hamas.

Hasta el momento, no se informó de heridos, pero los servicios de emergencia de la Media Luna Roja ya han dispuesto sus instalaciones así como movilizado a personal sanitario sobre el terreno, ambulancias y centros hospitalarios.

Tras los fuegos cruzados, el secretario general de la ONU, António Guterres, demandó ayer máxima moderación para evitar una escalada en Gaza. “Una mayor escalada probablemente empeorará una situación ya de por sí mala, especialmente para los civiles de cerca y dentro de Gaza”, dijo a los periodistas su portavoz, Stéphane Dujarric. El jefe de Naciones Unidas, a través su vocero, dijo estar gravemente preocupado por estos últimos acontecimientos y señaló que la organización a la que representa está trabajando con Egipto y otros actores para intentar rebajar la tensión.

Guterres, asimismo, condenó el ataque proveniente del enclave palestino. Para el máximo representante de la ONU, el lanzamiento desde Gaza del cohete que destrozó la vivienda en Israel se trata de una una violación seria e inaceptable. Dujarric agregó que la organización está al corriente de las informaciones sobre la respuesta israelí y que estaba siguiendo de cerca la situación.