Las cuestiones de género y el lenguaje inclusivo brillan por su ausencia en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que será inaugurado hoy por el rey de España, Felipe VI, el presidente Mauricio Macri y el premio Nobel de Literatura, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, entre otros, en el Teatro del Libertador General San Martín de la ciudad de Córdoba. Las luchas políticas de las mujeres y los colectivos LGTB no están en la programación. La lengua jamás es neutral; los hablantes lo saben y ponen en juego sus subjetividades. Las instituciones organizadoras, la Real Academia Española (RAE) y el Instituto Cervantes, suelen ser refractarias a los cambios y practican la política sistemática de preservar una normativa que deviene una especie de “lengua muerta” o “lengua extinta”. El lema de esta edición, en la que participarán 250 lingüistas, escritores, traductores, periodistas y académicos de 32 países, es de una extensión que incentiva la perplejidad: “América y el futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento”. Los mismos académicos que objetan el desdoblamiento del sustantivo en femenino y masculino, porque va contra el principio de economía del lenguaje, proponen un lema que infringe esa economía que predican cuando tienen que rechazar la inclusión.

Hay una exclusión que resulta más oprobiosa para los hablantes y lectores. Desde la asunción de Macri, la industria del libro se desplomó un 40 por ciento; cada vez se venden menos libros y una cantidad significativa de las librerías de la Argentina están al borde de la quiebra. La ironía de Jorge Luis Borges despliega un pensamiento “disidente” en la llaga de la lengua. “La riqueza del español es el otro nombre eufemístico de su muerte. Abre el patán y el que no es patán nuestro diccionario y se queda maravillado frente al sinfín de voces que están en él y que no están en ninguna boca (...) El conjunto es un espectáculo necrológico deliberado y constituye nuestro envidiado tesoro de voces pintorescas, felices y expresivas, según en la Gramática de la Academia se puede leer. Pintorescas, felices y expresivas. Esa trinidad de seudo palabras –dichas sin mayor precisión y sólo justificables por el común ambiente vanaglorioso– es del más puro estilo indecidor de esos académicos”, plantea el escritor en “El idioma de los argentinos”.

En el CILE –que se extenderá hasta el sábado– participarán Sergio Ramírez (Nicaragua), Juan Villoro (México), Nélida Piñon (Brasil), Jorge Edwards (Chile), Paco Ignacio Taibo II (México), Eduardo Halfon (Guatemala), Benjamin Prado (España), Jorge Volpi (México), Elvira Sastre (España), Álvaro Pombo (España), José María Merino (España), Pablo Montoya (Colombia), Juan Cruz (España), Soledad Puértolas (España); las escritoras argentinas Luisa Valenzuela, Perla Suez, Cristina Bajo, María Teresa Andruetto (a cargo del cierre del Congreso), Ivonne Bordelois, Ana María Shua, Claudia Piñeiro, Elsa Osorio; los escritores argentinos Mempo Giardinelli, Martín Caparrós, Elvio Gandolfo, Alejandro Dolina, Pablo de Santis, Guillermo Saavedra, Martín Prieto, Carlos Schilling y Jorge Fondebrider, entre otros. La programación se organiza alrededor de cinco ejes temáticos: El español, lengua universal; Lengua e interculturalidad; Retos del español en la educación del siglo XXI; El español y la sociedad digital, y La competitividad del español como lengua para la innovación y el emprendimiento. Habrá un homenaje a Víctor García de la Concha, ex director del RAE (1998-2010) y del Instituto Cervantes (2012-2017), y otro dedicado al compositor español Manuel de Falla, quien murió en Alta Gracia en 1946.

Marcos Mundstock, uno de los integrantes de Les Luthiers, apelará al humor para expandir un puñado de objeciones y correcciones desopilantes sugeridas a la Real Academia. Quizá Mundstock logre reproducir un efecto similar al que generó Roberto Fontanarrosa cuando habló de las malas palabras en el Congreso de la Lengua de Rosario, en 2004. Durante el CILE se presentará la edición conmemorativa de Rayuela, de Julio Cortázar, que incluye, por primera vez desde 1983, la reproducción facsimilar del “Cuaderno de bitácora” con las notas que tomó Cortázar para la escritura de la novela. La edición incorpora textos complementarios de Gabriel García Márquez, Adolfo Bioy Casares, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Julio Ortega y Graciela Montaldo, entre otros.