La Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto comienza su temporada de conciertos con un programa atractivo, que bajo la dirección de Sebastiano De Filippi conjugará clásicos de la música argentina de tradición popular y nuevas obras. Hoy a la 20, en la sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner, la Filiberto ofrecerá el estreno de la versión sinfónica de Tango Credo para soprano, coro y orquesta, de Martín Palmeri, con la participación del Coro Nacional de Jóvenes, y el estreno absoluto de Concierto porteño para guitarra y orquesta, de Javier Bravo. Las entradas gratuitas pueden retirarse en el mismo CCK, en Sarmiento 151, o reservar a través de la página web. 

“La idea es proponer una gran apertura de temporada que conjugue la tarea de la Filiberto y la del Coro Nacional de Jóvenes, dos de los organismos estables nacionales, en torno a un repertorio de música argentina”, explica De Filippi al comenzar la charla con PáginaI12. El director invitado destaca además la posibilidad de contar con solistas de importante trayectoria y probada solvencia. Bravo será el solista en su propia obra y la soprano Carla Filipcic Holm (que en julio será la protagonista de Ariadna en Naxos,de Richard Strauss, en el Teatro Colón), hará lo propio en la obra de Palmeri. “Contar con semejantes solistas nos permite abordar con seguridad un programa estilísticamente muy articulado, que además de los estrenos propondrá arreglos sinfónicos de Popi Spatocco sobre ‘Zamba del grillo’, de Atahualpa Yupanqui, y ‘Solo Luz’, de Raúl Carnota”, agrega De Filippi.

“Este es un programa concebido para que sea una celebración de la música argentina, articulado en tres bloques bien definidos. Uno con arreglos de clásicos, otro con un concierto solista y el tercero con la participación de una solista y el coro”, explica el director. Compositores, arreglador, coro y solistas consolidan entonces un programa que exalta la identidad de una orquesta de características bien precisas como la Filiberto. “Pero que además intenta ser un muestrario más amplio de sus posibilidades. Hasta no hace mucho, la Filiberto fue una orquesta de música popular argentina, fuertemente centrada en arreglos de obras del tango y del folklore. En los últimos tiempos, esta orquesta ha consolidado un perfil que agrega a eso obras que, como en este programa, van más allá de esa idea y suman riqueza al repertorio”, sostiene De Filippi.

Como muestra de esa riqueza, el director destaca que tanto la obra de Bravo como la de Palmeri resuelven sus esquemas expresivos a partir de la música ciudadana y, sin embargo, resultan muy distintas. “Son compositores de la misma generación, pero toman caminos diferentes para ir del tango a lo sinfónico”, define. “El Concierto porteño tiene elementos de la música ciudadana, como se puede suponer ya desde el título, pero atravesados por una escritura sinfónica moderna, de enorme complejidad rítmica y armónica. La sonoridad que busca Bravo remite a Stravinsky, va por ese lado. No es de difícil audición; al contrario, es una obra muy agradable para quien la escucha, pero de muy difícil ejecución para el solista y la orquesta”, detalla.

A los procesos de traslación de elementos del tango al ámbito sinfónico, Tango Credo, por su parte, más allá de mantener el texto en latín, incorpora elementos de la tradición de la música sacra. “Palmeri tiene una gran práctica en remitir el tango a las estructuras de los maestros de la polifonía sacra del pasado. Su exitosa Misa tango, obra que hoy en día se hace en todo el mundo, es la primera gran muestra de esta idea. En este Tango credo, el compositor mantiene ese estilo que podríamos definir neopiazzolano, pero resulta interesante el modo en que presenta algunas soluciones nuevas, en particular a partir de ciertos procedimientos orquestales”, sostiene De Filippi. “La gran habilidad de Palmeri tiene que ver con mantener el sentido melódico del elemento popular, que hace que su música suene tan entrañable, pensando en un contexto más complejo. En la pieza de Bravo, los elementos porteños se filtran de otra manera, tal vez más sutil, en un entramado más complejo que se termina de definir por sus elementos contemporáneos”.

Director titular de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación e investigador (es entre otras cosas co-autor del libro Alta en el cielo. Vida y obra de Héctor Panizza), De Filippi presta particular atención a los compositores argentinos de la tradición académica en su quehacer musical. Ante la pregunta de cómo se insertan las obras en el contexto de la tradición orquestal de la música argentina, De Filippi se detiene a pensar y enseguida concluye: “No es fácil pensar en términos de tradición en el ámbito de lo que podemos llamar música académica argentina. Desde hace algo más que un siglo hacia acá, podemos observar una gran cantidad de estilos y formas de encarar la escritura, que derivaron en resultados muy diversos. El factor de unión podría ser que muchos, en distintos momentos, han intentado tomar rasgos de la música popular para trasladarlos a las formas europeas. Este programa que ofreceremos da prueba de ello”.