Fue hace una semana, en un bar, que Juan José Sebreli me habló del documental sobre “Leaving Neverland”: “El otro día vi un auténtico documental sobre Michael Jackson. Hablaron los dos chicos, muy bueno. Se discute si está guionado porque los chicos que ahora tendrán 30 o 35 años, muy cultos, hablan demasiado bien; no hay un balbuceo, nada; pero de cualquier manera está muy bien”, me dijo tomando un café. Para Sebreli esos chicos estaban enamorados, enamoradísimos y esta historia les cambió la vida; de eso no hay dudas, pero Wade y James, terminaron bien, no quedaron acomplejados. Que uno había sido coreógrafo, educado por Michael Jackson, que le abrió las puertas, y el otro cineasta. Que no había trauma. Que las madres fueron cómplices, pero autoengañadas. Sebreli antes de dar por terminado el asunto, reflexiona: “desde el punto de vista biológico, a los 14 años lxs niñxs ya tienen sexo, se masturban.” Le respondo que sus dichos no resultan novedosos, que Freud lo había descubierto hace más de 100 años. “Bueno, yo diría a los 14 años. El tema de considerar un abuso antes de los 14, después no”. Este tipo de discusiones propicia este documental.

LA CONQUISTA

En el inicio de los 90s era frecuente ver a Michael en televisión, incluso en el noticiero; cualquier cosa que hacía era noticia. Aparecía inaugurando una gira, visitando al presidente de cada país. En las conferencias de prensa no estaba solo, siempre acompañado de un niño, tomados de la mano. Según este documental, al menos dos de esos niños vivían la experiencia como un amor raro y profundo. El niño era su novio (con el que Michael se había casado en secreto). Cuando Michael subía al avión tampoco lo hacía solo, sino de la mano de James, y cuando se asomaba al balcón de un hotel lo hacía con su novio Wade. En casi todas las fotos aparece lo obvio frente a nuestras narices, ¿y de tan obvio no lo podíamos ver? Un hombre de 33 con su niño/pareja/novio/marido de 7 años, yendo a todas partes y mostrándole al mundo ¿su amor? 

A Wade Michael lo conoció en Austria, en un concurso donde el nene se había presentado; no le daba la edad pero igual lo dejaron hacer su performance. Desde ese día, la obsesión de Michael por el niño fue tan intensa y sigilosa, como el de un gato cuando ve a un ser vivo al que quiere apresar. Así, afiló las uñas. Puso su cuerpo erguido. Hizo silencio. Y cuando llegó el momento justo (después de un tiempo de desarrollar la amistad con toda la familia), en París, tuvieron el primer contacto corporal. Fue Michael el que lo llevó a ese terreno al preguntarle al niño si sabía lo que era la masturbación. “Es algo que te va a dar mucho placer”, le dijo. La relación incluyó darle un lugar en el escenario, un viaje a Hawai en primera clase, cuando Michael no daba reportajes en el avión el niño tuvo la oportunidad de hacerlo, le leía poemas de amor, jugaban, un tiempo más tarde, cuando su mamá se estaba separando le compró una casa, etc. A Wade le decía que era la primera vez que estaba así con alguien. “Tenía acceso a todo lo que quería”, dice Wady, uno de los dos protagonistas del documental, ya con más de 30 años, casado y con hijxs, que lo muestra relatando todo con detalles, escalofriantes pero secos, como si estuviera con su psicoanalista en sesión. Después, sigue el testimonio de la mamá de Wade, co-protagonista, para intentar saciar la pregunta “¿Dónde estaba la mamá cuando pasaba todo esto?” La mamá también parece sincera y contarlo todo.

La historia continúa con el relato James Safechuck, el otro niño/pareja de Michael, de 10 años, es el co-protagonista del comercial de Pepsi. Mirando a cámara dice: “Me abrazaba. Ponía su mano en mis rodillas, y de todos los niños en el mundo, Michael me eligió a mí”. Algo ya empieza a hacer ruido. Los relatos, cargados de un amor que no se termina en el tiempo presente, confunden. “Me gustaba la sensación de hacerlo feliz y satisfacerlo”. Luego dirá que Peter Pan los miraba, desde un poster gigante colgado del cuarto, mientras su amor se masturbaba y lo hacía colocarse en cuatro patas, desnudo. 

“Éramos como una pareja casada, hasta hicimos una ceremonia secreta de bodas”, dice mostrando la alianzas en un cofre sagrado que lo llena de emoción. James, ya adulto, cuenta que: “Además del placer que tenía al estar con Michael también sentía que íbamos a cambiar el mundo”. El espectador se llena de dudas y preguntas. Algunas son sobre el amor: ¿Hasta dónde puede llegar? ¿Fue amor? ¿Cuál es el límite entre el amor, el deseo y el sexo? 

THRILLER 

“Nunca le conté a nadie nuestra actividad sexual. Me sentía especial. Era un niño del otro lado del mundo y Michael me había escogido. No hay duda de que estaba locamente enamorado de Michael, y él me decía que me amaba”, así comienza la segunda parte de este documental, donde un otro en discordia, Jordy “el chico nuevo” viene a romper este hechizo, que también James vivía de forma similar, como si ambos, Wady y James, viviesen una vida paralela junto a Michael. Después vinieron las acusaciones de abuso sexual hacia el astro, pero no por parte de sus niños amantes, sino por uno de 13 años con el que tuvo una relación de 4 meses.

El documental cuenta con la maestría del director Dan Reed, que no solo se destaca por las ediciones sino también por el material de archivo que funciona como pruebas de lo que vienen diciendo los protagonistas. De esta forma arqueológica se pueden escuchar los mensajes que Michael le dejaba en el contestador a Wade, a Wade con 11 años declarando para la televisión americana, diciendo: “Nos acostábamos para ver videos, comer comida chatarra y jugar a los videos”. Para la Fox News declaró: “Michael es muy buena persona y muy bondadoso. No le haría daño a nadie, porque no tiene ni una pizca de malicia”. Fue así como Wady y James ayudaron a Michael para que no fuera a la cárcel. ¿Estuvieron inducidos por su ídolo/amante o se trató de una prueba de amor incondicional de los niños?

Seguido a las acusaciones, Michael se casa con Lisa Presley, pero a Wade le confiesa su secreto: “Tenía que tener una relación pública con una mujer, pero eso no significaría nada”. 

Las relaciones de Michael con Wade y James se van apagando cuando los niños crecen. Wade a los 14 pega un estirón que lo pasa en altura a Michael. Se lo lleva a la gira “History” y a la misma actividad sexual que tenían todas las noches Michael intenta agregarle algo más, pero la cosa no funciona. Unos años más tarde, a los 19, Wade se transforma en un reconocido coreógrafo que trabaja con la banda NSYNC y dirige la gira de Britney Spears. 

Cuando el documental amaga con repetirse, al escuchar decir a los niños (ahora adultos) cosas como “Todavía lo amo profundamente”, aparece Laura Primark, la esposa de James, y después Amanda Robson, la de Wade, para contar lo mal que estaban sus maridos. “Los secretos te carcomen. Te quitan la vida. Te deterioran por dentro”, dice James, mientras su mujer cuenta que lo vio metido en drogas, con conductas antisociales “pasábamos todo el fin de semana en la cama mirando películas”. Fue la paternidad lo que les produjo el quiebre y el giro a sus vidas. El silencio los estaba matando, así como la culpa, que no es hacia el otro (al que todavía aman) sino autopercibida como parte de un macabro plan que estuvo en manos de un gran líder: Michael Jackson. La pregunta es ¿por qué?

EL DESENGAÑO

Cuando la mamá de Wade, el chico/australiano/doble de Michael en miniatura, no permitió que su hijo pasara un año en LA con Michael, y a su marido le diagnostican un trastorno bipolar, alejándose de su familia: todo empezó a decaer hasta que se produjo la caída al agujero sin fin, que marcó un antes y un después en su vida. Fue cuando Wade descubrió que durante el tiempo que él no había estado con Michael, su único amigo íntimo había encontrado alguien que lo reemplazara; él ya no era el único ni el preferido de Michael. Punto clave en la historia que le pone un nombre nuevo a lo que habían vivido como en sueños hasta ese momento. El llanto del chico de 7 años se volvió un dolor constante y una pesadilla de la que no podía despertar. Wade no acepta ser el segundo, dormir en el sofá mientras Michael está en la cama con otro chico. 

Es a partir del abandono que el amor y la promesa de estar juntos para siempre se transforma en mentira y la historia de amor se resignifica transformándose en una historia de abuso y manipulación, ¿acaso, no es lo mismo? Ellos pueden nombrarlo como abuso después de muchos años; y en este punto es muestra del entramado de esta maquinaria que funciona en todos o en caso todos los casos de manera similar. 

¿Pero, qué hubiera pasado si esa segunda parte de la historia no hubiese sido contada, o no hubiera sucedido? Los griegos, a partir de la seducción de su saber y madurez adoptaban a menores para educarlos, satisfacerlos e iniciarlos en la vida sexual. Otra cultura. Otro contexto. Otra época. 

Mostrando con detalle y claridad la diferencia entre la violación y un abuso, el documental, pone de manifiesto con maestría, y sin aleccionar o moralizar, el aparato de manipulación psicológica: la culpa, los miedos, y sobre todo la protección afectiva y económica como ejes que se despliegan en los abusos; teniendo en cuenta que la base son: el amor y el deseo, y absolutamente genuinos por parte del abusador como recibidos por parte de los abusados. Sí, lo sé; estamos en problemas.