Tras seis horas de búsqueda, el equipo de buzos de la Prefectura Naval y Bomberos de la ciudad de Buenos Aires encontró el cuerpo del nene de ocho años que se había caído al Riachuelo tras un accidente de tránsito. El nene fue hallado en el interior del vehículo, a 30 metros del lugar donde indicaron que había caído el auto en el que viajaba con su padre tras llevarse puesto la barrera pasando el Puente Bosch, en Avellaneda. "Podemos confirmar que es el nene", afirmó el subcomandante de los Bomberos. 

La identidad del cuerpo fue verificada por el SAME, aunque ningún familiar se presentó en el lugar para hacer el reconocimiento. El padre del nene, un hombre de 40 años, está internado en el hospital Penna de Buenos Aires, según informó el director del SAME, Alberto Crescenti. De acuerdo con el jefe de bomberos, al momento de realizar los primeros auxilios, la ambulancia detectó un diagnóstico "de intoxicación etílica". 

En la zona de la búsqueda, cercano al lugar en el cayó el vehículo a las 03 de la madrugada, hay unos cuatro metros de profundidad, además de muy poca visibilidad que dificultan los rastrillajes. "Es muy oscuro el interior del agua por la contaminación, entonces no se pudo determinar el lugar específico en el que estaba", aclaró el subcomandante de Bomberos y agregó que "el vehículo estaba muy profundo". La versión del padre indicaba que el nene estaba sentado en el asiento trasero con el cinturón de seguridad pero los bomberos descartaron que lo tuviera puesto al momento del hallazgo. 

El accidente ocurrió poco antes de las 03 de este domingo sobre la calle Pellegrini, Avellaneda, a unos 150 metros de la llegada al puente Bosch. Desde entonces, se desplegó un operativo con 50 efectivos de la Policía de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, un barco de Prefectura Naval y tres dotaciones de bomberos para rescatar al niño. 

El padre del nene conducía un Chevrolet Aveo negro, cuando en una zona de curva y contracurva perdió el control, rompió una baranda protectora y cayó al agua. El hombre salió desesperado del agua pidiendo ayuda a los gritos ante la ausencia de su hijo. Lo atendieron policías de la Ciudad de Buenos Aires que controlaban la zona y fue entonces cuando comentó que su hijo de ocho años viajaba con él en un asiento trasero del auto. Desde entonces se realizaron los rastrillajes, de los que participaron 50 efectivos de la Policía de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, un barco de Prefectura Naval y tres dotaciones de bomberos para rescatar al niño.