La reacción del mercado a los anuncios del equipo económico no fue la esperada por el gobierno. Las acciones argentinas en la bolsa de Nueva York se desplomaron este jueves hasta un 8 por ciento y el riesgo país volvió a dar un salto: finalizó en 854 unidades y ya se ubicó en el récord de los últimos cinco años. La respuesta de los inversores a las medidas del Gobierno no fue irracional. El Ministerio de Hacienda y el Banco Central lanzaron un paquete de medidas con fines electorales y que contradice el discurso que los funcionarios venían repitiendo desde mediados del año pasado. 

 El equipo económico planteó un desafío a la sociedad en el segundo semestre de 2018: garantizar el superávit fiscal y evitar la apreciación del tipo de cambio. Pero esta semana se congelaron precios, se ofrecieron créditos subsidiados para consumo y se le puso un techo a la cotización del dólar. El Gobierno aplicó una estrategia de política económica que suelen utilizar los dirigentes populares para impulsar el mercado interno. La mayoría de los funcionarios actuales aseguraba hasta esta semana que este tipo de medidas son atajos que profundizan los problemas. 

 Los economistas que ahora manejan los ministerios y el Banco Central le pusieron en 2015 un nombre poco optimista a las herramientas fiscales y cambiarias anunciadas en ese momento para intentar contener las presiones financieras con el dólar y recuperar el movimiento de la economía. Lo llamaban el Plan Bomba. En los medios de comunicación y en los informes que circulaban en el mercado mencionaban que ofertar créditos de la Anses a tasas bajas (inferiores respecto de las tasas del mercado), planchar el precio de los servicios públicos, acordar precios de alimentos con los supermercados, incrementar las líneas de financiamiento del Procrear e intervenir en el mercado cambiario para mantener la cotización del dólar tenía fines electorales y exacerbaba el desorden macroeconómico.

 Los mismos economistas que en ese momento eran críticos lanzaron esta semana una propuesta casi idéntica para moderar el derrumbe de la economía en los próximos meses. Si el mercado antes pensaba que era una respuesta ineficiente, ¿por qué ahora va a funcionar? La respuesta del mercado financiero a los anuncios lo dejo más que claro: consideran que el plan que se puso en marcha es un manotazo de ahogado.

 Las acciones de empresas argentinas en Nueva York fueron las más afectadas. Hubo bancos con pérdidas de casi 10 por ciento. Las pizarras de las agencias de bolsa registraron retrocesos en casi todas las firmas. La lista de bajas la encabezó el Grupo Financiero Galicia con una merma del 8 por ciento. Siguieron el Banco Supervielle (-7,7 por ciento), el Macro (-7,6 por ciento) y el Francés (-7,5). Otras caídas importantes fueron las del 4,4 por ciento de Loma Negra, 3,5 por ciento de Edenor, 3,1 de Central Puerto y del 3,0 de YPF.

 El riesgo país también siguió escalando y ya alcanzó el nivel más alto de los últimos 5 años. Se ubicó este jueves en 854 unidades, con un avance de 19 puntos en la jornada y de 71 puntos en lo que va del mes. Los bonos en dólares del sector público marcaron ayer nuevas caídas. Se destacó el retroceso del 1,4 por ciento del Argentina 2037, del 1,0 por ciento del Bonar 2024 y del 0,8 del Bonar 2020. Los fondos de inversión en el extranjero empezaron este mes a desprenderse nuevamente de los títulos públicos y las medidas anunciadas esta semana aceleraron la desconfianza.    

 El feriado en la city porteña limitó las operaciones con el tipo de cambio. No obstante, hubo algunos movimientos y mostraron nueva presión con la divisa. El tipo de cambio mayorista finalizó en 41,79 pesos, con un avance de 17 centavos (0,4 por ciento). En el mercado existen dos lecturas opuestas sobre cómo evolucionará el tipo de cambio durante los próximos meses. Los inversores optimistas consideran que tasas de interés arriba del 65 por ciento y el nuevo techo de cotización del dólar en torno de 51 pesos es un combo ideal para apostar a la bicicleta financiera. 

 Los inversores cautelosos leen la situación con otra perspectiva. Dicen que el Central incumplió en el último año cada uno de los anuncios realizados y que esta vez no será la excepción. No creen que la promesa de mantener la divisa debajo de 51 pesos sea real y consideran que en tiempos de incertidumbre la mejor opción es la dolarización. Buena parte del escepticismo se debe a los riesgos de mediano plazo. El congelamiento de las tarifas y de algunos productos, cuando los precios están subiendo 54 por ciento, se observa como una solución de muy corto plazo y que acumulará nuevas presiones para quién se encargue de la economía a partir de diciembre.