“Somos las representantes de una transformación que tornará impensable la violencia contra la mujer”, aseguró este viernes la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien fue nombrada miembro honorífico de la Intersindical de Investigación con Perspectiva de Género. La intersindical es un espacio convocado por el Centro de Innovación de los trabajadores (Citra) y la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y está formado por mujeres gremialistas que buscan mejorar sus herramientas para disputar el terreno político.
Las sindicalistas nucleadas en la Corriente Federal, la CGT y las dos CTA se congregaron este viernes en la UMET para reconocer a Dilma por su participación en la lucha por las mujeres. Previo al discurso de la ex presidenta, le entregaron una carta de agradecimiento y la nombraron miembro honorífica. “Las mujeres que formamos este espacio no renegamos de la agenda tradicional de género, somos sensibles frente a las múltiples injusticias que sufrimos a causa de nuestra condición como mujeres y disidencias sexuales. Sin embargo, como luchadoras del campo sindical y del mundo del trabajo, entendemos que hoy no es suficiente con eso”, leyó Patricia Blanco, de la CTA Capital y de UTE, en representación de sus compañeras. Y agregó: “Creemos que las mujeres tenemos que estar en los espacios de decisión política, allí donde se discuten los aspectos estratégicos, se toman las decisiones que marcan el rumbo de un país, de un partido, de un sindicato, los espacios en los que se da la pelea frontal contra el poder real”.
La ex mandataria, luego de pedir a cada una de las 40 trabajadoras que mencione su pertenencia sindical, se mostró emocionada por el nombramiento y aprovechó para dar cátedra sobre la importancia de la lucha feminista en Latinoamérica. “La lucha de las mujeres es la lucha de este siglo. Tornamos la cuestión de género en una cuestión fundamental”, aseguró. Y aclaró: “El género no es el sexo femenino o masculino con el que nacemos. El género es una piel y es sobre esa piel que tenemos que discutir”.
“Sabemos que sin los derechos de las mujeres no hay derechos humanos. Pero hay una tendencia que asocia la lucha de las mujeres con la destrucción de la familia”, advirtió Rousseff, quien aseguró que se trata de una “una visión neo fascista que impera en una parte de la sociedad brasileña” que “influyó en las elecciones”.
En un breve repaso por su gestión y la de Lula, la ex presidenta mencionó la importancia que se le dio a la mujer en su país. “Lo primero que reconocimos fue que las políticas sociales tenían que tener a las mujeres como centro”, recordó Rousseff. “Lo segundo fue luchar contra la violencia hacia la mujer”, agregó al recordar la Ley María da Penha de 2006 y la ley de “femicidios” de 2015. También mencionó la Ley de Empleadas Domésticas: “Tenemos que saber que cuanto más pobres son las mujeres, más difícil es su condición. Hay que entender eso para evitar que las más pobres sigan siendo objeto de manipulaciones”.
Sin embargo, admitió que en su país “la presencia femenina en los espacios públicos y políticos” sigue siendo muy baja. “Y yo se que las mujeres somos muy importantes en la política. Yo se que nosotras sabemos conversar. ¿Y qué es la política sino conversar?”, bromeó la ex mandataria.
“El patriarcado no se tira de una. Es un trabajo. Tenemos que tomar conciencia que somos las representantes de una transformación que transformará impensable la violencia contra la mujer”, alentó a las trabajadoras.
Y utilizó la oportunidad, finalmente, para pedir justicia por Marielle Franco y exigir la libertad de Lula Da Silva: “Ellos representan la lucha democrática, la lucha popular, la lucha antineoliberal”, subrayó. “Marielle era una representante de la lucha en Brasil contra la violencia hacia las mujeres, del derecho a vivir la sexualidad como uno quiera, de la lucha contra la violencia en las periferias” y Lula, por más “pecadillos” que tenga, es un “hombre democrático que también representa esta lucha”.
Para finalizar, exhortó a las presentes a unirse contra el neoliberalismo. “Yo pensé qué que no vería nunca más al FMI crecer en este continente”, lamentó Rousseff sobre las políticas de ajuste que “cortan y cortan hasta que los pobres sangren mucho”. Y concluyó: “Hay pocos gobiernos para el pueblo en Latinoamérica. Hay que procurar otros”.
Informe: Azul Tejada.