Prácticamente en todos los frentes, Mauricio Macri dejará al término de su primer mandato un país en peores condiciones en relación a cuando asumió: desde el deterioro de las condiciones de vida, aumento de la pobreza, la indigencia y el desempleo y fuerte caída del poder adquisitivo, hasta las luces en rojo que abundan en el tablero de la deuda externa y de la sustentabilidad macroeconómica. El Gobierno plantea como una mejora el “reordenamiento de precios relativos” en relación a la salida del atraso cambiario (ya que el dólar oficial pasó de 10 a 45 pesos) y el fuerte encarecimiento de los servicios públicos que permitieron reducir el peso de los subsidios. Por el otro lado, los intereses de la deuda ocupan un papel cada vez más importante en el frente fiscal y aumentó el grado de dolarización de la economía mientras se destruyeron capacidades regulatorias del Estado. PáginaI12 consultó a varios especialistas, que explican la “pesada herencia” que deja Macri.

“En el 2020 el tema central será la deuda externa del sector público. Cuando el gobierno acuda nuevamente a los mercados internacionales para refinanciar las deudas que vencen, es muy probable que enfrente disyuntivas delicadas. Pero si no hay un cambio de expectativas sobre el sendero que está transitando Argentina, la carga de deuda se tornará difícil de sostener. Hacer un roll-over de los vencimientos de deuda en moneda extranjera a un costo de refinanciamiento más alto en una economía que no despega sería un golpe fatal para la economía argentina, porque la forzaría a asignar en lo sucesivo una porción mayor de las ya estancadas divisas que el país genera para pagar deuda. Llegada esa situación, el gobierno estaría forzado a elegir entre dos caminos: uno de costos de servicio de deuda crecientes, con más austeridad y más recesión; u otro que conlleve una costosa reestructuración de deuda que no será nada sencilla, máxime teniendo en cuenta los marcos bajo los cuales el actual gobierno decidió endeudarse”, explicó a este diario Martín Guzmán, economista de la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

Para Mariano De Miguel, director del Instituto Estadístico de los Trabajadores que depende de la UMET, “hay un mayor nivel de endeudamiento en dólares de corto plazo y encima los mercados de deuda volvieron a cerrarse, tal como estaban en 2015, con la diferencia de que esto no se resuelve con dos o tres medidas market-friendly como en aquel momento”.  Agrega que “Macri terminará el mandato con niveles de pobreza, indigencia y de desempleo peores de los recibidos. También hay un mercado de trabajo resquebrajado, frágil y con mayores niveles de informalidad. La pauperización social tiene relación con una dinámica inflacionaria en alza. Macri asumió con una inflación en descenso, yendo hacia el 20 por ciento anual, viniendo de 2014 muy elevado, y la sometió a un shock hasta acercarla al abismo”.

Paula Español, directora de Radar Consultora, indicó que “la peor herencia es la magnitud de los vencimientos de deuda, del orden de los 150 mil millones de dólares y el perfil de país sumamente endeudado, que dificulta el acceso a los mercados. Claramente otro tema muy delicado es la precarización del mercado laboral y el desempleo de dos dígitos y su correlato en materia de caída de ingresos y de retroceso de la situación social”.

El economista de EcoGo Martin Vauthier consideró que “el gobierno agarró en 2015 una economía con distorsiones como los controles de cambios, atraso cambiario, tarifario y déficit fiscal. Desde ese punto de vista hay mayor equilibrio, pero se gastó la bala de plata del endeudamiento externo. Hay una economía más endeudada y con más inflación y no hay espacio para devaluar ni subir impuestos”. Leandro Mora Alfonsín, director ejecutivo de la Federación Argentina Industria de la Madera (Faima), enfatizó que “el próximo gobierno va a enfrentar condiciones muy desafiantes. En 2022 y 2023 hay vencimiento de deuda de 35 mil y 39 mil millones de dólares, y no es fácil conseguir refinanciaciones. Pero además, no habrá capacidad neta de endeudamiento, luego de los 188 mil millones de deuda tomados por la actual administración”.

Bernardino Avila
Desempleo, pobreza y poder adquisitivo deprimido, urgencias que habrá que atender pese al exigente calendario de pagos.

Sergio Chouza y Santiago Fraschina, de la Universidad de Avellaneda, consideran que “en el corto plazo, hay una situación aguda en el frente social, tres de cada cuatro perceptores de la AUH y uno de cada dos jubilados están endeudados y hay un cuello de botella en la capacidad adquisitiva. Será necesario aplicar algún shock de transferencia de ingresos en favor de esos sectores. También hay urgencia en la cuestión salarial, porque desde fines 2015 se acumula una caída en promedio del 15 por ciento del salario. Eso se tiene que ir recuperando. Y sin dudas la gran herencia es la deuda externa”.

Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la UIA, resaltó que “hay una falta estructural de proyecto industrial sostenible en el largo plazo que excede a la esfera de este último gobierno, más allá del deterioro de los indicadores productivos. La estructura productiva debería responder a generación de puestos de trabajo de calidad, generación de divisas, desarrollar innovación y ciencia y tecnología y el desarrollo regional”. En tanto, Diego Hurtado, doctor en Física, profesor de la Universidad de San Martín e investigador del Conicet, dijo que “el gobierno deja un escenario de claro retroceso en la ciencia y tecnología a partir del desfinanciamiento y la no ejecución presupuestaria y la destrucción de sectores estratégicos, como es el caso del desarrollo de vagones de fabricaciones militares, despidos en el INTI, la desarticulación del plan nuclear y de la producción publica de medicamentos”.