Escucha, inútil iletrado cabeza quemada por el ácido:

Nunca más vuelvas a enviarnos bazofia repugnante como esta. ¿Nadie te dijo que puede provocarle daño cerebral a quien la lea? ¡Si tuviera tiempo, iría hasta allí y te clavaría una puta estaca en la frente! ¿Por qué no te consigues un trabajo en lugar de escribir? De sereno en un cementerio o de repartidor de volantes gratuitos o lo que sea. Los chupapijas como tú son todos iguales. ¿Así que quieres ser uno más de esos descerebrados adictos de la Rolling Stone? Debería matarlos para que dejen de una vez de mandarme textos patéticos como el tuyo. Y ya que estamos, debería matarte a ti también. Métete tu artículo en el fondo del culo y no me molestes más en tu puta vida.

Cordialmente,

Yail Bloor

(Recepción de manuscritos)

Modelo de carta de rechazo redactada por Hunter Thompson para la Rolling Stone, circa 1972.

Es violento. Violento en serio. Lo he visto aullarle a una persona hasta hacerla llorar, y eso es violencia, si me preguntan a mí. Creo que él entiende el mundo así. Cada redactor que trabajó con él en Rolling Stone quedó deshecho, incluyéndome. Quiero decir, llegaba un punto en que el cansancio... El modo en que trabajabas con él, cuando te tocaba editar alguna de sus notas, era así: él enviaba un párrafo cada hora por MojoWire [una versión previa del fax, bautizada así por HST porque tardaba siete minutos en imprimir cada página]. Tu trabajo consistía en lograr que él siguiera enviando párrafos. Como Hunter estaba tomando químicos todo el tiempo, podía mantenerse despierto tres días seguidos. Lo que significaba que tú también tenías que mantenerte despierto, para asegurarte de que siguiera enviando material por MojoWire. Lo complicado era lograr que el párrafo que recibías tuviera algo que ver con el párrafo que había enviado antes. Y si no era así, cuando Hunter se tumbaba a dormir después de tres días, tú tenías que mantenerte despierto tres días más tratando de que esos párrafos tuvieran algún sentido, lo que implicaba un poco de reescritura y ese tipo de cosas de las que no se habla. Y cuando se acercaba el fin de semana y tú no habías dormido ni una hora, Hunter se despertaba fresco como una lechuga, leía lo que habías hecho con sus párrafos y tenía un ataque. Y ahí era cuando te echabas a llorar, exhausto, murmurando: “¡Nadie tiene por qué soportar esto!”. La pena que sentías por ti mismo era inenarrable. 

David Felton, amigo de HST; ex redactor de Rolling Stone; actualmente consultor de MTV.

Todo en Rolling Stone era para coger. Todos cogían con todos. Hombres con mujeres, mujeres con hombres, hombres con hombres, mujeres con mujeres. Era como la facultad en los años sesenta. Cogías porque había que coger. _______ cogía con ________ y ________. Su esposa cogía con ________. Y ________ cogía con todos, todo el tiempo. Hmmmm, a ver, ¿qué más? Por supuesto, todos tomábamos drogas. Y ya sabes, ¿así quién iba a acordarse de lo sucedido la noche anterior? Era como un culebrón gigante e interminable que nadie entendía del todo. Por supuesto, nada de eso puede ir en el libro, al menos no de mi boca.

Integrante del staff de Rolling Stone. 

Una noche estbamos dando vueltas en auto con Hunter y Oscar Acosta, y Hunter venía de tener una discusión fuerte con Jann Wenner, el fundador y director de Rolling Stone. Por sus gastos, los famosos gastos de Hunter. De pronto descubrimos que estbamos cerca de la casa de Jann. Creo que conducía yo. Hunter dijo: “Detén el auto”. Tenía llave de la casa de Jann, y sabía que Jann no estaba en la ciudad. Así que abrió la puerta del auto y dijo: “Espera solo un instante, no apagues el motor”. Unos minutos después volvió cargando un sofisticadísimo amplificador estéreo de Jann y, cuando se sentó, con el artefacto sobre las piernas, dijo: “Supongo que esto empareja las cosas”. A Jann le encantaban esas locuras de Hunter. Le parecían lo máximo.

David Felton

Hunter escribió Miedo y asco en Las Vegas abajo, en el sótano de Owls Farm, que era un ambiente gigante con una enorme chimenea de piedra y una puertita de salida que daba afuera y permitía entrar la leña por ahí. Tenía paredes de madera y una hermosa alfombra roja y espesa. Era un cuarto muy elegante, una mezcla de santuario y caverna. Hunter encendía el fuego y hacíamos el amor frente a la chimenea. Su mesa de trabajo era una puerta apoyada sobre dos caballetes. Su combustible para escribir eran bourbon y dexedrina. Y la música de J. J. Cale, una especie de country-jazz hermoso, muy fluido, un poco como Dire Straits. Hunter ponía una y otra vez ese disco. Había una canción sobre una pobre muchacha que quedaba abandonada en la nieve, que a Hunter le encantaba. También hacíamos el amor en la nieve a veces. A las tres de la mañana, cuando estábamos en ácido, ¡no sentíamos el frío, era la gloria!

Sandra Dawn Thompson

Miedo y asco en Las Vegas empezó como un texto breve de 250 palabras que me pidieron los de Sports Illustrated sobre una carrera de motos en Las Vegas.

Hunter Thompson, introducción a La gran caza del tiburón, 1979.

Sí, escribió Miedo y asco en Las Vegas en aquella madriguera. Era un lugar muy sensual, a Hunter le gustaba mucho. Por eso hizo instalar el jacuzzi, y las luces rojas, y por eso las plumas de pavo real y J. J. Cale. Apenas se despertaba tomaba una ducha larguísima, hasta que se terminaba el agua caliente. Era un maniático de la limpieza. Fue de las primeras personas en usar hilo dental. Cada día, religiosamente. Nunca lo veías desprolijo o desaliñado. Siempre con ropa limpia, incluso las medias y los calzoncillos. Y sus zapatillas, sus famosas All Star, tenían que estar impecables. Debe de haber comprado cientos y cientos a lo largo de los años. Después de la ducha llegaba el turno del jugo. De pomelo, adora el pomelo. Después unas seis tazas de café. Y después... Estoy tratando de acordarme. Ah, sí, algo que le encantaba: vacías una lata de atún en un plato, lo mezclas con mayonesa, pickles, cebolla, apio y unas rodajas bien finas de tomate. Después fríes unas tiras de tocino y las pones encima de esta especie de ensalada de atún. Ese era uno de sus platos favoritos. Lo inventó él mismo. Otra de sus invenciones constaba de manteca de maní, mayonesa, ajo, pimienta, sal y lechuga, o huevos revueltos con salsa picante y ajíes. Acompañados de pan tostado. Adora el pan tostado. También le gustaba mezclar jamón y mermelada de naranja. El desayuno había que servírselo en el living junto al fuego o, en verano, afuera en el porche.

Sandra Dawn Thompson

_________ se estaba acostando con Hunter y quería acostarse con Mick Jagger. ________ se estaba acostando con Mick Jagger y quería acostarse con Hunter.

Integrante del staff de Rolling Stone.

El periodismo gonzo es un estilo basado en la idea de William Faulkner de que la buena ficción es más verdadera que cualquier forma de periodismo. De todas maneras, quiero decir que Miedo y asco en Las Vegas es un experimento fracasado de periodismo gonzo. Mi idea era comprar un cuaderno bien grueso, registrar todo tal como iba sucediendo y luego mandar aquel cuaderno para que lo publicaran sin edición de ningún tipo.

Hunter Thompson, en la introducción de Miedo y asco en Las Vegas.

Hunter era muy perspicaz y muy buen observador. El retrato que hizo de mí es asombrosamente exacto, y el de la situación política también. Veía la escena completa con absoluta claridad. Como si no pudiera evitarlo. Así que se respira cierta dosis de tristeza en el libro. Hunter era un patriota, pero pensaba en términos universales. No era un patriotero. Odiaba con pasión aquella guerra en Vietnam. Y odiaba la hipocresía del establishment. Básicamente, creo que ha querido siempre que este país estuviese a la altura de sus ideales. Que todos lo hiciéramos mejor. No hay duda de que lo que escribió sobre aquella campaña es el libro político más valioso que existe sobre ese período.

Senador George McGovern