La sucursal del supermercado Carrefour de Boedo abrió ayer por última vez, ya que los terrenos pasaron a ser propiedad de San Lorenzo para la construcción de su nuevo estadio. El cierre de la sede impactará en los 170 empleados que trabajan allí. Algunos aceptaron los retiros voluntarios con indemnización del orden del 175 por ciento, mientras que otros esperan ser reubicados. “Nos dijeron que nos van a reubicar, pero hasta ahora no sabemos más nada”, contó Juan, quien trabaja allí desde hace más de 15 años.