Según el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), que depende de la UMET, la inflación en abril se ubicó en el 4,6 por ciento, impulsada por la suba del gas y de los alquileres, indumentaria y calzado y transporte. En el primer cuatrimestre, la inflación es del 16,2 por ciento y la comparación anual arroja un alza del 56,6 por ciento. El salario real se encuentra un 17 por ciento por debajo de noviembre de 2015 en promedio y está en su nivel más bajo en once años. La situación es aún peor para los sectores de menores ingresos, que enfrentan una inflación superior al promedio de la economía. La persistente aceleración inflacionaria hunde cada vez más el poder adquisitivo de los salarios, que cae de manera ininterrumpida desde diciembre de 2017. La desregulación financiera y la fragilidad de provisión de dólares junto con la dolarización de combustibles, los tarifazos y mala praxis del Banco Central en el mercado cambiario son los factores que explican la inflación récord de la gestión Cambiemos.

  La historia del primer gobierno de Mauricio Macri y la inflación es la del pifie tras pifie, desde aquellas primeras frases del Presidente acerca de que "en mi gobierno la inflación no va a ser un tema" hasta el pronóstico del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, de que "la inflación se está desacelerando", en octubre del año pasado. En ese momento, a Dujovne le duró apenas dos meses el pronóstico: según datos oficiales, se pasó del 5,4 por ciento de octubre, a 3,2 en noviembre y 2,6 por ciento en diciembre. En enero, los precios se aceleraron al 2,9; luego al 3,8; 4,7 en marzo y se mantuvieron en el 4,6 por ciento en abril, según la UMET.