Músicos, poetas, artistas escénicos, cineastas, fotógrafos, artistas visuales y coreógrafos confluirán en la tercera edición de la Bienal de la Performance, encuentro que cuenta con la curaduría de Maricel Alvarez. “Toda expresión de difícil catalogación encuentra su plataforma natural en esta bienal”, define la actriz y directora, en diálogo con Página/12. Desde este jueves se podrán ver propuestas de artistas nacionales e internacionales, muchas inéditas. Participarán el director italiano Romeo Castelucci, la dramaturga y artista plástica francesa Gisèle Vienne, el videoartista Julián D'Angiolillo, el colectivo La Columna Durruti, la coreógrafa Caroline Hominal, Nora Lezano, Lucrecia Martel y el dúo compuesto por el músico y crítico Pablo Schanton y el diseñador Alejandro Ros, entre otros.

La programación incluye obras, seminarios, conferencias, conversatorios, presentaciones de libros, muestras y ciclos de cine, que se desarrollarán en distintas sedes. La “BP.19” arranca con la instalación Last Spring: A prequel, de Vienne (también coreógrafa y directora), un trabajo que se vio por primera vez en el Whitney Museum of American Art de Nueva York y que en Buenos Aires se instalará en el Museo Nacional de Bellas Artes. El viernes, sábado y domingo se presentará en el Teatro Coliseo Ethica. Natura e origine della mente, lectura escénica del segundo libro de la Etica, de Spinoza, creada por el director italiano Romeo Castelucci.

Alvarez define a la performance como una “práctica orgánica en permanente estado de mutación”. La historia del género se remonta a los sesenta, con la búsqueda de la “desmaterialización del objeto artístico”. “Los artistas pusieron el cuerpo en el centro de la escena. La diferencia entre las experiencias de aquel entonces y el estado de la práctica hoy reside en que el cuerpo pasa a ser un dispositivo más, en relación con toda una constelación de medios con la que forma un sistema”, explica la actriz. Y agrega: “Considerando que es una disciplina muy difícil de definir, pienso que hoy la performance, por su naturaleza transdisciplinar, se mueve cómoda en los intersticios o los pliegues que existen entre los diferentes lenguajes”.

De este aspecto --“la desaparición de los límites entre disciplinas”-- da cuenta la programación. Las obras coparán tanto galerías y teatros como espacios no convencionales, e instituciones públicas y privadas. “El espacio público en esta edición cobrará cierto protagonismo”, anticipa la curadora. Algunas de las sedes son el Centro Cultural Recoleta, El Cultural San Martín, el Instituto Italiano de Cultura, el Malba, el Parque de la Memoria y el Parque Rivadavia. Por primera vez la Bienal se extenderá más allá del territorio porteño, y llegará a Vicente López y Córdoba.

Uno de los trabajos más esperados es la conferencia performática a cargo del dúo surcoreano Young--hae Chang Heavy Industries, pionero del web art, titulada Samsung y yo: una historia de amor. Otro imperdible es Inventario, exhibición y performance de Nora Lezano, quien recorre su vida a través de objetos, fotografías, films, textos y memorabilia. 1999, Ave día, de Osías Yanov, indaga en los cimientos de la escena under o contracultural porteña en los noventa y en el mítico Ave Porco. La directora y performer Mariana Obersztern presentará Blow/ Una asamblea, artefacto que invita al público a ser testigo y reflexionar en pleno proceso de montaje y ensayo de su obra. Por otro lado, Vida y muerte del concepto clásico de utilidad, por La Columna Durruti, es la acción de cierre y plantea una crítica al mundo del arte y su relación con el mercado.

Además, mostrarán sus trabajos Romina Paula, Matías Feldman, Ulises Conti, Elena Dahn, Esteban Feune de Colombi, Guillermo Iuso, Lolo y Lauti, Sofía Medici y Laura Kalauz, Florencia Rodríguez Giles y Emilio Bianchic. La Bienal, cuenta Alvarez, fue concebida no sólo como “plataforma de exhibición” sino también como “usina de producción”, por eso es que muchos de los materiales nacionales se concretaron especialmente para este acontecimiento. Entre las novedades para este año se encuentra un ciclo de cine y performance creado por el escritor y crítico Hugo Salas, que es una de las actividades paralelas.

El director teatral Lisandro Rodríguez es uno de los que tomará como escenario el espacio público, ofreciendo un trabajo que parece novedoso: un paseo en moto. Está inspirado en El cuaderno de Bento, de John Berger, en el que el escritor británico planteó un paralelismo entre los actos de pilotear una moto y dibujar. En Estás conduciendo un dibujo, el artista (conductor) lleva a un espectador (pasajero) a realizar un recorrido con un fin específico (realizar un trámite pendiente, entregar una carta, visitar a una persona, un lugar o, simplemente, pasear). “Es un trabajo que tengo ganas de hacer hace tiempo. Manejo moto hace varios años. Es bastante particular el vínculo que se establece con la ciudad, el medio ambiente, lo poco que queda de naturaleza. Hace tiempo quería llevar a la gente. Me interesaba hacer una obra útil. Como si el teatro no tuviese ningún tipo de sentido en estos tiempos que corren... ¿quién va a ir a ver una obra si no puede comprar un kilo de pan?”, desliza el director, que coordinó los detalles del viaje con las personas que se postularon a través de la página de la Bienal (bienalbp.org/bp19).

Blow / Una asamblea es el trabajo de Obersztern, definido según la artista como “un dispositivo para pensar a solas y acompañado”. Está “hecho de tres hebras”: la voz de la directora, cuatro actrices y el público. Tiene algo de “cita a ciegas”, porque ella no conoce a las actrices --fueron seleccionadas por un comité-- y, a la vez, ellas tampoco saben qué es lo que tendrán que hacer dentro del dispositivo. “Van a estar conducidas por mi voz, activando asuntos ficcionales para algunos interrogantes que compartiremos”, adelanta Obersztern, referente local de la performance. “Cuando estoy trabajando no pienso excesivamente en el posible género que estoy desarrollando. Pienso en la idea de una obra que se da los permisos de hacer lo que tenga ganas de hacer. Naturalmente, mi trabajo, por sus propios gustos o necesidades interiores en torno a nublar los bordes de la disciplinas se encontró con la palabra 'performance'”, aclara la directora. La Bienal finaliza el 31 de este mes.