“Me pidieron que lo lleve puesto”, le dijo el multiespía Marcelo Sebastián D’Alessio al periodista y abogado Gabriel Iezzi. Se refería al juez Luis Carzoglio. Junto con el comentario, le enviaba escuchas telefónicas donde aparecía la voz del magistrado de Avellaneda, a quien contactaba la esposa de un imputado. El mensaje de D’Alessio data del 26 de octubre del año pasado. Pocos días antes, Carzoglio se había negado a detener al secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano, ante un pedido del fiscal Sebastián Scalera que lo acusa de asociación ilícita en el club Independiente. Antes todavía, en agosto, había recibido la visita sorpresiva de dos agentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que -según contó él mismo- le llevaron un borrador redactado de la detención de Moyano.  La presión era ostensible. Para el juez el costo de no avanzar contra Moyano, como quería el Gobierno, fue gigante: terminó suspendido con repentinas acusaciones sobre su actuación en otras causas. Como broche, las autoridades de la AFI reconocieron ante la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia que habían mandado a dos agentes a verlo, aunque alegaron que querían prevenir disturbios en caso de que avanzara contra Moyano. 

Iezzi declaró como testigo el 8 de mayo en la causa sobre espionaje ilegal que instruye el juez federal Alejo Ramos Padilla. Tenía intercambios de mensajes y correos electrónicos con D’Alessio, a quien explicó que conoció  en el programa de Eduardo Feinmann, donde solía ir a hablar sobre temas de narcotráfico. Contó que se presentó como un abogado y contador que trabajaba en la DEA. La AFI niega vínculos con D’Alessio, que de todos modos está procesado como parte de una asociación ilícita junto con ex agentes o personas vinculadas a la central de espías, como Ricardo Bogoliuk y Rolando Barreiro. Es inevitable, a esta altura, que la AFI del gobierno de Mauricio Macri esté en el foco de la investigación de la causa de Dolores. Barreiro detalló esta semana, en una declaración que abre un nuevo intento de que lo acepten como “arrepentido”, que D’Alessio reportaba a la AFI y que le había contado que tenía la promesa de Bogoliuk y del ex comisario Ricardo Degastaldi, de que sería nombrado como director de delitos complejos de la agencia. Otro de los procesados por asociación ilícita, el fiscal Juan Ignacio Bidone, relató una reunión con la cúpula de la AFI en torno de la causas del Triple Crimen de General Rodríguez que él instruía, y que justo con posterioridad aparecieron con la supuesta intención de colaborar, Barreiro y otro agente, Claudio Alvarez, a quienes la AFI niega haber mandado. 

En su declaración, bajo juramento de verdad, Iezzi explicó que no utilizó las escuchas sobre Carzoglio que le había enviado D’Alessio en el programa de Feinmann, pero sabe que circularon en los medios. El abogado del juez, Diego Raidan, señaló que “sí aparecieron en el programa de Luis Majul, y que con ellas luego le abrieron una causa penal a Carzoglio”.  Raidan comentó que Carzoglio siempre dejó un cartel con todos sus números de teléfono pegados en la pared de su juzgado. Y que lo llamó la esposa de Javier Belizan, jefe de la barra de Arsenal, que acababa de ser detenido por homicidio. Todo indica que estaban escuchando al entorno del barra y pescaron esta comunicación, donde el juez le dice que él estaba de vacaciones y que quien estaba de turno era la jueza Estela Mollo. Luego de la difusión, la Unidad  Fiscal 8 a cargo de Pablo Rossi le notificó a Carzoglio la apertura de una investigación en su contra por supuesto incumplimiento de sus deberes. 

Fechas que hablan 

La secuencia es así: 

* Primero, en agosto de 2018, lo van a ver a Carzoglio dos personas de la AFI. “El presidente está obsesionado con Pablo Moyano”, le dijeron, como publicó Raúl Kollmann en este diario. Los hombres eran el jefe de Legales de la AFI, Juan Sebastián De Stéfano, y el jefe de Finanzas, Fernando Di Pasquale. “¿Usted qué quiere?”, le preguntaron. En el momento, Carzoglio no asoció que podían estar ofreciéndole dinero. Ahí los funcionarios le dijeron que para hacerle las cosas fáciles le iban a mandar en minutos un borrador  de resolución para la detención de Pablo y Hugo Moyano, para que él lo firme. Carzoglio guardó el borrador. Pero resulta que había otro anterior, que le habían dado a un colega suyo, prácticamente igual. Después el fiscal Scalera pediría solo la de Pablo. 

* A fines de agosto, Mariano Albanese, que es auxiliar letrado de Carzoglio, recibió un llamado del fiscal de Lanús Mariano Leguiza, que quería verlo. Cuando se encontraron, Leguiza le dijo que mejorar hablaran adentro del auto. “Mirá Mariano, te la voy a hacer corta, mirá que no te estoy grabando… “Yo tengo llegada a miembros de la AFI, esta gente se enteró que ustedes manejan la causa de Moyano y el Número 1 quiere hablar con vos y con Carzoglio”. Albanese le preguntó quién era el número 1 y la respuesta fue “Mauricio Macri”. “¿Yo qué tengo que ver con Macir, soy un simple auxiliar letrado”? , le respondió. Leguiza le dijo que seguramente si quería ser juez en algún momento “lo que pidas lo vas a tener”. 

* El 16 de octubre de 2018, ante un pedido del fiscal Scalera, Carzoglio rechaza detener a Moyano. Un día después, el procurador bonaerense Julio Conte Grand anunciaba que promovería un proceso de remoción contra el juez, aunque lo haría por otros temas. 

* Diez díaz más tarde, Iezzi recibe las escuchas de Carzoglio con el comentario de D’Alessio de que le habían encomendado “llevárselo puesto”, o sea, generarle problemas para hacerlo echar. Las escuchas se difunden.   

* El 22 de noviembre, el Tribunal de Enjuiciamiento bonaerense admitió abrir un jury a Carzoglio por temas viejos, como resolver beneficios para detenidos en expedientes que no estaban a su cargo o emitir órdenes de allanamiento sin fecha. Parecían temas forzados con el timing que el Gobierno necesitaba. Luego fue suspendido  el 4 de diciembre por el tribunal de enjuiciamiento. El próximo 23 de mayo el tribunal debe decidir si Carzoglio puede volver al juzgado. 

En el ínterin denunció, como damnificado, la visita con aire de apriete  de los funcionarios de la AFI y al procurador Conte Grand. En esa causa también aportó el testimonio de Iezzi en el juzgado de Dolores, pidió la citación de las autoridades de la AFI y también la de Elisa Carrió, que se había reunido con el juez de Lomas de Zamora Gabriel Vitale en Exaltación de la Cruz, en teoría por la causa de los Moyano. También presentó los borradores con pedidos detención que le dejaron. Allí el auxiliar Albanese declaró también hace 15 días y contó la escena con el fiscal Leguiza. 

Otro de los datos novedosos que surgen de la declaración es que el 10 de junio de 2018 D’Alessio le dice al periodista que le quería enviar una primicia, por una publicación de Clarín, y le manda un legajo de arrepentido del ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales, Claudio Uberti. Era el acuerdo hecho con el fiscal Stornelli en la causa de los cuadernos. Casualmente, esta semana el ex agente Rolo Barreiro, en su nuevo intento de lograr un acuerdo como imputado colaborador en Dolores, uno de los datos que sumó fue que Uberti habría sido extorsionados en la causa cuadernos para recuperar la libertad.