Desde Santa Rosa

El amplio triunfo obtenido el pasado domingo por el Frente Justicialista Pampeano habilitó a varios de sus artífices a intensificar el día después los llamados al resto del peronismo nacional para que siga sus pasos. La palabra “unidad” estuvo en boca de todos. Muchos fueron los referentes nacionales que respondieron al envite y algunos también lo rechazaron. La discusión sigue abierta, pero el histórico 52,5 por ciento logrado en una provincia que siempre ha sido peronista pero no siempre por tan amplio margen, hace que el efecto político de la elección local se continúe propagando.

El gobernador electo, Sergio Ziliotto, lo dijo varias veces durante la mañana del lunes: “El camino es la unidad” y replicó en líneas generales el eje argumental que marcó con fuerza el actual gobernador, Carlos Verna, en la noche del domingo: “Todos los que no estén con el peronismo serán funcionales al gobierno de Macri”. Verna incluso fue más allá y habló de forma expresa de Alternativa Federal, tratando de despegar “al Gringo Schiaretti, que es un buen gobernador”.

Pero desde Córdoba les respondieron “nones”. “No comento lo que hace otro espacio político”, fue la seca contestación de Juan Schiaretti, quien ratificó que presentarán candidatos propios a las presidenciales. Pero como el sabor del triunfo pampeano es ineludible, también aparecieron en escena desde temprano referentes de peso del peronismo nacional, que coincidieron con que la experiencia frentista es la única que les puede garantizar un triunfo contundente en octubre. Alberto Fernández se lo dijo directamente a Sergio Ziliotto “la unidad es el camino” y en la misma sintonía se expresaron el presidente del PJ, José Luis Gioja, y otro puñado de gobernadores en ejercicio.

El intendente electo en la capital Santa Rosa, Luciano Di Napoli, tampoco se privó de cantar alabanzas a la alianza ya desde la noche del domingo, cuando agradeció a Carlos Verna el gesto de amplitud que tuvo al constituir el Frejupa y dio por saldadas viejas disputas que La Cámpora mantuvo en su momento con otros sectores del peronismo provincial, al dedicarle la victoria a Rubén Hugo Marín y al propio Verna, dos de los tres artífices, junto al ex gobernador Oscar Jorge, de la permanencia del peronismo en el poder provincial durante 36 años. 

Otro dato que influyó a la hora de evaluar el resultado es que el peronismo obtuvo guarismos que no obtenía desde hace al menos 20 años en la provincia. Entre bambalinas, los dirigentes del PJ hace años que reconocen que el partido ha sufrido un lento pero persistente drenaje de apoyos electorales en las elecciones a gobernador desde 1999, cuando obtuvo el 56 por ciento con Rubén Marín como candidato. Esta tendencia se revirtió el domingo. Mucho tuvo que ver el hecho inédito de la constitución del frente electoral. Desde 1983, el partido siempre se presentó en solitario con la lista 2. Y la última vez que había concurrido en un frente lo hizo con el Frejuli en 1973. Los números que surgieron de las urnas demostraron que el camino de la apertura hacia otros espacios era lo que necesitaban para volver a tener la potencia hegemónica de otros tiempos. 

El Frente Justicialista gobernará sin problemas la provincia, ya que obtuvo 17 de los 30 diputados provinciales que conforman la única cámara local –dos más de los que había obtenido en 2015–, mientras que la alianza Cambiemos se quedó con 11, y otros 2 acabaron en manos del ultraderechista Juan Carlos Tierno, de Comunidad Organizada, un partido escindido del peronismo que se transformó en la tercera fuerza provincial con el 7,2 por ciento de los votos. La misma mayoría absoluta acompañará al oficialismo provincial en las dos ciudades más importantes del distrito. En la capital, Santa Rosa, contarán con 7 concejales contra 4 de Cambiemos y 1 de Tierno, mientras que en General Pico también serán 7 contra 5 que obtuvieron el radicalismo y el PRO.

En Cambiemos la derrota cayó como plato demasiado fuerte como para digerir en 24 horas. El golpe es aún más duro si se tiene en cuenta que en las legislativas de 2017 el PJ se había impuesto a las huestes del gobierno nacional por apenas 76 votos, un empate virtual que, sin embargo, le permitió al peronismo obtener dos diputados nacionales, mientras que el oficialismo nacional se quedó sólo con uno. Pero esa diferencia mínima el domingo se volvió abismal. El peronismo ahora obtuvo 107 mil votos contra los escasos 65 mil de sus adversarios. La brecha pasó de 76 a 42 mil votos de diferencia. Con esos números en la mano no hay lectura optimista que valga, por más que arreciaron las declaraciones de los dirigentes locales tratando de despegar a Mauricio Macri de la derrota y llamando a lamer las heridas y a prepararse para el próximo round, en un muy lejano 2023.