La actividad económica sigue sin repuntar y en marzo arrojó una caída del 6,8 por ciento interanual, la más profunda desde diciembre, según el Indec. El Gobierno publicitó que lo peor había pasado porque desde ese último mes se registraban leves alzas en la comparación contra el mes anterior, pero la medición de marzo bloqueó cualquier especulación. Contra febrero, la economía tuvo una baja del 1,3 por ciento y el trimestre cerró con un retroceso del 5,7 por ciento. El desempeño de la industria manufacturera, que marcó en marzo un deterioro interanual de 13,2 por ciento, y del comercio, con un retroceso de 14,6 por ciento, explica en buena medida la cifra de actividad económica. También hubo fuertes bajas en recaudación impositiva neta (-10,7 por ciento) y en intermediación financiera (-13,9 por ciento), paralizada por las altas tasas de interés. En positivo se ubica la agricultura, ganadería y pesca, con un 10,8 por ciento de aumento en su actividad respecto de marzo del año pasado.

El presidente Mauricio Macri y sus funcionarios vienen sosteniendo desde diciembre que ese mes se tocó el piso de la crisis y que ahora, de cara a las elecciones de octubre, la actividad comienza a dar signos de recuperación. Para ello se escudan en las cifras comparadas contra el mes anterior, dado que el cotejo interanual todavía evidencia una baja significativa. En diciembre el estimador de actividad (EMAE) había subido 0,4 por ciento contra noviembre, después hubo aumentos contra el mes anterior del 0,5 y 0,1 por ciento. Pero en marzo esa supuesta recuperación desapareció, con una baja del 1,3 por ciento contra febrero. Incluso el enviado del Fondo Monetario buscó darle una mano a las aspiraciones de Cambiemos: “Lo peor ha pasado, el crecimiento debería mejorar y la inflación debería bajar en los próximos meses”, afirmó Roberto Cardarelli, quien encabeza la misión del Fondo en el país. 

El dato de industria manufacturera, con un retroceso de 13,4 por ciento interanual, había anticipado días atrás el rojo para la actividad económica por su efecto derrame y por su alta incidencia en el indicador global. “Las ramas de actividad con mayor incidencia en la contracción interanual del EMAE (estimador mensual de la actividad económica) en marzo son industria manufacturera” y “comercio mayorista, minorista y reparaciones”, explica el Indec. En contraposición, agricultura, ganadería, caza y silvicultura es el sector con mayor incidencia positiva, según destaca el informe del organismo.

La caída interanual de marzo fue la más profunda desde diciembre de 2018, cuando había sido de 7 por ciento y luego de haber tocado el record de Cambiemos en noviembre previo con una contracción de 7,3 interanual. 

La única actividad que muestra signo positivo de relevancia es la producción primaria en desmedro de aquellos sectores que generan valor agregado. La suba fue de 10,8 por ciento en agricultura y ganadería, a partir de una mejora en la cosecha e impacto positivo de la devaluación de la moneda. La producción de carne vacuna registró un deterioro de 4,2 por ciento en el acumulado enero-marzo. En contraposición, se privilegió la venta externa. Según la Dirección de Estudios Económicos de la Secretaría de Agroindustria, las exportaciones de carne bovina medidas en toneladas crecieron 15,1 por ciento respecto de 2018. La molienda de oleaginosas en los tres primeros meses bajó 4,4 por ciento.

La pérdida de poder adquisitivo de salarios y jubilaciones ante una inflación que en marzo se ubicó en 54,8 por ciento interanual y tasas de interés de 74 por ciento -que impiden financiar el consumo- impactó de lleno en el segmento de comercio mayorista, minorista y reparaciones, que se retrajo 14,6 por ciento. Los tarifazos añaden otro ángulo al análisis para entender la caída de 6,1 por ciento en el consumo de electricidad, gas y agua. En este caso también impacta el menor uso de la industria por la baja actividad, siendo una situación negativa que se retroalimenta. En la misma sintonía, el servicio de transporte y comunicaciones se contrajo un 3,6 por ciento. Por su parte, la construcción también mantuvo malos números, con una caída del 7,1 por ciento interanual, explicada por el congelamiento de la obra pública y de desarrollos privados.