“En los últimos años retomé con fuerza el placer de versionar standards”, sistematiza Ludmila Fernández, al momento de dar cuenta sintética de Blossom in Swing, su nuevo disco. Ninguna dificultad existe en pegar dicho y hecho, ya que un simple raid por las piezas zanja la discusión antes de empezar. Un Dizzy Gillespie a través de “Night un Tunisia”; un Charly Parker “Anthropology”, mediante; un Cole Porter por dos, incluso (“What is this Thing Called Love” + “So in love”) y así, hasta llegar a las doce piezas que pueblan el trabajo, cuya presentación en vivo será el jueves 4 de julio en Gispy Social Club (Humberto 1° 471). “El propósito fue cantar estos clásicos con todo su bagaje de tradición y, a la vez, darles un sonido actual. Así fue que me propuse trazar un recorrido amplio desde el swing y fluyendo por el cool, el bop y el hard bop. Incluso, el título brotó como los retoños y los pimpollos por esta sensación de volver a enamorarse luego del invierno”, detalla la experimentada cantante de jazz, acerca del talante de su tercer disco.  

 Disco de standards del género, apenas mechado con una canción cubana (“La tarde”, de Sindo Garay) y dos interesantes piezas compuestas por la misma Ludmila: “Lud´s Blues” y “Sorrow”. “Son temas que escribí a pedido”, se ríe. “Surgieron del estudio, de estrategias pedagógicas y, aún en la presión de que salieran bien en tiempo y forma, me descubrí feliz de escribirles letras. La inspiración musical me viene con el texto, que me fue motivando la palabra. Me siento afortunada de poder compartirlos”. Ludmila no solo se ha beneficiado en su labor por los arreglos de Rodrigo Agudelo, sino también por un cuarteto que no le tiene miedo al desafío: Patricia Grinfeld en guitarra, Alejandro Kalinoski en piano, Damián Falcón en contrabajo y Bruno Varela en batería. “El jazz es algo mágico porque el juego y la propuesta personal es todo… Siempre tenemos mucho espacio para improvisar. Quienes la escuchamos y hacemos estamos deseando encontrar ese momento de conexión donde el músico devela algo personal y espontáneo”.  

 Una espontaneidad que la cantante ha encontrado, a diferentes niveles estéticos, claro, en sus dos primeros discos: Ahora es el momento, publicado en 2000 y Diverso, de 2008. “El primero y el tercero están conectados porque son discos de standards bien definidos. Diverso, en cambio, fue una búsqueda un tanto diferente porque armamos un diálogo entre los standards y ´mis otras músicas´, como las bauticé en aquel momento”, determina.