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Por Alfredo Zaiat

Aquellos tiempos felices

Con la crisis asiática los mercados emergentes perdieron atractivo para los inversores internacionales. Terminó una etapa y ha comenzado otra para esas plazas que, de todos modos, siguen seduciendo a financistas.

Los golpes fueron tantos y de intensidad variada en los últimos doce meses que los financistas no saben si disfrutar del actual repunte de las acciones o si preparar la mejilla para recibir otra cachetada. Nada los tranquiliza ni los hace ser optimistas sobre las perspectivas del negocio bursátil. Más bien piensan que la crisis internacional va para largo y que una golondrina no hace verano.

Desde que estalló el volcán asiático hace un año en Tailandia los mercados emergentes han sido vapuleados. Dejaron de ser las niñas mimadas de analistas e inversores para convertirse en la porción de sus carteras más despreciables. Los grandes jugadores de la aldea global salieron a vender acciones y bonos de esas plazas sin importar el precio, precipitando así la debacle de más de una. Pero el derrumbe de los emergentes no afectó solamente a aquellos que destinaron parte de sus capitales a comprar papeles, sino que también arrastró a importantes bancos de inversión.

Muchos brokers han contabilizado fuertes quebrantos por sus apuestas en esos mercados y otros directamente tuvieron que cerrar. En ese último lote está anotado el banco de inversión Caspian Securities, con casa matriz en Londres, que anunció la clausura de sus sedes en las principales plazas mundiales. El recorrido que tuvo Caspian, un pequeño broker que tuvo un crecimiento vertiginoso en los últimos tres años y que ahora baja las persianas, muestra con toda crudeza la suerte que corrieron los emergentes.

Caspian fue armado por ejecutivos de Barings Brothers luego de la quiebra de ese histórico banco de inversión. Su objetivo era dedicarse exclusivamente a mercados emergentes y específicamente a analizar empresas de esos países para recomendar la compra o venta de acciones. Quería ser el número uno de ese negocio. En América latina iban por ese camino -por caso, en Argentina ocupó en junio el segundo lugar en el ranking de operadores por volumen transado en la rueda-. Por ese motivo, las oficinas de esa región son las que todavía siguen en pie y las que tienen más interesados para comprarlas. Pero la caída de los emergentes, fundamentalmente los de Asia y Europa del Este, no le dio tiempo a Caspian para consolidarse. Y sus dueños prefirieron realizar las ganancias donde pudieran y retirarse.

De todos modos, nadie en la city piensa que ha llegado el fin de los emergentes. Pero sí que ha comenzado una nueva etapa. Unos pocos financistas opinan que, si bien todavía habrá coletazos, lo peor de la crisis ha pasado. Entonces, se están preparando para pegar primero cuando esas plazas vuelvan a despegar.