Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Finanzas

Banco de Datos

El Baúl de Manuel

E-mail

Volver

Por Alfredo Zaiat


De eso no se habla en la city. No se habla de bancos con problemas. De bancos líderes que echan a rodar versiones sobre la solvencia de otras entidades. De la suspensión abrupta de líneas de crédito. De dificultades de firmas líderes para pagar sus deudas bancarias. De una disparada espectacular de la tasa de interés para préstamos que resiente las finanzas de las empresas como deteriora las propias carteras de los bancos. De que el Banco Central flexibilizó castigos a entidades que están en rojo. De una incipiente corrida de depósitos. De todo eso no se habla. Es innegable que el sistema financiero está mucho más fuerte que antes. Que el Banco Central controla poco y mal a las entidades, pero que ha diseñado una red de seguridad efectiva. Que el aumento de la garantía de los depósitos hasta 30 mil pesos brinda más tranquilidad a los pequeños y medianos ahorristas al cubrir al 97 por ciento de las colocaciones. Y que lo más probable es que no se repetirá el descalabro registrado durante el efecto Tequila. Pero es indudable que la actual crisis gatillará una nueva etapa de concentración bancaria.

Por lo pronto, la concentración de los depósitos avanza aceleradamente. Veinte bancos reúnen casi el 82 por ciento de las colocaciones, cuando hace nueve años el lote de los top 20 retenían 64 por ciento del total. La concentración es más impresionante en el grupo de los diez grandes (Nación, Provincia, Galicia, BBV Francés, Citibank, Río, BankBoston, HSBC, BNL y Ciudad), que se llevan casi el 67 por ciento de los depósitos. Para la Fundación Capital, dirigida por Martín Redrado, “resulta probable que esos bancos manejen el 70 por ciento de los depósitos totales” a fin de año. Esos tres puntos más equivalen a 2310 millones de pesos, que resulta obvio que otros bancos perderán. Sangría que ha comenzado a verificarse en las últimas semanas.

Lo que está sucediendo en el mercado es una intensa mudanza de depósitos en pesos a dólares, y el salto de esas colocaciones desde bancos pequeños a medianos, y de éstos a los grandes. En esa corrida se debilitan los primeros, lo que desembocará en operaciones de fusiones que harán un sistema cada vez más concentrado. Pero esos movimientos no son producto de decisiones repentinas de los ahorristas, sino que en muchos casos han sido alentadas por ciertos bancos líderes. En la pelea de todos contra todos en la city por ganar una participación todavía más grande del mercado no hay reglas que valgan.

Como en su momento el Banco Mercantil fue blanco de versiones interesadas, ahora los dardos están dirigidos contra el Bansud, controlado por el mexicano Banamex. En el banco de la familia Werthein están convencidos de que hubo una conspiración contra su entidad por ser uno de los líderes en las cuentas de pago de salarios. Y sus sospechas apuntan a los españoles del BBV Francés. Superada la corrida, el Mercantil sigue funcionando y expandiendo sus negocios fusionado con La Caja de Ahorro, también del grupo Werthein.

La arremetida contra el Bansud es más abierta. En la última semana no hubo un solo día en la city que no se haya echado a correr el rumor de que tiene dificultades para pagar una de sus Obligaciones Negociables, cuando a cada vencimiento cumple religiosamente con su compromiso. El ataque al Bansud no tiene misterio. En el último informe financiero del español Santander Investment-Banco Río, en el capítulo referido a la situación de las compañías, se lee al final de la página 17 que “el único crédito que adicionalmente nos genera alguna duda en Argentina es Bansud, que recientemente requirió una inyección de capital de su socio minoritario Banamex”. Como se sabe, Banamex no tiene una participación minoritaria sino que controla al Bansud, y, además, los mexicanos acaban de subir la apuesta en el banco al aportar unos 40 millones de dólares. El Banco Central, que está para controlar a las entidades y velar por la transparencia del negocio financiero, hace la vista gorda en esa guerra.

La primera víctima será el Banco Mayo, entidad que el Central ofrece para su desguace en el mercado. El Citibank y el Tornquist están anotados para quedarse con parte de la entidad. Rubén Beraja, titular del Mayo, se resiste a esa alternativa y aspira a vender en bloque. O a reunir a un grupo de inversores de la comunidad judía para que capitalicen a la entidad, castigada por la pérdida de depósitos. En tanto, negocia hace quince días la venta de la tarjeta de crédito Provencred al Banco Galicia.

A LA DEFENSIVA

Todos los bancos del sistema, pequeños, medianos y grandes, han asumido una posición defensiva ante la crisis reclamando a muchos clientes la cancelación anticipada de créditos o disminuyendo la autorización de giro en descubierto. De esa forma se hacen de un colchón de fondos para hacer frente a eventuales retiros. Cuando esa estrategia es asumida por entidades pequeñas las líderes las apuntan señalando que lo hacen por sus problemas de caja. Pero cuando uno de los bancos grandes hace lo mismo lo presentan como “la prudente política conservadora en momentos de crisis”. Así fue cuando el BankBoston reclamó el mes pasado la cancelación de un préstamo por 55 millones de dólares a Shell, petrolera que inmediatamente desembolsó el dinero.

Esa estrategia de las entidades de restringir el crédito al tiempo de pelear por retener depósitos disparó las tasas de interés. Ese aumento de la tasa, que llega al 15 por ciento por plazos fijos millonarios, no se refleja en más colocaciones. Esto revela el temor de los ahorristas y la actitud defensiva de las entidades, que solamente subiendo muy fuerte la retribución por el dinero pueden retenerlos. Según la consultora CEdEI la pérdida de depósitos avanzaba a un ritmo de unos 80 millones por día hasta la última semana cuando se frenó la sangría. El saldo de septiembre fue una merma de casi 600 millones respecto a fines de julio.

La caída hubiera sido mayor si no fuera por la existencia de un sistema bimonetario que “vuelve a ser relevante para amortiguar los efectos de la crisis”, apunta en su último informe la consultora de la city Proeco, de los economistas Norberto Sosa y Aldo Abram. En ese trabajo precisan que desde el 18 de agosto, un día después de la moratoria de Rusia, hasta mediados de septiembre, las colocaciones en pesos bajaron 1868 millones. En ese mismo período, los depósitos en dólares subieron 1640 millones.

A la vez, en el informe semanal del Estudio Broda se destaca que la tasa para préstamos bancarios a empresas de primera línea en pesos alcanzó el 19 por ciento anual, cuando era del 8 por ciento antes de la crisis de Rusia. Al respecto, Broda señala que el mecanismo de transmisión de la crisis sobre la economía real “yace en el sistema financiero: el aumento del costo y la eventual reducción de la disponibilidad de financiamiento son los elementos claves a la hora de predecir los efectos de una crisis externa sobre el nivel de actividad”.

Pero Broda enciende luces de alarma. Destaca que los síntomas visibles de la crisis en el sistema financiero se manifiestan por ahora al nivel de tasas de interés, o sea, que “todavía la mayoría de los depositantes se dejan seducir por algunos puntos más de tasas y/o cambio de denominación de su activo, o cuanto mucho, pasándose a una entidad más segura, absteniéndose de retirar sus fondos en forma masiva del sistema”. Para luego advertir que “de persistir esta situación de crisis puede comprometerse el ritmo de evolución de las imposiciones”. En lenguaje más coloquial significa que, según Broda, puede precipitarse una corrida de depósitos.

RUMBO A LOS CIEN

La redistribución de depósitos que se está dando en estas semanas en el sistema, junto con el agotamiento en la mejora y el muy probable deteriorode los indicadores de desempeño de las entidades, abrirá otro capítulo en la concentración bancaria. Fundación Capital ha detectado cuatro señales en ese sentido que afectan a la salud del sistema:

1 Se ha detenido la mejora en los niveles de capitalización de las entidades, siendo descendente especialmente en el grupo de bancos privados.

2 El nivel de morosidad crediticia (cartera irregular/total financiaciones) se mantiene prácticamente inamovible desde septiembre de 1997, en un escalón del 14 por ciento promedio.

3 La rentabilidad del sistema luego de tener una permanente mejora hasta el primer semestre del año pasado, cuando superó el 8 por ciento anual, comenzó a declinar para situarse en la actualidad en un 5 por ciento. La merma en las utilidades ha sido notoria en el período que va de mayo de 1997 al mismo mes de este año en los bancos privados nacionales (el retorno bajó de 10,0 a 5,4 por ciento) y en la extranjera (descendió de 6,0 a 2,4).

4 La eficiencia de los bancos no ha mejorado, puesto que el gasto de administración en relación a activos no baja del 5 por ciento.

Si éstos fueran los únicos factores que están incidiendo en la performance de las entidades no sería preocupante, pero la Fundación Capital apunta que “la perdurabilidad de la crisis internacional, junto al nuevo asedio que están sufriendo los mercados emergentes, generan un conjunto de condiciones adversas que pueden agravar el desempeño de los bancos”. Esas condiciones adversas son las siguientes:

1 El derrumbe de la cotización de acciones y, principalmente, bonos resiente los activos y la fortaleza patrimonial de los bancos, además de impactar negativamente en sus resultados. Los títulos públicos en poder de los bancos suman 16.342 millones a junio pasado. De ese total, apenas tres bancos (Río con 888,1; Galicia con 697,8 y BBV Francés con 510,3 millones) concentran el 13 por ciento. Vale aclarar que los bancos no sufrirán a pleno la debacle de los bonos, con caídas de hasta el 25 por ciento, debido a que gran parte de esos papeles los tienen contabilizados a valor técnico en una cuenta especial. Esto significa que no registrarán la volatilidad de las cotizaciones en sus balances.

2 La desaceleración en la actividad económica y la fuerte suba en la tasa de interés influye negativamente en la capacidad de repago de los deudores.

3 El fuerte aumento de la tasa de riesgo país dificulta el financiamiento de los bancos en el mercado internacional.

En definitiva, los bancos enfrentarán un conjunto de factores adversos que impactarán en la generación de utilidades y en la calidad de sus activos. Con una crisis que está lejos de terminar, analistas de la city e incluso los propios banqueros están seguros de que se desarrollará una nueva ola de fusiones y mayor concentración.

En diciembre de 1994, antes que el Tequila dejara su huella en el sistema financiero, había 205 entidades. Ahora, luego de quiebras, fusiones y un veloz proceso de extranjerización alentado por el Banco Central, quedan 132. Nada menos que 73 entidades financieras (el 35 por ciento del mercado) desaparecieron en apenas tres años y medio. Todo hace prever que no tardará mucho en cumplirse el vaticinio formulado en medio de la crisis mexicana por el entonces secretario de Bancos, Finanzas y Seguros y actual presidente del Banco Nación, Roque Maccarone, de que en el sistema quedarán solamente cien bancos.


Garantía de depósitos hasta 30.000 pesos o dólares
Red para achicar el pánico

Por David Cufré

Para no repetir la experiencia del efecto Tequila, cuando la corrida disminuyó en 18 por ciento las colocaciones en el sistema bancario, provocando la caída de cinco entidades, el gobierno envió una fuerte señal para reforzar la confianza de los ahorristas. El 24 de setiembre decretó un aumento de la garantía de los depósitos, que desde entonces alcanza a 30.000 pesos, frente a los 10.000 y 20.000 pesos -dependiendo del plazo de las colocaciones- cubiertos con anterioridad.

El presidente del Banco Central, Pedro Pou, había adelantado en mayo, durante la convención de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), que se estudiaba esa medida. Sin embargo, recién se efectivizó cuando empezó la caída de depósitos -los ahorristas retiraron el mes pasado 600 millones-, y los analistas encendieron luces amarillas sobre el negocio bancario. En ese sentido, la agencia calificadora de riesgo Standard & Poor’s bajó la perspectiva de desempeño de los bancos Galicia y HSBC-Roberts, debido a que sus rentabilidades podrían caer en razón de la importante tenencia de títulos públicos, que se vienen desvalorizando.

Ante ese panorama, Pou se reunió con Roque Fernández y le planteó que no era conveniente seguir esperando. Se corría el riesgo de que los bruscos descensos en las cotizaciones bursátiles empezaran a afectar el ánimo de los ahorristas, gatillando una fuga de depósitos. Para el Central, el peor escenario imaginable era la caída de algún banco, que diera lugar a un efecto dominó sobre otras entidades. Por eso, amplió la red de protección para el sistema, a través del aumento de la cobertura de colocaciones en plazo fijo, caja de ahorro y cuenta corriente.

Además, el decreto dispuso que el Central puede elevar la garantía en cualquier momento, sin requerir autorización previa de organismo alguno. Por ahora, los 193,7 millones de dólares que dispone la empresa privada Seguro de Depósitos S.A. (Sedesa) -a la que aportan y de la que son propietarios los bancos que operan en la plaza local- alcanzan para cubrir hasta 30.000 pesos. El monto es suficiente para que queden protegidas el 97 por ciento de las colocaciones.

Desde su creación a mediados de 1995, Sedesa devolvió su dinero a 440.467 ahorristas, colocado en ocho entidades financieras que dejaron de operar. En el caso del Banco Patricios, la operación más costosa, Sedesa aportó 125 millones de dólares. Antes había gastado 95,8 millones cuando cerró el Banco Crédito Comercial (BCP), 94,2 millones en el Banco Unión Comercial e Industrial (BUCI), 73,7 millones en el Banco Caseros, 39,8 millones en el Coopesur, 18 millones en el Banco Platense, 9 millones en el Banco de Azul, y 662.000 pesos en la Caja de Crédito Pavón.