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Por Roberto Navarro

El capital no tiene bandera. En este año que termina muchas empresas argentinas dejaron la suya a manos extranjeras. Y en este mes se están sucediendo una operación tras otra a una velocidad sorprendente. El saldo es abrumador: en lo que va del año, setenta y siete compañías pasaron a manos de grupos transnacionales por un monto de 10 mil millones de dólares. En ese total se incluye la transferencia de Molinos Río de la Plata al grupo Exxel -que está muy adelantada- y la venta del 14,9 por ciento de las acciones de YPF, que aún están en manos del Estado. El proceso de extranjerización de la economía, que comenzó a principios de la década, es el más importante de América latina. Y, en proporción al PBI, el mayor de los países en desarrollo. En los últimos ocho años los grupos transnacionales compraron 426 empresas por 29.116 millones de dólares. Con estas adquisiciones, las compañías de capital extranjero ya participan del 53,2 por ciento del total de las ventas de las primeras 1000 empresas del país, seis veces más en 1990, y contribuyen en más del 30 por ciento del PBI.

Si en los pocos días que quedan hasta fin de mes se cierran algunas de las operaciones que se están gestando, 1998 se convertirá en el año récord en ventas de empresas a capitales extranjeros, superando incluso a 1997, año en el que los cambios de manos sumaron 10.976 millones de dólares. El holding Comercial del Plata anunció la venta del 40 por ciento de sus activos gasíferos en cerca de 400 millones de dólares y está buscando un socio para el Tren de la Costa; Perez Companc se desprenderá de su participación en Telecom, que vale 600 millones de dólares, de la constructora Sade y, aunque fue desmentido por integrantes del grupo, podría vender parte de la rama energética del holding (petróleo, gas y electricidad), que representa más del 50 por ciento de su facturación. También en las próximas semanas se definiría la venta de las heladerías Freddo al grupo Exxel en 85 millones de dólares. El proceso de extranjerización comenzó a cobrar dinamismo en 1993, cuando ya se había vendido el 80 por ciento de los 18.173 millones de dólares que se recaudaron por la privatización de las empresas del Estado. Y se profundizó en 1997 cuando el suceso que había comenzado con la industria manufacturera y los sectores primarios se extendió a todos los rubros de la economía.



Según un informe realizado por el Centro de Estudios para la Producción, que depende de la Secretaría de Industria, en lo que va de la década, el 33 por ciento de las inversiones extranjeras destinadas a compras de empresas privadas argentinas tuvo como destino el sector de infraestructura y comunicaciones; el 32 por ciento, a la industria manufacturera; el 19 por ciento, al sector financiero y el 10 por ciento, a comercio y servicios.

En 1997 el sector bancario se había destacado claramente como el gran vendedor. Este año el rol protagónico se lo disputaron el comercio, las comunicaciones y el sector petrolero. La francesa Promodes le compró el 49 por ciento de Supermercados Norte al grupo Exxel en 420 millones de dólares; los mismos Exxel y Promodes cerraron esta semana la compra de Casa Tía por 630 millones de dólares y el fondo Hicks, Muse, Tate & Furst compró el 29,81 por ciento del CEI en 800 millones de dólares. También se vendieron este año las textiles Coniglio y Paula Cahen D’Anvers, la librería El Ateneo y el Jardín Zoológico de Buenos Aires.

El pase de manos de compañías nacionales a extranjeras continúa a un ritmo que sorprende a analistas y hasta a los mismos empresarios. Firmas líderes, con sus marcas íntimamente ligadas al consumidor argentino, son transferidas al capital extranjero. En esa impresionante seguidilla de operaciones de fin de año, el viernes se conoció la venta del 32 porciento del holding La Caja, de la familia Werthein, a los italianos Assicurazioni Generali. Un día antes, los españoles del Banco Central Hispano anunciaron que adquirieron en el recinto bursátil el 5 por ciento del Banco Galicia, invirtiendo 100 millones de dólares.

¿Por qué venden?

La primera pregunta que surge ante semejante catarata de ventas es por qué los grupos extranjeros están interesados en comprar las empresas y por qué los empresarios nacionales quieren venderlas. ¿Hacen una distinta evaluación del mismo negocio? El economista de CEPAL, Bernardo Kosacoff, le dio a Cash una explicación que es aceptada, en general, por vendedores y compradores.

1- “Para enfrentar la competencia que les presenta la actual apertura económica las empresas nacionales tienen que hacer enormes inversiones en tecnología de última generación. Los extranjeros ya tienen esa tecnología porque ellos mismos la desarrollan”.

2- “Las compañías nacionales se financian al 14 por ciento anual. Una tasa altísima a nivel internacional, que sube los costos y dificulta la competencia. Los transnacionales se financian al 6 por ciento anual, con lo que ganan en competitividad. Además, cuando dividen rentabilidad contra tasa de interés, al bajar el divisor, les da una tasa de retorno mayor. Por esa razón las empresas valen más para los extranjeros que para los nacionales”.

3- “Las empresas argentinas se encontraron de golpe ante un nuevo escenario, el mercado globalizado, y dudan en tomar la decisión estratégica de priorizar el mercado interno, el Mercosur u otros mercados. Las transnacionales la tienen clara: están en todos los lugares en los que encuentren negocios rentables”.

La otra pregunta es por qué gastan fortunas en comprar empresas montadas con maquinarias y métodos de organización que, en muchos casos, resultan obsoletos para las trasnacionales, en vez de instalar una empresa nueva. Kosacoff también tiene una explicación: “Lo que compran es una marca consagrada por los consumidores que les costaría muchos años instalar, una posición de mercado, que también cuesta conseguir y los canales de distribución y comercialización, que son caros y difíciles de desarrollar”, aseguró.


Pase de manos
-principales empresas vendidas en 1998, en millones de dólares-
Comprador Monto Vendedor
Exxel Group 1000 (a) Molinos
Hicks, Muse, Tate & Furst 400 CEI (parte del Citi)
Hicks, Muse, Tate & Furst 400 CEI (parte de Wertheim)
Exxel Group y Promodes 630 Tía
Royal Ahold 368 Disco-Santa Isabel
CEI y Telefónica 640 10% PPP telefónico
Argentaria 280 Seguros Citibank
AES Corporation 243 Edelap (electricidad)
Banco Itaú 225 Banco Buen Ayre
Exxel Group 217 Musimundo
Casino 203 Libertad (supermercados)
Shell 200 Acambuco (gas)
Procter & Gamble 188 Prosan (sanitarios)
Morgan Stanley 125 STET-IMPSAT (comunicaciones)
Shell 111 Soldati (exploración gas)
AES Corporation 107 Edelap (electricidad)
TCI 105 30% del grupo Atlántida.
Banco Central Hispano 100 5,003% de Banco Galicia
CEI 97 Red federal de cable
Exxel Group 85 (b) Heladerías Freddo
Electrcité de France 81 9,77% de Edenor
British Gas 75 Metrogas a Perez Companc
IRSA 72 Patio Bullrich
Origenes AFJP 70 Claridad AFJP
Ferrovía 54 73,5% de FF.CC. San Martín
Tate & Lile 52 IMASA (maíz)
Holderbank 50 Corcemar
Rural Matre 50 ECCO (ambulancias)
AIG Consumer Finance 49 Finaciera Argentina
Posadas 41 Caesar Park (Hotel)
DL Merchant Banking 40 20% de Peñaflor
AIG-GB Capital Latina 39 Terminales Río de la Plata
Farallon Capital 37 PPP de Gas natural BAN
Corporación Interamericana 30 Radio Splendid
Vicasa 30 Embotelladoras mendocinas
Pan American Energy 24 Dock del Plata a Soldati
Equity Group Investments 23 Hotel Libertador
Adesias 23 Orpaja (medicina)
AIG Consumer 21 Compañía Financiera Arg
Shell 21 Gonuanos (campo forstal)
Anaap 20 Pnoebus Energy (petroleo)
Equifax 20 66% de Veraz
Exxel Group 20 Vesubio (Lacoste)
Corporación Interamericana 12 Jardín Zoológico de Bs. As.
Exxel Group 10 Paula Cahen D’Anvers
Assicurazioni Genarali s/d 32% La Caja (Werthein)

1900 (c) YPF (14,9%)
(a) Las negociaciones están avanzadas en un 60%.
(b) Las negociaciones están en etapa preliminar.
(c) Hay seis empresas que ya manifestaron interés en participar en la licitación: Repsol, Amoco, Pérez Companc, Enron, ENI y Consolidated Natural Gas.
Fuente: Centro de Estudios para la Producción y elaboración propia en base a datos de mercado.

Para el secretario de la Unión Industrial, José Ignacio De Mendiguren, empresario textil que este año le vendió la empresa Coniglio al grupo Exxel, una de las principales razones por la que los industriales venden es la baja rentabilidad de sus empresas (ver aparte). Un reciente informe realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo muestra que la industria manufacturera nacional tiene un promedio de ganancias del 1,8 por ciento sobre ventas, mucho menos que el 5 por ciento que ganan en Brasil y del 6 por ciento que registran como utilidades en Estados Unidos.

¿Qué cambió?

Si bien es poco el tiempo transcurrido desde que se produjeron los cambios de manos más importantes, es suficiente para hacer una primera evaluación de los cambios que efectuaron los nuevos dueños en las empresas vendidas. Los economistas coinciden con que el buen desempeño de los depósitos bancarios durante la reciente crisis financiera internacional se debe a la mayor confianza que despiertan en el público los bancos extranjeros que se quedaron con la mayor parte de la banca nacional. Pero desde las cámaras industriales se afirma que no ha habido ningún cambio en lo que se refiere a la vocación por financiar a los sectores productivos. “El método de evaluación de los bancos a la hora de otorgar créditos sigue siendo el de analizar las garantías disponibles, en vez de mensurar la tasa de retorno del negocio o la empresa que solicita el préstamo”, le aseguró a Cash el dueño de una textil que prefirió mantener el anonimato para no empeorar su relación con la banca. En la industria, la mayor diferencia aparece a la hora de elegir los proveedores. Las empresas transnacionales tienen una mayor predisposición a importar los insumos que sus pares argentinos. Un estudio realizado por el Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT) analizó la participación de las empresas transnacionales entre las primeras mil compañías exportadoras y entre las primeras mil importadoras durante 1997. Las extranjeras sólo participaron del 38 por ciento de las exportaciones, pero acapararon casi el 60 por ciento de las importaciones. Según Andrés López, economista del CENIT, “estas cifras son lógicas porque en los últimos años las empresas globalizadas desarrollaron proveedores globales aprovechando las ventajas comparativas de cada país y bajando los costos por realizar enormes producciones de cada ítem en un solo lugar” (ver aparte).

En el informe de CEPAL 1998 sobre inversión extranjera en América Latina se destaca que la mayoría de las inversiones extranjeras destinadas a comprar empresas argentinas que producen bienes exportables se focalizaron en actividades vinculadas a recursos naturales o con características de productos básicos (commodities). En otras palabras, los extranjeros no parecen estar interesados en invertir en áreas que permitan transformar la pauta exportadora argentina a favor de una producción con mayor valor agregado.


“Vendemos porque no hay modelo”

José Ignacio De Mendiguren, secretario de la UIA, le vendió este año la empresa textil Coniglio al grupo Exxel.

-¿Por qué los empresarios nacionales están vendiendo sus empresas?

-Porque ante una situación de competencia tan difícil como la que se vive hoy a nivel internacional no reciben señales del Estado de que la producción vaya a ser una prioridad en la Argentina. Si el Gobierno desarrollara políticas activas que nos guiaran hacia un modelo industrial con identidad nacional, los industriales nacionales seríamos los primeros en invertir y encolumnarnos tras ese proyecto.

-¿Cómo sería ese modelo?

-Similar a lo que hicieron los italianos con la ropa, los franceses con los perfumes o, inclusive, los chilenos con los vinos, que hoy son reconocidos en todo el mundo. El Estado debe promover el crecimiento y la expansión internacional de los sectores en los que Argentina tiene las mayores posibilidades. Si hay un proyecto nacional coherente, no importa de dónde vengan los capitales porque será beneficioso para la sociedad toda.

-¿Cuáles serían los beneficios de ese proyecto?

-Que podríamos vender más caros nuestros productos. Un traje Armani se paga tres mil dólares, un perfume francés, quinientos dólares. Acá le vendemos la carne a Europa etiquetada con la marca de ellos. Cuando vale 50 centavos menos en Australia nos dejan afuera. A nosotros el Gobierno nos pide que bajemos los costos, sabiendo que lo único que nos queda por reducir son los salarios. Hay que subir el techo, no bajar el piso. No queremos pagar salarios asiáticos, queremos pagar salarios europeos.

-De todas maneras, los empresarios extranjeros piensan que es negocio comprar las mismas empresas de las que ustedes se quieren desprender.

-La visión es distinta porque la posición es distinta. Para ellos su exposición en Argentina no representa más del dos o el tres por ciento de su patrimonio. Para nosotros es todo nuestro capital. Además, hay empresas como Wall Mart que dicen que vienen a perder plata los primeros diez años. Eso lo pueden hacer ellos que están en cien países.


“Hay que negociar con las multi”

Andrés López, economista del CENIT (Centro de Investigaciones para la Transformación).

-¿En qué situación está el proceso de extranjerización de la economía?

-El hecho de que las inversiones abarquen rubros tan disímiles hace más difícil predecir qué más se puede vender. Pero, tomando en cuenta que lo que buscan las trasnacionales son marcas reconocidas y posiciones de mercado, se puede presumir que todavía puede haber importantes transferencias en el rubro alimentario, en el petrolero y en la industria farmacéutica, que, llamativamente, aún mantiene una fuerte presencia de capital nacional.

-¿Cuáles son los beneficios y los perjuicios de que una gran parte de la economía haya quedado en manos de capitales extranjeros?

-Para saber si hubiera sido mejor vivir los próximos años con una economía en manos de capitales nacionales o extranjeros habría que vivir los dos escenarios, lo que es imposible. Pero, siendo realistas, podemos decir que si los empresarios nacionales vendieron es porque pensaron que, en una economía abierta, les iba a ir mal. A partir de ahí, podemos afirmar que el proceso fue inevitable y que lo que debemos hacer es aprender a vivir con esta nueva situación. Que nos vaya mejor o peor no depende sólo de los empresarios, sino también de lo que haga el Estado.

-¿Qué puede hacer el Estado?

-Puede negociar con las multinacionales para que hagan investigación, para que entrenen mano de obra, para que desarrollen proveedores nacionales. O incentivarlos para que realicen otro tipo de producción con mayor valor agregado. No es lo mismo fabricar galletitas que microchips.

-¿Y si el Estado no interviene?

-Entonces las trasnacionales harán la más fácil, que es lo que vienen haciendo: importar todo lo posible y dedicarse principalmente al mercado interno y al Mercosur. El resultado será una balanza comercial con déficit crónico y menos empleo para los argentinos.