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Meirás - Migdal

Tener la ilusión
Textos: ESTEBAN PINTOS - Fotos: TAMARA PINCO

Los Piojos Pequeñas escenas de la vida cotidiana de Los Piojos, vistas desde el presente grande de 1998 hacia atrás. Miki, el bajista todoterreno, no se caracteriza por una gran predisposición ni voluntad de despertarse a tiempo. Puede dormir en cualquier circunstancia y contra cualquier aviso de despertador, en todas sus formas y variantes. Sus compañeros, amigos desde hace mucho tiempo, disparan el tema y así nace un largo relato sobre sus peripecias en algunos trabajos compartidos, hace ya bastante tiempo. "Yo llegaba tarde y el patrón me decía ¿qué pasa?. Lo llamaba y atendía todo dormido: ¡Miki! ¡Boludo! ¿Qué hacés ahí? Encima tenía que hablarle todo bajito, porque el tipo estaba controlándome ahí al lado", recuerda Andrés, representando aquel momento y aquel lugar. Los demás ríen de buena gana. Las anécdotas sobre personas que han pasado, dormidas, de largo de la estación de trenes de la que debían bajar, que incluye a varios piojos, surgen espontáneas. Es cosa seria esto de despertarse. Lo mismo puede pasar con Tavo y su pasión futbolera. "Se incendia cuando en la platea putean a un jugador nuestro", informan sus habituales compañeros de domingo en el Monumental, Miki y Pity. Andrés dice que una vez firmó la gorra de un pizzero y que eso le pareció extraordinario. Cosas de la popularidad.

-¿Este disco es el primero en el que toman conciencia de la cantidad de gente que va a escuchar estas canciones? Cambió bastante el panorama en estos dos últimos años.

-Andrés: Hay una sensación, pero no lo charlamos. Es el progreso real del ejercicio, de hacer algo ... ¿Viste la facultad que tiene cierta gente de despertarse siempre a las seis de la mañana, sin despertador ni nada? Eso es increíble, pensá que están sumando segundos inconscientemente y que su cuerpo, a las seis de la mañana, se despierta. Creo que es eso, el ejercicio, sin mayores preocupaciones, que surge como algo natural. No creo que estuviéramos menos preocupados por el sonido en Chactuchac ... Sólo que aquí fue muy natural, y no digo que sea bueno: por ahí sería mejor que nos preocupásemos más de lo que lo hacemos.

-En este tiempo, después de Tercer arco pasaron muchas cosas. Hoy, viéndolo hacia atrás, ¿se pasó bien, se hizo difícil? ¿Cómo es esto de ser popular?

-Miki: Así se pasa la vida, momentos en que estás bien, momentos en que estás mal. Pero estamos felices de que haya pasado como pasó.

-Andrés: Creo que pasa por ejercitar determinada cosa y que, a partir de ahí, te acostumbres a eso. Hay un momento medio paranoico en que te la pasás diciendo Loco ... ¿qué pasa conmigo? No es normal que entrés a un lugar y por lo menos diez personas, a partir de ese momento, empiecen a mirar a ver qué hacés y qué no hacés. Si una chica ya te conoce, si le gusta lo que hacés y así se hace más fácil el acercamiento, decís ¡sirvió para algo, tanto tiempo! ... (risas) No, en serio, creo que finalmente es muy bueno que la gente reconozca y te reconozca, pero como toda cosa muy buena tiene un costado negativo. Porque si vos te subís a un escenario es para que te vean, y si de repente te ven un montón, bueno, algo lograste. Y por otro lado, también es importante que siempre te encuentres con muy buena onda. No me pasó que nadie me dijera algo malo o me encarara mal, y si alguna vez sucedió, se pudo hablar también.

Los Piojos -La cuestión de la credibilidad del músico para con el público parece haberse vuelto fundamental o básica en la relación, ¿eso se vuelve una carga en algún momento?

-Andrés: Lo bueno de eso es que te ayuda a buscar tu propia sinceridad, tu propia verdad, más que si quizá laburaras en el correo. Eso en un punto te pone en un lugar en el que te cuestionás eso y me parece interesante. Por otro lado, te rompe un poco las bolas, te cuesta romper ciertos moldes mentales, tuyos y de la gente. A veces eso es algo contra lo que tenés que luchar.

-Pity: No creo que la gente te vea como igual. Si no, no te pedirían autógrafos, una púa ... Hay toda una película que la gente se hace y,quizá, vos estás más cerca de ellos de lo que realmente creen. La gente te puede hacer preguntas sobre los demás pibes, de acuerdo con la imagen que se han ido haciendo de ellos, y no lo podés creer.

-Andrés: Puede haber dos tipos de público para eso. El que quiere comerse esa película y el que no se la come, el que se identifica con la banda por cómo las hacemos o las decimos. Pero creo que todo es relativo, porque de alguna manera todo esto del rock es una ilusión. Uno vive de ilusiones: quizá si nosotros no hubiéramos pensado y creído que los Rolling Stones vivían una vida extraordinaria, no nos hubiésemos metido en esto. Eso de me gusta, quiero y sueño con llegar a algo difícilmente se dé con alguien al que le vaya mal. Pensás ésta es la vida, la felicidad, los tipos tienen todo ..., después, claro, vas creciendo y te das cuenta de la verdad. Pero esa ilusión, en un momento, fue motor de algo. En realidad, creo, es que también estás haciendo ese papel, porque es eso: me parece bien si un tipo tiene un drama en su vida privada y sube al escenario, y finge que todo está bien. Esto es así.
¿Y la fama repentina? Las radios que pasan lo que la gente quiere y que bombardearon con Los Piojos, para "esa gente que le preguntan ¿qué música te gusta? y contestan ¡toda!, y que en realidad le gustan uno o dos temas de cada disco. Eso es una mierda, gustarle a esa gente es lo mismo que nada. Capaz que es un poco mejor porque te compran el CD... ", dice Andrés. Inevitable, es el diagnóstico general. Las versiones Tinelli y bailanteras de los clásicos "El farolito" y "Verano del ‘92". La noche que alguien llegó a la sala de ensayo con el compact, trucho por donde se lo mire, titulado Enganchados brasileños, Los hits del verano o algo así. 30 segundos de cada canción, ideales para el trencito de madrugada en un casamiento (risas generales). "La sensación fue terrible, te ponés a pensar cómo alguien puede hacer esa marcha-cumbia con tu canción", reflexiona Dani. "Muy berreta", define Andrés. En Videomatch cambiaron la letra de "Verano del 92" para contar la detención de Guillermo Coppola. Todos corean el inicio de aquella letra apócrifa. "El la puso en el jarrón, parabán, parabán...", cantan y se ríen. Dice Andrés: "Hay gente que cree que triunfaste porque en el programa de Tinelli cantan tu canción". Dani tiene un vecino que le repite la muletilla "¿Y ... cuándo van a la tele?" Vuelta a la seriedad, o más o menos.

-Todo esto junto, ¿no genera lo que suele llamarse sobreexposición y que al artista en cuestión lo termina abrumando?

-Andrés: Me parece que por esas cosas del destino, todo gravitó en un momento: cuando pegamos el salto y nos vimos en el aire. Estábamos recolgados y cada uno en la suya: no tocábamos, y por eso no estábamos obligados a ensayar. Era mirarse y decir ¡Epa! ¿Qué pasa ahora? O me estrello contra el piso o trato de aprender a planear. En algún momento de la grabación, me acuerdo, discutimos alrededor de una canción que iba a incluir batucada y pensamos no ... van a creer que es otro "Verano del 92".

-Es que Azul empieza de manera poco complaciente, denso y arrastrado. No parece haber celebración de nada, al contrario: "Vals inicial" es como el anticomienzo para un disco...

-Dani: Es que tenía que empezar así, ya por la música o la letra. Está anunciando algo, es el comienzo. Así queríamos que quedara.

-Andrés: Es como decir bueno, OK, yo vendí tantos miles de copias ... ahora quiero empezar con un vals. Sin capricho, porque no es eso, querés contar con los elementos que a vos se te aparecen para la canción y que puedan ayudarla. Quisimos aprovecharlo como inicio, que desde el arte de tapa tiene un aire de historieta o pequeño cuento. El objetivo fue hacer un buen disco ...

-¿Y salió?

-Andrés: Un discazo ... (Risas.) No sé si está bien o está mal que uno opine de esta manera. Creo que el equipo funcionó de una manera muy copada, incluyendo al productor, al ingeniero y a los plomos. Era todopara adelante, las piezas no friccionaban. Todo estaba bien, si te cansabas de algo, salías, jugabas al metegol, pileta, fulbito. La palabra es concentración.

Pronósticos apasionados

-¿Y ... cómo vamos a salir en el Mundial? La pregunta desconcierta tanto como la más pretenciosa o profunda. Pero es un rato nomás, después se inicia la serie de predicciones y/o certezas sobre la posible performance del equipo de Passarella. Miki toma la palabra. "Yo tengo la fe de que vamos a salir campeones, estoy convencido. Lo vengo diciendo desde hace dos años", sostiene. Claro que desde su militancia riverplatense, cosa que los demás le recuerdan. Para Dani, no es tan positivo el panorama. "Después de haber visto el último partido, digo que es impresentable. Ojalá que no, pero me parece que vamos al muere contra una selección europea." En el mismo tono, Andrés dice que "Passarella anula la creatividad y la libertad individual de los jugadores. Así queda como un equipo carente de personalidad". Tavo asiente: "Se nota que salen a la cancha y que todo el tiempo lo único que quieren es no defraudar al técnico, mirando todo el tiempo al banco". Miki mira, escucha todas las opiniones y no emite la suya. Prefiere el silencio. La coincidencia, y la esperanza general es que cuando llegue el momento, los jugadores se olviden de todo y pelen la suya. "Verón, Berti, Gallardo, Ortega, Simeone, Bati, si todos ponen lo suyo y juegan como saben... vamos a estar ahí arriba.".