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Y olé!

Por Raúl Dellatorre

Los 15.450 millones de dólares que Repsol propuso pagar por el 100 por ciento de las acciones de YPF superan en casi un 40 por ciento a las inversiones totales en el país de empresas españoles entre 1990 y 1998. Pero la audaz apuesta para capturar la petrolera local no es un hecho aislado, sino un eslabón -el más importante, por cierto- de una historia que viene encadenándose a lo largo de la última década. Los capitales españoles han elegido estas costas para hacer negocios seguros, en mercados poco competitivos y sin excesivas exigencias tecnológicas.

Los grupos financieros Santander, Bilbao Vizcaya y Central Hispano, y las empresas Telefónica, Endesa y Repsol, junto a Iberia, han ocupado los roles protagónicos en esta campaña de conquista del mercado argentino. En telefonía y aeronavegación pisaron fuerte en los comienzos de los ‘90, en el inicio de la etapa de privatizaciones de empresas públicas. Luego avanzaron a paso firme en energía eléctrica y distribución de gas. Posteriormente, cuando la adquisición de empresas privadas por parte de inversores extranjeros pasó a ser el principal conducto de ingreso de capitales (1994/98), otra vez las firmas españolas ocuparon un lugar preponderante. Los sectores bancario y petrolero fueron el terreno al que arribaron empresas que no habían conocido antes suelo argentino y que, en poco tiempo, pasarían a ocupar posiciones de liderazgo. En el marco de los favores que la economía local le cedía a los inversores extranjeros -privatizaciones en condiciones ventajosas, desregulación de mercados, apertura comercial y financiera, unión aduanera regional-, no sólo los españoles se vieron tentados. Pero mientras los capitales estadounidenses, franceses, italianos elegían como objetivo sectores de alta competencia (hipermercados, automotriz, alimentos, agro), las empresas ibéricas apuntaron a negocios menos riesgosos. El monopolio telefónico, aerocomercial (en una primera etapa) y la distribución de gas y electricidad ganaron sus preferencias. Otros rubros de supuesta competencia pero de rentabilidad asegurada con las reglas locales, como petróleo, gas, combustibles, generación eléctrica y servicios financieros, fueron los elegidos en una segunda etapa.

Paralelamente al inicio de su propio proceso de privatizaciones, España vivió (entre fines de los ‘80 y principios de los ‘90) una etapa de fuerte crecimiento. El desarrollo del mercado de capitales interno posibilitó, a su vez, la formación de poderosos grupos locales y una rápida caída en las tasas de financiación para las empresas. El sector financiero se sumó con entusiasmo al proceso, incluso con participaciones accionarias de los grandes bancos en los capitales de las nuevas empresas. Ese contexto le permitió al gobierno español “darse el lujo” de licitar sus empresas otorgando participación exclusiva a los capitales locales. De ese proceso surgieron los grupos que hoy controlan la mayor parte de los servicios públicos en Argentina.

Telefónica domina en telefonía básica, pero además participa en el negocio de celulares y en medios de comunicación, asociado al CEI. Endesa juega fuerte en generación y distribución eléctrica, en este último caso con el control de Edesur y participación en Edenor (bajo control de EDF, francesa). Repsol tiene predominancia sobre Gas Natural BAN y participación minoritaria en Metrogas, las dos principales empresas de distribución de gas natural. Con el pase de YPF a control de Repsol, esta última (sumadas su participación en Astra, Pluspetrol y Eg3) quedará en posición dominante en producción de petróleo y gas, refinación de hidrocarburos y comercialización de combustibles. El Banco Francés (Bilbao Vizcaya) ocupa el segundo lugar en el ránking de préstamos de las entidades privadas y el Río (Santander), el tercero. “Son negocios de caja asegurada”, señalan los expertos en referencia a los servicios públicos dominados por los españoles. Caracterización que también le cabe a YPF, por el lugar que ocupa en el mercado. El agotamiento del proceso de rápido crecimiento interno en España parece estar en el origen de la salida de sus empresas a la conquista del mundo. Y la elección de Latinoamérica, y en particular de Argentina, como objetivo geográfico no es casual. A Asia llegaban tarde, donde además hubieran enfrentado una durísima competencia tecnológica. La misma barrera tecnológica se les presentaba en Europa y América del Norte, con Alemania, Francia y Estados Unidos como rivales imposibles de enfrentar. La inmadura Latinoamérica le abrió los brazos y Argentina les ofreció un lecho más que confortable.

Como resultado, hoy el capital español se ubica en un lugar privilegiado dentro de sectores poco dinámicos pero con rentabilidad asegurada. La posición monopólica que ocupa en distintos mercados no la logró por haber desplazado a otras empresas privadas, sino por haberse ubicado en el lugar abandonado por el Estado. “El capitalismo perezoso español desplazó al capitalismo bobo del Estado en la región, que no quiso mantener su participación en el mercado”, señaló a Cash un analista especializado en servicios públicos, aludiendo no sólo al caso argentino, sino también a lo ocurrido en Colombia, Brasil, Perú y Chile con la irrupción de firmas ibéricas.


Entrevista con Daniel Chudnovsky, experto en inversiones extranjeras
Cuál es la estrategia de los españoles

Por R.N.

Daniel Chudnovsky, economista de la Fundación CENIT, es uno de los principales especialistas en análisis de inversión extranjera y desarrollo de grupos económicos. Cash lo consultó para conocer su opinión sobre la operación YPF-Repsol y, en especial, acerca de cuál es la estrategia de los capitales españoles que están apostando agresivamente en Argentina.

-¿Qué razones tienen los españoles para priorizar a la Argentina como destino de sus inversiones?

-En los primeros años del gobierno de Menem, cuando el país no era para nada atractivo para los inversores, las compañías estatales españolas se arriesgaron a venir, quizá por algún acuerdo político. Luego España fue superada por Estados Unidos que se transformó en el primer inversor en el país. Lo de Repsol es un tema muy particular que tiene que ver con su posición en el mundo. La estrategia de España se mantiene y va dirigida a los principales países latinoamericanos.

-¿Por qué priorizan a Latinoamérica?

-Tienen que buscar ventajas comparativas con respecto a sus competidores. Si no pueden superar a los grandes países en tecnología o gestión, buscan regiones en los que una idiosincrasia y una cultura común les resulten beneficiosas. En ese sentido se sienten mucho más cómodos en Latinoamérica que en Asia.

-¿El proceso de extranjerización de la economía argentina tiene características particulares o está en línea con lo que pasa en el mundo?

-Forma parte de una tendencia internacional. Argentina es uno de los países a los que van las inversiones. La mayor parte de las naciones pobres desearían recibir los capitales que están ingresando al país.

-¿Qué ven en Argentina?

-Es un país con un ingreso per cápita de 10 mil dólares anuales, con una tasa de crecimiento de las más altas de los países en desarrollo y forma parte del Mercosur. Lo que compran es, esencialmente, una posición de mercado que, si quisieran conseguirla montando una nueva empresa, les costaría muchos años y muchos dinero. En el caso de YPF, además de una gran porción del mercado nacional, compran reservas.

-¿A cuál de las dos empresas beneficia la compra?

-Depende. YPF se va a integrar a la competencia grande internacional, lo que nunca podría haber hecho sola. Y a Repsol le sirve para su estrategia de crecimiento. El tema es si financieramente va a salir bien parada. Repsol está comprando una empresa tan grande como ella misma; eso ocurre pocas veces y, por lo general, no sale bien. Si fracasa será negativo para las dos.

-¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de que las empresas nacionales pasen a manos extranjeras?

-Lo positivo es que ingresan capitales, principalmente en un momento de fuerte déficit de cuenta corriente. También el aporte de tecnología y de eficiencia de gestión para ponerlas a tono con la competencia internacional. Lo negativo es que el Gobierno, al que sólo le interesan los problemas de caja, no aprovecha el interés de los inversores para negociar mejores condiciones para el ingreso de capitales.

-¿Qué tipo de condiciones?

-Que inviertan en formación de personal, que desarrollen tecnología. Por ejemplo, podría pedirle a Repsol que instale un gran laboratorio de tecnología petrolera en el país. La mayoría de las empresas de capital extranjero prefieren importar que desarrollar una cadena de proveedores pymes que generaría demanda local de trabajo.


Inversiones por 26.592 millones de dólares en los 90.
“Es la tercera gran inmigración”

Por Roberto Navarro

En 1990, cuando el presidente Carlos Menem anunció las primeras privatizaciones, el por entonces primer ministro de España, Felipe González, aseguró: “Si yo tuviera dinero, invertiría en la Argentina”. Y los españoles se lo tomaron en serio. En lo que va de la década, llevan invertidos 11.143 millones de dólares. Con los 15.449 millones que pagarán por todo YPF (ya desembolsaron 2010 millones por el 14,99%) se consolidan como el segundo país extranjero que más invierte en el país, detrás de Estados Unidos (35.457 millones). Esa operación es la más importante que haya realizado en el exterior una empresa española en la historia.

En los diarios españoles de los últimos días, distintos analistas afirmaron que, por su grado de desarrollo, España tiene más posibilidades de competir en América latina que en Europa. Y que la cercanía cultural con Argentina tiene un peso importante a la hora de decidir inversiones. El economista del CENIT, Daniel Chudnovsky, manifestó a Cash (ver aparte) que coincidía en que “una idiosincrasia y una cultura común” son una ventaja comparativa para España en toda la región. Latinoamérica ya absorbe más del 50 por ciento de la inversión española en el exterior. En los últimos tres años, Brasil recibió inversiones de ese origen por 7648 millones de dólares, Argentina por 5616 millones, Chile por 2087 y Colombia por 1836 millones. Un informe realizado por el Centro de Estudios para la Producción, dependiente de la Secretaría de Industria, asegura que el 75 por ciento de las inversiones españolas en América latina se concentraron en sectores oligopólicos o empresas públicas que operan en mercados regulados.

La avanzada comenzó a principios de la década con las primeras privatizaciones. En 1990 Telefónica se hizo cargo de la zona sur de ENTel; el mismo año Iberia compró Aerolíneas Argentinas; en 1991 apareció Repsol en escena, comprando el 50 por ciento del área petrolera Vizcacheras. Luego comenzaron a hacerse fuertes en energía eléctrica. Endesa-Repsol tiene el 40,09 por ciento de Edenor y también controla Edesur. En materia gasífera, participan del 14 por ciento de Metrogas, del 67,0 de Gas Natural BAN, del 55 por ciento de Mejorgas y son propietarios de Gas del Litoral, Poligas Luján y Algas. En cuanto al petróleo, Repsol tiene el 56,7 por ciento de la petrolera Astra, el 93,8 de EG3, el 45 por ciento de Pluspetrol y también participa en Oleoductos del Valle, Refinor y Refisan.

En 1997, el Banco Santander compró el 35 por ciento del Banco Río y el Bilbao Vizcaya compró y fusionó a los bancos Francés y de Crédito Argentino. El Central Hispano, que se acaba de fusionar con el Santander, tiene el Banco Tornquist y 10 por ciento del Galicia. En seguros, Mapfre de España compró el 10 por ciento de la filial local. El grupo Telefónica Internacional, junto con el norteamericano CEI, controla el holding Atlántida, al que pertenecen Telefé, parte de Canal 9, Radio Continental, Cablevisión y varios medios más. La lista sigue y es extensa. Como para no dejar ningún negocio afuera, los españoles participaron de la concesión del Acceso Norte, formando parte de la empresa Autopistas del Sol, y tienen una parte minoritaria de Aguas Argentinas.

El embajador de España, Carlos Carderera, aseguró a Cash que “ésta es la tercera gran inmigración española hacia Argentina”. Sólo que en esta oportunidad, en vez de venir a quedarse en el país, vienen a comprarlo.