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Jueves 30 de Septiembre de 1999

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6-historias-6 de jóvenes que dieron el gran paso

Mi mundo privado

 

Dejaron de ser los nenes de la casa y ahora disfrutan de la independencia. Suelen trabajar
para mantenerse, no les preocupa el desorden y de cocinar...
Mejor no hablar. Los amigos (y los no tantos) pueden caer a cualquier hora,
sin previo aviso, y de vez en cuando les pega la soledad.
Aun así, no lo cambian por nada ni por nadie.

BRUNO MASSARE

Pablo Rivera
25 años
Ingeniero mecánico
Vive solo desde el ‘93
La frase: “Cuando te vas a vivir solo, cambiás la forma de pensar, dejás de hacerlo a través de los demás”.
La camioneta: “Fue muy duro cuando me fui de Mendoza, de la casa de mis viejos. Iba atrás en la camioneta y miraba cómo se alejaba la ciudad. Ese verano –del ‘92– me instalé con tres amigos en Río Cuarto para empezar a estudiar. Pero el nivel de la carrera no era bueno, así que al otro año decidí irme a estudiar a San Juan”.
Desprotección: “Esta vez ya estaba solo. Me dediqué a estudiar más que a cualquier otra cosa. Estar solo me hizo madurar mucho, pero a veces sentís el peso de esa desprotección. Era más duro al principio, después lo soporté mejor a medida que conocía gente o cuando me puse de novio”.
La gran ciudad: “Llegué a Buenos Aires en febrero de este año, había empezado a mandar cartas apenas me recibí y cuando me llamaron, no lo dudé. Me costó alquilar porque nadie te acepta garantías que no sean de Capital, tuve que recurrir a gente de la empresa. Es un departamento muy chico, tiene sólo un ambiente y trato de tenerlo ordenado. Bueno, en realidad, debo reconocer que soy bastante obsesivo y aún más desde que vivo solo”.
Montañas: “Los fines de semana es cuando más se extraña, esta ciudad es muy distinta DE las otras. Nadie te saluda, no conocés a tus vecinos, no hay con quién hablar. A veces me siento un poco solo, pero ya hice algunos amigos en el laburo. Cuando salgo hay veces en que todavía me pierdo, acá no hay montañas, me falta un punto de referencia”.

Pablo Farina
28 años
Postproductor de imagen y sonido
Vive solo desde el ‘93 (con alguna que otra interrupción)
La frase: “Podría comprarme un despertador, pero me gusta que mis amigos me llamen para despertarme”.
La heladera: “Al principio vivía solo, pero mi viejo me pagaba la mitad del alquiler. Estaba en Barrio Norte y aparecía gente distinta todos los fines de semana, yo era el chico que tenía el departamento en el centro. Era pura joda. Una vez me desperté y éramos diecisiete, había algunos que no tenía idea quiénes eran. Otras veces me lo pedían prestado cuando sabían que yo no iba a estar, entonces el trato era: ‘te lo presto, pero llename la heladera’.
San Telmo: “Mi viejo dejó de bancarme y entonces tuve que volver a mi casa de Merlo. Yo estaba estudiando cine y puse un cartel en la universidad para ver si alguien quería compartir un alquiler. Al final nos juntamos seis y nos fuimos a una casona de San Telmo. Todo muy divertido al principio, pero con el tiempo la cosa se empezó a pudrir entre nosotros; ese lugar era un descontrol”.
Convivencia: “Después de eso intenté vivir con una chica, pero nos terminamos peleando a los dos meses. Ahí me puse en campaña para alquilar algo, hasta que hace poco más de un año conseguí un dos ambientes cerca de Plaza Serrano, que es donde estoy ahora”.
El colchón: “Elegí vivir solo como una búsqueda de mí mismo, una forma de encontrarme. No llegan muchas visitas inesperadas, quizás no soy buen anfitrión. Trato de estar todo el tiempo que puedo, me gusta estar solo, colgarme de noche navegando en Internet, escribiendo o mirando alguna película. Duermo en un colchón tirado en el piso, porque de chico me molestaba tener que revisar cada noche debajo de la cama antes de acostarme. ¿Soledad? Y... a veces todavía me cuesta estar en paz conmigo, o estar solo mirando el techo. Pero creo que es cuestión de costumbre y, de todas formas, es lo que siempre quise”.

Belén Blanco
23 años
Actriz
Vive sola desde el ‘96
La frase: “No soy de tener mucho desorden, salvo en mi cabeza”.
Intensidad: “Desde que vivo sola vivo más intensamente. Me fui de casa a los 20 para irme con mi novio, y hace un tiempo me compré un departamento en Palermo. Obviamente, lo pude pagar gracias a mi trabajo”.
Independencia: “Las ventajas de ser la dueña de casa son muchas. Lo mejor es la independencia que me da, puedo hacer lo que quiero a la hora que quiero, puedo ser desordenada y no tengo que rendirle cuentas a nadie”.
Código timbre: “Es común que aparezca gente sin haberme llamado antes y eso me molesta mucho. Creen que porque vivís sola estás a disposición de todo el mundo. Pero eso ya lo tengo solucionado: con mis amigos tenemos un código de timbres. Si no son ellos, directamente no atiendo el portero eléctrico”.
Manías: “Detesto ir al supermercado, me da fobia toda la gente que hay en esos lugares. Generalmente me salva el delivery, otras simplemente no como. Creo que a esta altura me sería imposible volver a vivir con mis viejos, me volví un poco maniática, con ciertas cosas que no pienso confesar y, por lo menos en mi caso, le agarré el gusto a la soledad, es mi estado ideal en este momento”.

Daniel Tognietti
29 años
Periodista
Vive solo desde el ‘98
La frase: “Yo no vivo solo, vivo con Alberto”.
Divertido: “Me fui a vivir solo hace un año y medio, cuando me compré un departamento en Colegiales. No estoy mucho porque siempre ando de un lado para el otro, pero es copado, me gusta tener mi lugar y también poder recibir gente. Me resulta muy divertido vivir así, fue un cambio muy positivo”.
Alberto: “Es el verdadero dueño de casa y, básicamente, es un gato sospechoso. Invita por su cuenta a señoritas al departamento. Suele ser mi arma secreta de seducción, ninguna se le resiste. Tiene cuatro años y es un gato stone, porque nació el 9 de febrero del ‘95, cuando vinieron por primera vez”.
Tareas del hogar: “¿Ordenado yo? Todo lo contrario, creo que soy metódicamente desordenado, no hago nada por mantener las cosas en su lugar. ¿Cocinar yo? Nunca, hay una señora que me cocina y me deja la comida en el freezer, gracias a eso tengo siempre algo de comer en mi casa. Creo que, si la cocina dependiera de mí, estaría al borde de la desnutrición”.
Idealización: “La soledad no es un gran problema. Por ahí en ciertos momentos, pero no es algo que me supere. ¿Mi familia? Es inevitable que las relaciones mejoren. Las distancias ayudan a idealizar las cosas, y con los lazos afectivos también se da eso”.

Gustavo Favretto
23 años
Estudia Farmacia y Periodismo Deportivo
Vive solo desde el ‘97
La frase: “Lo mejor es que el baño siempre está desocupado”.
Villa Regina: “Antes vivía con unos amigos que también son de Villa Regina (Río Negro), pero después decidí alquilar algo por mi cuenta. El problema es que no estoy trabajando y entonces es un desgaste muy grande para mi viejo. El año que viene voy a tener que conseguirme un laburo como sea porque la cosa se puede empezar a complicar, y además voy a tener más tiempo, para entonces ya habré terminado Periodismo Deportivo”.
Cucarachas: “Creo que no sentí mucho el cambio, es muy tranqui, comés cuando querés, podés dejar todo tirado y nadie te va a decir nada. Es tu mundo y vos sos el dueño. Igual trato de mantener cierto orden, cada tanto hago alguna limpieza porque si no corro peligro de que me coman las cucarachas”.
Encomiendas: “No tengo mucha habilidad para la cocina, igual a veces lo intento. Muchas veces zafo con las encomiendas que me manda mi vieja desde Villa Regina. Milanesas, pickles, berenjenas, dulces caseros, latas de conserva... Me mandan de todo.
El Centro: “Esta es una ciudad muy grande y a veces da para deprimirse, sobre todo cuando sos de afuera. Pero siempre cae alguien al departamento, como saben que vivís solo directamente tocan el timbre y suben. Y además está el Cerneba (Centro de Estudiantes de Río Negro en Buenos Aires), que también es una gran ayuda porque es un buen lugar para hacer amigos, que en general suelen estar en la misma que vos”.

Angel Kaminsky
26 años
Coordinador artístico de Warner Music
Vive solo desde el ‘98
La frase: “¿Ponerme
a cocinar? A los cajones de la cocina los uso para guardar discos”.
Un paso: “Cuando mis viejos se fueron a vivir al Tigre no tuve otra alternativa, aunque yo ya estaba pagando las cuotas de un departamento en Palermo Chico. Fue algo supernatural, de un día para el otro estaba durmiendo solo en el departamento y el cambio no me afectó en nada. Ya tenía 24 años y era un paso que en algún momento tenía que dar”.
Mi mejor amigo: “Me gusta estar solo, hay momentos en que tengo necesidad de tener mi mundo privado. Tengo una máxima: Yo soy mi mejor amigo. Trato de pasar todo el tiempo que puedo en el departamento, suelo estar mucho en mi cuarto, escuchando música o haciendo cualquier otra cosa”.
Delivery: “Estando solo te agarran algunas mañas, del tipo que no me gusta que llegue alguien y me mueva las cosas de lugar, aunque se trate de un almohadón. Lo que nunca hago es cocinar, soy un adicto al delivery y creo que no podría vivir sin él. La heladera no es muy útil para mí, salvo para pegarle imanes”.
La distancia: “En mi caso mejoró mucho la relación familiar, cada vez que te encontrás hay muchas cosas para contar, la distancia es muy buena en ese sentido. Además, yo tengo la suerte de tener una madre que todavía me lava la ropa, eso es algo difícil de encontrar hoy en día”.


Irse a vivir solo está cada vez más complicado

Estado de las cosas

CLAUDIO ZLOTNIK
de la sección
Economía de Página/12

El mercado inmobiliario no le pudo escapar a la recesión. Alquilar o comprar una vivienda se ha vuelto una tarea difícil, cuando no inoportuna. La menor actividad económica y el temor de la gente a una devaluación, en el marco de la campaña electoral, han conspirado contra uno de los segmentos de la economía que mejor venía evolucionando. Que el mercado inmobiliario se revitalice dependerá de que los consumidores renueven su confianza en la economía, una condición que ni el más optimista de los economistas cree posible hasta bien entrado el año 2000.
De la mano de la estabilidad, el sector de la construcción se expandió con fuerza. Conseguir un crédito hipotecario se fue haciendo cada vez más fácil. Aprovechando la capacidad de ahorro de los argentinos en los primeros años de la Convertibilidad, los bancos se las ingeniaron para utilizar esa liquidez lanzando líneas hipotecarias competitivas. En un mercado cada vez más agresivo, las entidades financieras fueron bajando las tasas de interés, al mismo tiempo que alargaban los plazos de los préstamos. Hasta que, crisis mediante, el negocio inmobiliario se deprimió y la posibilidad de mudarse quedó postergada para muchos jóvenes.
Con la inestabilidad de los mercados financieros, los bancos optaron por “pisar” los depósitos. En la práctica, esto significó que, antes de hacer negocios prestando el dinero que recibieron de los ahorristas, los bancos prefirieron mantener ese colchón de fondos para preservarse de cualquier sacudón en el sistema. El perfil más conservador de las entidades financieras junto con el aumento del costo del dinero a consecuencia de la crisis redundó en dos efectos:
1) Hubo menos créditos a disposición del público. Hoy no alcanza con tener un ingreso mínimo de 1200 pesos mensuales para sacar un préstamo. También hay que dar con el perfil de deudor confiable.
2) Un incremento de las tasas de interés de las líneas hipotecarias. De hecho, en el último año, las tasas de los créditos treparon entre un punto y un punto y medio en promedio, llegando a una media del 14 y 12,6 por ciento anual para las líneas a costos variables en pesos y dólares, respectivamente. En tanto, a tasa fija, las tasas treparon al 15 (en pesos) y 12,6 por ciento (en dólares).
¿Qué pasó con los precios? Ante el estancamiento del mercado, los valores de las viviendas cayeron en picada. En los últimos doce meses, cedieron hasta un 20 por ciento según el barrio. Mientras que los alquileres bajaron hasta un 10 por ciento. Las ventas también cayeron fuerte. En los primeros ocho meses del año, los créditos hipotecarios bajaron un 16,4 por ciento en relación con el mismo período del ‘98. Según un relevamiento realizado por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), el 94 por ciento de las inmobiliarias admitió que sus ventas de unidades a estrenar bajaron en lo que va del año. Y la cifra cae al 72 por ciento de los encuestados a la hora de hablar de las ventas de los usados. Y las perspectivas no son las mejores. La mitad de los empresarios esperan que las ventas continuarán deprimidas en los próximos meses. Y siete de cada diez prevé que los precios seguirán declinando. El escenario económico que va a encontrar el gobierno que asuma en diciembre está lejos de ser el óptimo.