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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
30 JULIO 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


¿Colombo acusa a Maccarone?

Según declaró estos días Chrystian Colombo, actual presidente del Nación Argentina, ese banco “se dedicó hasta hace muy poco a darles crédito a empresas fantasma”. El paso siguiente, que es revelar la lista de deudores fantasmáticos del BNA, queda pendiente. Pero, además, ese “hasta hace muy poco” incluye necesariamente al antecesor de Colombo, el ex presidente de la desaparecida Adeba, Roque Maccarone. Siendo esto así, lo desconcertante es que, según ha podido saberse, Fernando de la Rúa quiera que Aníbal Ibarra designe a Maccarone al frente del Banco Ciudad.
Un allegado a Colombo aconsejó a Cash no tomar al pie de la letra la gravísima declaración del conductor del primer banco argentino, y mencionó que Colombo trabajó durante años en la mesa de dinero de Banco Río, cuando éste era conducido por Maccarone, y que además son amigos y se tributan visitas familiares. Cuadro enternecedor que, en todo caso, añade confusión al asunto. Fuentes del Nación se limitan a recordar que anteriores presidencias, como las de Santilli y Dadone, son vistas como pozos negros que, salvo por algunos célebres casos (tipo IBM, Yoma, Gatic o De Santibañes), nadie investigó ni investigará.
Alguien explicó la boutade de Colombo por la presión política que él procura ejercer sobre el Parlamento para que le sancionen la nueva carta orgánica del Nación, que le permitirá concentrarse en la financiación a las pymes. En cuanto al Ciudad, tampoco hay intención alguna de reabrir los libros y fijarse en las desprolijidades de los muchos años en que radicales y peronistas decidían, desde el directorio, a quién se le prestaba.
Horacio Chighizola, actual vicecanciller, denunció en 1996, desde la cúspide del Ciudad, que había detectado 150 millones de pesos irrecuperables, repartidos en créditos irregularmente otorgados. Pero se convino en echarles la culpa de todo a un grupo de gerentes y otros jefes, que fueron depurados, sin importar que, por los montos, la mayoría de los malos préstamos habían requerido la venia de los directores.