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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
11 NOVIEMBRE 2001








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler

Pudoroso autohomenaje

Quizá corresponda, a esta altura, realizar un pudoroso y melancólico autohomenaje al nombre de esta sección del Cash. Este tributo no abre juicio sobre los contenidos: sólo sobre la etiqueta. Porque, como habrá que reconocer, toda la economía argentina es una deseconomía. Un sistema donde decenas de millones de personas trabajan en condiciones cada vez más duras y penosas, para sólo lograr vivir cada vez peor, tanto por el presente como por la incertidumbre y el miedo que les causa el futuro. Un gigantesco mecanismo que se ha quedado sin proyectos, con una sociedad que ha sido librada a su suerte y a su propia anarquía por el Estado.
Cada engranaje que no funciona les genera a otros una deseconomía: la basura sin recoger, las rutas cortadas, los servicios cuya provisión queda suspendida, la ruptura en la cadena de pagos, la inevitabilidad de llevarse la plata del banco para prevenir una eventual confiscación, el “error” de haber pagado un impuesto un día antes de que se anuncie un jubileo generalizado para quienes no pagaron. Cada una de estas deseconomías reduce la productividad, eleva los costos, aísla, excluye y contribuye al fracaso colectivo.
Pero se necesita de factores muy poderosos para provocar que todo un sistema económico se vuelva deseconómico. Uno de esos factores es la globalización financiera, con las deudas del tercer mundo fluctuando a cada minuto en las pizarras de Wall Street y agencias calificadoras de riesgo subiendo y bajando notas de las que depende la suerte de millones de personas. Pero algo especial debe de haber agregado a esa perversidad universal la Argentina para detentar, ella sola, más de un 25 por ciento de la deuda de todo el mundo “emergente”, sin que esa gigantesca masa de fondos ingresados a préstamo le haya servido para otra cosa que para arruinarse.
Quizá lo que añadió fue su rasgo diferencial: la convertibilidad con tipo de cambio fijo. Porque sus demás males –empresarios y políticos corruptos, entre otros– son igualmente comunes en otras partes.