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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
11 NOVIEMBRE 2001








Bancos
canje

- El canje de bonos devaluados por préstamos garantizados implica una ganancia contable extraordinaria para los bancos de 6000 millones de dólares.

- Al principio, la banca se opuso a esa operación, hasta que conoció los detalles que le brinda una oportunidad increíble de pasar un default con ventajas.

- Los banqueros esperaban una quita de capital. Pero simplemente sufrirán una merma de la tasa de interés.

- Cuando se resistían, Cavallo los amenazó con que si no aceptaban deberían computar todos los títulos a valor de mercado.

- Esa medida hubiera implicado una pérdida contable para el sistema de 4000 millones de dólares.

- Finalmente, aceptaron el canje, exigiendo además otros beneficios.

- La posibilidad de distribuir dividendos de esa ganancia contable.

- Recibieron también más negocios: la bancarización masiva de más de 1,5 millón de personas.

 


El que ríe último...

Por Roberto Navarro

Aunque el Gobierno se preocupó en destacar que esta vez el ajuste caería sobre el sector financiero, los bancos volvieron a ganar. La reestructuración de la deuda pública nacional que les propuso Domingo Cavallo a los banqueros superó, incluso, sus expectativas de máxima. Negociaron un default sin quita de capital y con una ventaja extra que no esperaban. Cash pudo comprobar, luego de consultar a analistas independientes e incluso a los propios banqueros, que el canje de bonos depreciados en el mercado por préstamos garantizados, que podrán contabilizar al 100 por ciento de su valor, representará en sus balances una ganancia impresionante: en total, el sistema registrará una utilidad extraordinaria de 6000 millones de dólares. Renta que estará, además, exenta del pago del impuesto a las Ganancias. Al final del ejercicio, los accionistas podrán distribuir parte de ese beneficio, incluso girarlo a sus casas matrices del exterior, sin ninguna restricción. Y los directores y gerentes cobrarán sus premios anuales sobre esas ganancias. Los inversores bursátiles salieron a comprar papeles de los bancos Francés y Galicia, que son los que más títulos públicos atesoran en sus carteras, generando un alza en las cotizaciones de ambas entidades superior al 15 por ciento. Los analistas financieros consideran que la rebaja en la tasa de interés que devengará los nuevos préstamos en el futuro no significará, necesariamente, una pérdida. La mala noticia que recibieron fue que, a partir de ahora, los bancos tendrán que dejar de vivir del Estado y basar su negocio en financiar al sector privado. Las calificadoras de riesgo temen que el canje, que prevé un período de gracia de tres años, les reste liquidez (ver aparte).
La mayoría de los bancos tiene títulos públicos registrados en sus balances en dos cuentas distintas. Los papeles contabilizados en la cuenta de inversión están asentados al precio de compra más el interés devengado hasta el momento de cierre del balance. En esa columna, en promedio, los bancos registran el 60 por ciento de su tenencia de bonos. En la otra cuenta, la de trading, el resto de los títulos se asientan a precios de mercado. Este sistema responde a regulaciones del Banco Central. Como el precio de mercado de los bonos cayó por debajo del 50 por ciento, el sistema financiero tenía contabilizada su cartera de títulos públicos nacionales a menos de 15 mil millones de dólares. Cuando el Estado canjee estos papeles por préstamos garantizados por la recaudación impositiva, que podrán ser registrados al 100 por ciento, ese activo tendrá un valor de 21 mil millones de dólares. Para el Banco BBVA Francés ese cambio de instrumentos financieros representará una ganancia contable de 900 millones de dólares; el Banco Río se alzará con 600 millones de dólares y el Galicia, con 300 millones.
Los banqueros dicen que es simplemente una ganancia contable, porque se trata del mismo monto de deuda nominal y del mismo deudor. Pero en la cena que compartieron con Cavallo el domingo pasado, en la que el ministro los convenció de la conveniencia del canje, los banqueros consiguieron que el Banco Central no pusiera objeciones a la distribución de esos dividendos. En la misma cena, a la que los banqueros se presentaron con una posición muy dura, el ministro les advirtió que, si no aceptaban rápido la propuesta, el Banco Central los iba a obligar a registrar los títulos públicos en sus balances a precios de mercado. Si Cavallo hubiera concretado su amenaza, los bancos, en vez de ganar, hubiesen contabilizado pérdidas por más de 4000 millones de dólares.
Un director de uno de los bancos que más títulos guarda en su cartera confesó a Cash que, desde el megacanje realizado hace cinco meses, la expectativa de los grandes bancos privados era seguir cobrando los altísimos intereses que devengaban los bonos nacionales y provinciales hasta fin de año y conseguir una renegociación de la deuda sin quita de capital. “Lo del canje por un préstamo que podemos contabilizar al 100 por ciento es una idea brillante del Mingo que no esperábamos”, señaló el ejecutivo que, por supuesto, pidió mantener en reserva su identidad. Los nuevos préstamos tienen otra ventaja para los bancos: mejoran la calidad de sus carteras, disminuyendo los montos de previsión. Como se trata de créditos voluminosos, comparados con el stock de préstamos vigente, al asentarlos en sus carteras, disminuirá la proporción de créditos en estado irregular con respecto del total. Así bajará también el porcentaje de dinero previsionado como pérdidas en los balances.
La queja de los banqueros es que esos préstamos devengarán una tasa de interés del 7 por ciento anual. La nueva tasa significa una rebaja promedio de 5 puntos porcentuales con respecto a lo que venían cobrando. A cambio, el Estado les ofrece como garantía la recaudación tributaria, que, en el futuro, se depositará en una cuenta del Banco Central. La autoridad monetaria primero pagará los intereses de la deuda y luego enviará el resto al Tesoro. Ante la reducción de la tasa, los bancos tendrán que preocuparse por conseguir un fondeo a menor costo, conformarse con una ganancia inferior con el Estado y salir a hacer negocios con el sector privado.
Los bancos también se comprometieron a canjear los 7700 millones de dólares que tenían prestados a las provincias por un nuevo crédito a tasa menor. En este caso la reducción es del 24 por ciento promedio que venían cobrando al 7 por ciento. Y no registrarán ganancias por el cambio, porque no es un canje de bonos sino de créditos viejos por nuevos. En esta operación la diferencia de ingresos futuros es significativa. Pero ya había provincias, como La Rioja y Chaco, que habían dejado de cumplir sus compromisos, por lo que la posibilidad de cobrar efectivamente las altísimas tasas pactadas era cada vez más baja.
La posibilidad de que las empresas puedan saldar sus pasivos bancarios utilizando títulos públicos comprados en el mercado al 50 por ciento de su valor también es un negocio para los bancos. Las entidades bancarias cambiarán esos bonos por préstamos al Estado y así convertirán carteras morosas, que cotizaban en sus balances a un promedio del 30 por ciento, en créditos regulares. Las estimaciones más conservadoras calculan que el sistema financiero podrá recuperar cerca de 1000 millones de dólares de los 6500 que tenía previsionado como pérdidas.
Para que los banqueros no tuvieran dudas de que las nuevas medidas no estaban destinadas a perjudicarlos, Cavallo les ofreció dos negocios adicionales. Uno es la posibilidad cierta de un fuerte proceso de bancarización. La devolución de IVA de entre un 3 y un 5 por ciento en todas las operaciones comerciales que se realicen con tarjeta de débito seguramente acercará a los bancos a miles de clientes, que les dejarán nuevas ganancias por el uso del plástico. A la vez, la obligación de que las empresas depositen los salarios brutos en los bancos y éstos se hagan cargo de administrar los pagos a la AFIP, las AFJP, las ART y la Anses les generará nuevas comisiones.
En el último año, los bancos que poseen mayor cantidad de títulos públicos, Francés, Galicia, Río y HSBC, entre ellos, consiguieron ganancias de entre un 12 y un 20 por ciento sobre patrimonio. En un país que vive una profunda recesión, que liquidó la rentabilidad de la mayoría de las empresas, los bancos ganaron hasta el triple de lo que consiguen en Europa y Estados Unidos. La razón es que estuvieron financiando al Estado a intereses ruinosos para el fisco, que incluían una tasa de sobrerriesgo por la alta posibilidad de un default con quita de capital. Como esa quita no se concretó, la sobretasa quedó como una enorme ganancia. Y, como saldo final, el nuevo canje con una utilidad contable extraordinaria.


EL CANJE TRAERA PROBLEMAS DE LIQUIDEZ AL SISTEMA

Ahora, a trabajar de bancos

Por R.N.

El saldo inmediato y más importante que les dejará el nuevo canje a los bancos es la inesperada ganancia contable de 6 mil millones de dólares. Pero, al mismo tiempo, la jugada de Cavallo les cambió el negocio. Ahora, el Estado pagará una tasa reducida por la deuda ya contraída y, si se cumple el déficit cero, no tomará nuevos compromisos. En consecuencia, los bancos tendrán que salir a generar negocios en el sector privado. Clientes no les van a faltar, porque el sector productivo está ávido de crédito. Pero financiar empresas tiene mayores riesgos y más altos costos que comprar títulos públicos y guardarlos en cajas de seguridad. El otro problema para los bancos es conseguir fondos a largo plazo y a bajas tasas para financiar el período de gracia de tres años que decidió el Estado unilateralmente.
Las calificadoras de riesgo afirman que el paquete instrumentado por Cavallo tendrá un efecto positivo para la banca en los primeros balances. Y que el resultado posterior dependerá de la performance de la economía y del grado de adaptación que muestren las entidades a las nuevas reglas de juego. El domingo por la noche, los banqueros le dijeron a Cavallo que, en un momento de fuga de depósitos, si el Gobierno les reducía los ingresos por intereses, se tomaba un período de gracia por el capital y les canjeaba bonos que pueden liquidarse en el mercado por un préstamo, les iba a producir una profunda iliquidez. La respuesta del ministro fue que el Banco Central los iba a apoyar con pases activos garantizados por los mismos préstamos. Pero el ministro y los banqueros saben que el Central no cuenta con fondos suficientes para ayudar a los bancos si la sangría de depósitos continúa. Por eso la fórmula fue cerrar trato rápidamente para generar confianza entre los ahorristas.
Los préstamos que reemplazarán a los títulos públicos tendrán un plazo promedio de 10 años y pagarán un interés del 7 por ciento. Los bancos se están fondeando en el país con plazos fijos a un promedio de 60 días y a una tasa promedio del 10 por ciento. El desafío de los banqueros será volver a ingresar en el mercado de crédito internacional, en el que los bancos con sede en México, Chile y Uruguay, entre otros países, se están fondeando al 4 por ciento anual a largo plazo. Al mismo tiempo, los bancos necesitan que se restablezca la confianza para poder retener a los ahorristas con tasas lo suficientemente bajas como para poder utilizar esos fondos para financiar a las empresas a tasas razonables.
Para salir airosos de esta situación, los bancos necesitan que el Gobierno cierre la negociación con la banca extranjera y logre reactivar la economía lo más rápido posible. De otra manera, a mediano plazo, tendrán problemas de iliquidez y de rentabilidad. Pero el camino alternativo, si el Gobierno no hubiese propuesto el canje o los bancos no lo hubieran aceptado, era sentarse a esperar que el default se concretara, lo que los hubiese arrastrado a la quiebra en poco tiempo.

 

Especialistas financieros evaluan la operacion

ANA GABOSO
analista de la calificadora de riesgo Fitch

“Esa contabilidad
es irreal”

“El canje de títulos públicos por préstamos se reflejará en los balances de los bancos como una ganancia muy importante. Pero el Banco Central no debería permitirles distribuir esos beneficios porque, en algunos casos, podría debilitarlos financieramente. Es cierto que el cambio de garantía significa una mejora en la calificación de esos activos. Pero suponer que la deuda que antes valía un 50 por ciento ahora puede ser registrada al ciento por ciento es irreal. Lo correcto sería que el BC les exigiera que hicieran algún tipo de previsión sobre esos préstamos. La rebaja en la tasa de interés en un momento de caída de tasas internacionales no es el mayor problema. Lo preocupante es que algunos bancos, que tenían una cartera muy importante de títulos públicos, que podían liquidar en cualquier momento, ahora tendrán que esperar a que venzan los préstamos. Este cambio, en un momento de retiro de depósitos, puede ponerlos en serios problemas de iliquidez. De todas maneras, esto fue un default: no había muchas opciones. La calificación de los bancos va a depender, fundamentalmente, del éxito que tenga el Gobierno para realizar el canje externo.”

FAVIO RODRIGUEZ
de Fundación Capital

“Es un buen negocio”

“A partir de ahora, lo que es seguro es que los bancos van a tener menores ingresos por intereses. Pero, dada la situación, haber conseguido una mayor garantía, sin quita de capital, es un buen negocio. La situación del Estado era insostenible y el único gasto importante que podía bajar era el de intereses. Todos sabían en el sistema que el país no podía cumplir las condiciones pactadas. Además, si no aceptaban el canje, iban a tener que comenzar a contabilizar los títulos públicos a valor de mercado, cosa lógica por otra parte. Entonces hubiesen perdido plata. Ahora, el canje de bonos por préstamos reflejará una ganancia en sus balances. Que la puedan distribuir, es decisión del Banco Central. Con respecto a la cartera de morosos que puedan recuperar, será un proceso lento, pero seguramente muchas grandes empresas lo van a aprovechar. Incluso algunos bancos podrían ofrecerles a sus clientes préstamos para comprar los bonos en el mercado y cancelar sus deudas. Algunos empresarios ricos con empresas pobres van a aprovechar esa oportunidad. Así, los bancos pueden recuperar una parte de sus carteras irregulares.”