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1 Babilonia
Babilonia basó su economía en la explotación
agrícola de los valles inferiores del Tigris y el Eufrates.
El Tigris, por fusión de las nieves en las alturas del norte
y este, crecía a fin de marzo y comienzo de abril, y la inundación
de sus riberas podía provocar grandes daños en la
región de Bagdad y sureña. El Eufrates crecía
durante la bajante del Tigris; el daño en ese caso no se
debía a la violencia de la correntada sino al depósito
salino que una crecida temporaria dejaba en la superficie. El método
de riego estaba a cargo de gente avezada, que encauzaba las avenidas
fluviales y evitaba la erosión del suelo. Para ser eficaz,
la irrigación requería un sistema de drenaje. Ello
se resolvía en parte impidiendo las crecidas mediante sistemas
de canales, capaces de absorber lo más posible de la crecida,
lo que a veces se lograba desviando el Eufrates al norte de Babilonia.
Los canales derivadores eran alimentados por máquinas simples.
El auge y declinación de las ciudades se conectaba con la
apertura o cegamiento de los canales. Su obstrucción hacía
que el lecho y riberas del río se elevasen a una altura muy
por encima de la planicie, y sólo se evitaba con la limpieza
anual, que se aseguraba obligando a los municipios y terratenientes
ribereños. En Babilonia, el título de irrigador era
un sello de honor para un rey, como el de pontífice para
un Papa. La dinastía Hammurabi aseguró la correcta
irrigación merced a una administración personal con
mano dura. Hacia el siglo XVIII a.C. floreció el comercio
en Mesopotamia, con prácticas bancarias, préstamo
a interés y letra de cambio. El desarrollo mercantil y la
trama de intereses, junto al deseo del rey babilonio de fomentar
en su propio interés político y fiscal la seguridad
jurídica del comercio, pueden haber sido los motivos del
código Hammurabi, el más antiguo del mundo. Regulaba:
mantenimiento de canales, contrato laboral o de arrendamiento, intercambio
comercial, aplicación del talión para compensar en
especie daños materiales, protección de los miembros
de la familia y sus bienes, etcétera. Fijaba límites
al pago de intereses. Dice el art. 48: Si un hombre ha estado sujeto
a una obligación que conlleva intereses y si la tormenta
ha inundado su campo y arrebatado su cosecha, o si, carente de agua,
el trigo no creció en el campo, este año no dará
trigo al acreedor, sumergirá en agua su tableta y no dará
el interés de este año.
2 Argentina
El problema económico argentino es moral, en cuanto lo moral
se rige por valores, y los valores que rigen la acción pública
están subvertidos: en lugar de dar primacía a la vida,
a los valores humanos, se da primacía al capital, materia
inerte. En esta economía de mercado la vida depende de tener
un empleo justamente retribuido, y no rige hoy mecanismo alguno
que asegure empleo a todos, con retribuciones justas y dignas. No
se vela por la vida, en cuanto depende del empleo y el salario.
Dice el sector público: primero pagaremos la deuda externa
en su totalidad más allá de intereses de usura
y de lo ya abonado y luego, hasta donde se pueda, pagaremos
sueldos y jubilaciones. He ahí la subversión de los
valores: no se dice no pagaremos sueldos y jubilaciones por debajo
de un nivel de vida justo y digno, y abonaremos la deuda externa
hasta donde permitan los recursos, sino exactamente lo contrario.
En Babilonia, si el trigo no crecía, por sequía o
inundación, se perdía la capacidad para devolver un
crédito, y el acreedor debía destruir el contrato
de préstamo, inscripto en una tableta de arcilla, sumergiéndola
en el agua. Ningún cuerpo jurídico hubiera aceptado
entregar vidas humanas a cambio de no poder generar el dinero necesario
para pagar deudas pecuniarias. Y ésa es la situación
argentina de hoy: se ha perdido la capacidad de exportar y obtener
divisas genuinas, y ante el ahogo se reúnen sumas insuficientes
exprimiendo los ya deteriorados medios de vida de quienes habitan
estesuelo, con maltrato a los docentes, desprecio a los científicos,
abandono a jubilados y enfermos, falta de estímulo a los
estudiantes, y el lógico deseo de irse de todo aquel que
adquirió alguna capacidad y no la puede ofrecer honesta y
generosamente a su prójimo, y percibe que a nadie le importa.
Los funcionarios a sabiendas de que su cargo es efímero
y luego tendrán empleo en la banca internacional no
buscan recursos donde los hay y los buscan donde no los hay, se
olvidan rápido de su juramento de cumplir y hacer cumplir
la Constitución, y que su autor, Juan Bautista Alberdi,
en Sistema Económico y Rentístico de la Constitución
Argentina (1854), señaló que el Estado debe extraer
sus recursos de donde existe capacidad contributiva, no de los sueldos
y jubilaciones. ¿Qué camino seguir? Antes que tocar
una sola vida humana, ¿por qué no ir a los foros internacionales,
y exigir un trato justo?
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