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Jueves 17 de Mayo de 2001

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Cine y multimedia uruguaya –¿de vanguardia?– en Buenos Aires

Sólo fisura y modorra

Lejos de las danzas pan-americanas de Natalia Oreiro o del componente genético charrúa del éxito de Los Piojos, dos grupos artísticos uruguayos coinciden en este otoño en Buenos Aires y construyen, muy a su pesar, la idea de la existencia de una vanguardia artística del otro lado del Río de la Plata. El film 25 watts, por un lado, fue premiado en el Festival Internacional de Cine Independiente. El grupo multimedia Innova, que reúne música electrónica y video, debuta esta tarde en Buenos Aires.
Ahora bien, tanto los realizadores de 25 watts como los integrantes de Innova desconfían de la idea de una “avanzada artística”, pero se conocen entre sí y reconocen que, aunque aisladamente, en Uruguay hay muchos artistas jóvenes trabajando. Fernando Epstein, productor de la película, cree que es “pura casualidad” que distintos productos uruguayos reciban reconocimiento internacional, y define al contexto de Montevideo como “de fisura y modorra más que de cualquier movimiento”. En tanto, Juan Pablo Rebella –uno de los directores junto a Pablo Stoll– por un lado habla del “mayo uruguayo” y cuenta que se conoce con bandas de rock y realizadores de cortos, y que es amigo de Guillermo Amato –el videasta que integra Innova–, pero al mismo tiempo aclara: “Ni siquiera vemos sus espectáculos; ni ellos, los nuestros”.
El aludido Amato –a quien acompañan en Innova los músicos electrónicos Fabián D’Alesio, Federico Deutsch y Fernando Lagreca– señala a su vez que “en Uruguay, más que arte de vanguardia, hay artistas juntándose para trabajar juntos”. Y agrega: “Innova es una excepción dentro del medio uruguayo, pero nos encantaría invitar, en nuestras presentaciones, a artistas provenientes de diversas disciplinas”. OK, perdón, quedó claro, no hay vanguardia. Hay pura casualidad.

JAVIER AGUIRRE

- 25 watts recibió el premio a mejor actor, compartido por su trío actoral (Daniel Hendler, Jorge Temponi y Alfonso Tort). Se espera que se estrene en cines porteños antes de la primavera.

- Innova (“música electrónica en vivo con proyección de imágenes en simultáneo”) se presentará hoy en el ICI (Florida 943) y el sábado en El Mamba (San Juan 350), en ambos casos a las 19.


Iorio reivindica a Seineldín

Lamentable

El nuevo disco de Almafuerte, Piedra libre, vuelve sobre algunas de las obsesiones y temas habitualmente abordados desde la rústica poética de Ricardo Iorio: crónicas del espacio suburbano (“Sirva otra vuelta, pulpero” sobre los asentamientos, “Amanecer en Open Door” ubicada en el establecimiento psiquiátrico) y de sus habituales viajes por el interior del país (“Allí en San Juan”). También incorpora recientes cuestionamientos existenciales del autor (las canciones “Por ser yo” y “Regresando”) y propone una salida para cierto alienante contexto en la gran urbe (en “De un mañana bajo tierra” propone el éxodo hacia la montaña para escapar “del control satelital”). Todo dicho en ese tono camperocallejero propio de Iorio, a veces simpático, a veces caricaturesco, casi siempre redundante. En la cuestión nacionalista, un tópico habitual de su discurso, Iorio redobla su apuesta y dice algunas cosas por su nombre: profesa su fe peronista en la explícita “Orgullo nacional” (“Cumpliendo un sueño de niño estoy / cantando el nombre de Juan Perón. / Pues de mi tierra fue benefactor. / Y no seré yo quien lo olvide”, canta. Pero en el último track cantado del disco, titulado inequívocamente “Cumpliendo mi destino”, arranca con un “Prefiero a José Larralde que a Che Guevara” y después... Patina fiero y llega a un extremo al cual el rock argentino en general nunca había llegado. ¿Un rockero reivindicando un militar fascista? Sí. En la segunda estrofa, puede escucharse: “Guardo de un hombre grande, / guerrero nacional que hoy tienen preso. Puede haber caballo verde / más no uno de ellos honesto. / Y en ésta, mi canción, lo manifiesto”. El “guerrero nacional que hoy tienen preso”, según Iorio, no es otro que el coronel Mohamed Alí Seineldín, líder carapintada de los últimos intentos golpistas y principal referente de una sinuosa ideología “nacional y popular”, de raíz católica ortodoxa, intolerante y con explícitas marcas fascistoides. En la canción, el lamentable comentario al que alude Iorio, atribuido a Seineldín aunque éste luego lo haya negado (“Es tan difícil encontrar un caballo verde como un judío honesto”), está ¿sutilmente suavizado? en la mención de la palabra “judíos”. Entonces, dice “uno de ellos”. Es lo mismo, el arranque antisemita –por el cual ya tuvo un desgraciado exabrupto en una entrevista concedida a la edición argentina de Rolling Stone, el año pasado– queda registrado y resulta una toma de posición de la cual es difícil (sino imposible) volver. Frente a la seriedad del hecho (está claro que no es joda hablar así en un país con dos recientes y masivos atentados contra edificios de la comunidad judía, con muertos y familias destrozadas, todos tan argentinos como Iorio), el No intentó localizarlo en reiteradas oportunidades, lunes y martes de esta semana, vía telefónica y también personalmente. El músico, encerrado en la sala de ensayo de Almafuerte en Ramos Mejía, no respondió. Hubiera sido su oportunidad de aclarar algo, si es que ya no está todo muy claro.

ESTEBAN PINTOS


Spike Lee tenía razón

La película He got game de Spike Lee, que no se estrenó en los cines en Argentina pero que sí fue editada en video (y ahora se la puede ver en televisión), contaba la historia de una gran promesa del básquetbol college (la secundaria de allá) a punto de pasar a la NBA, pero con un gran problema familiar. El pibe, en la historia, pintaba para fenómeno. Era Ray Allen, por entonces un muy buen jugador universitario elegido por el director negro, coprotagonizando la historia con Denzel Washington. Hoy, el tal Ray Allen ya es un fenómeno, y por tanto una de las grandes estrellas de la NBA: es líder de los Milwakee Bucks, uno de los equipos protagonistas de las finales de la temporada 2000-2001 (juegan hoy contra Charlotte Hornets y si hay séptimo partido, el domingo). Lleva el Nº 34 y hace de todo. Y bien. O sea, por una vez la realidad imitó a la ficción.


Sobre la primera película de Daria

Verano infernal

Llegó el verano a Lawndale y la cosa es más o menos así: te buscás un empleo de temporada, te encerrás en cuarentena pedagógica con el fin de mejorar tus notas en el próximo cuatrimestre (o semestre, o lo que dure el período escolar para los yanquis), te vas de vacaciones a la casa que tiene tu tía en la playa, o renunciás a toda responsabilidad social adolescente para ser incondicionalmente desheredado por tus viejos. Daria había elegido la última opción, pero la madre terminó inscribiéndola como instructora en la colonia infantil Vale llorar y condenándola a una temporada de supervisión de niños sensibles. ¿Ya llegó el otoño?, el primer largometraje protagonizado por la ex compañera de los descerebrados Beavis y Butthead, es una revisión lúcida de aquellas películas de preparatoria que tanto gustaban en los 80 (El último americano virgen, Porky’s, La venganza de los nerds), sólo que en el centro de la escena está la hastiada Daria, dictando el cínico discurso del desencanto norteamericano y aburriéndose a más no poder de todo lo que la rodea.
Mientras tanto Quinn, su hermana chetita, se ve obligada a recluirse con un tutor que intenta instruirla en historia medieval. De vuelta a clases, Quinn demuestra lo aprendido y una de sus compañeras del Club de Modas le pregunta, ofendida: “¿Te estás convirtiendo en una neurona?”. La pareja de idiotas populares Kevin y Brit (el capitán del equipo de football y esa porrista que se parece demasiado a Britney) consigue trabajo como guardavidas ineptos en una especie de Coconor; la talentosa Jane Lane (la mejor amiga de Daria) se instala en una colonia artística llena de snobs y recibe su primera propuesta homosexual. El negro Michael atiende un camioncito de helados convertido en un infierno de pendejos golosos, y su novia Jodi se entierra debajo de los empleos estivales y las tareas solidarias que su padre le obliga a hacer. A todo esto, Daria cae en la cuenta de que “el mundo apesta donde sea y mudarse no es la solución”. “¿Por qué no escribís horóscopos?”, la aconseja Jane.
Más inteligente que “Beavies & Butthead”, menos lisérgica y pretenciosa que “Padre de Familia” y más perturbadora que “Los Reyes de la colina”, “Daria” (la serie), se mantuvo sabiamente a un costado de la competencia de cartoons costumbristas/escandalosos que sobrevino a la sagrada aparición de “Los Simpson”. ¿Ya llegó el otoño? (escrita por Glenn Eichler y Peggy Nicoll, dirigida por Karen Disher y Guy Moore) resume al personaje y su mundo en un supercapítulo de una hora. Daria nunca será una megaestrella, a pesar de que sale en MTV. Y es en ese lugar de culto semimasivo, como el secreto a voces de la intelectualidad animada, donde ella se siente más cómoda. No la muevan de ahí.

PABLO PLOTKIN

¿Ya llegó el otoño? se estrenará este fin de semana en medio del “Daria Weekend” que pondrá en pantalla MTV. Se emite el sábado a las 13 y el domingo a las 15 y a las 2 AM. Consulten en la revista de cable por el resto de las repeticiones.