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Jueves 24 de Mayo de 2001

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PITY, CORVATA Y EL NIÑO, DESPUES DE VIEJAS LOCAS Y A.N.I.M.A.L.

VIUDOS E HIJOS
DEL ROCK & ROLL

POR PABLO PLOTKIN

A punto de comenzar la entrevista, Andrés “El Niño” Vilanova manotea un viejo ejemplar de una revista. Frente a él, Marcelo “Corvata” Corvalán se pone en alerta. Cuando Andrés se fija en la tapa, Corvata se ríe y, señalando a este cronista, le dice a su compañero: “Boludo, ahora le diste la excusa perfecta”. En la tapa, obviamente, están ambos junto a Andrés Giménez, en los tiempos de A.N.I.M.A.L. Y a pesar de que el bajista y el baterista quieren hablar de Carajo, el nuevo proyecto que comparten con el guitarrista Hernán “Terry” Langer, saben que la charla derivará inevitablemente hacia los días finales de una banda (todavía) insignia del heavy metal argentino. “Cada vez que hacemos una nota juramos que no vamos a hablar de ese tema, pero no podemos evitarlo”, reconoce Corvata. “Al fin y al cabo, es parte de nuestra historia y de nuestra vida, por más que sea el pasado”.
La historia de Carajo, en cambio, es puro presente y futuro. Apenas han hecho dos shows sorpresa y tienen un demo con tres temas, aunque dicen estar listos como para entrar a un estudio ya mismo, con doce canciones y el sueño de ser producidos por Ricardo Mollo. Corvalán se ha hecho cargo de las voces, tras la insistencia de sus compañeros (que, de todos modos, lo mandaron a un profesor de canto) y el show de mañana en el Whisky a GoGo, oficiará como presentación oficial de Carajo. “Estuvo bueno que los primeros conciertos fueran sin avisar, porque nos sacó la presión de encima”, dice el (ahora) cantante.
–También fue raro porque vos y el Niño ya tenían un nombre en la música pesada...
Corvata: –Obviamente que pensamos en eso, nos es que nos hacemos los boludos, pero no es una estrategia. Tal vez nosotros dos tengamos un nombre o un respeto ganados pero ésta no deja de ser una banda nueva. Queremos ir paso a paso. La banda tiene cuarenta minutos de show y eso es todo lo que podemos darle a la gente. No podemos andar haciendo alarde de ser más que eso.
–Si tienen sólo cuarenta minutos de show, ¿quiere decir que todas las canciones son nuevas y que no hay de la que compusiste en A.N.I.M.A.L.?
Corvata: –Ninguna. Tampoco es una estrategia, sucede que no nos sentimos cómodos tocándolas en esta etapa. Más, sabiendo que A.N.I.M.A.L. sigue con ese nombre y con esas canciones. Salir a tocar las canciones de una banda que sigue estando...
–Pero son tus canciones.
Corvata: –Lo sé, pero sería muy raro. Sería una confusión para los que gustan de esos temas. “¿Quién los hace mejor, él o el otro?”.
El Niño: –Igual, no se descarta que en algún momento toquemos esos temas.
Terry: –Básicamente, queremos mostrar qué es Carajo.
–¿Y qué es Carajo?
Corvata: –Creo que tiene un porcentaje del sonido, del olor que teníamos con A.N.I.M.A.L. Seguramente es menos de la mitad, porque en esa banda componíamos casi todo Andrés Giménez y yo, pero acá lo hacemos todos por igual. Y Terry, al ser el nuevo integrante para la gente –bueno, para mí también–, fue quien trajo la sorpresa, porque Andrés y yo ya teníamos nuestros yeites, nuestro sonido armadito. Entonces, él aportó un cincuenta por ciento de novedad. Es una mezcla... Yo tengo 29 años y mi banda favorita de toda la vida es Led Zeppelin, porque se atrevió a hacer todo: fue pesada, experimental, todo. De los ‘90, por el mismo motivo, me gusta Faith No More. Y ellos tienen 21 años, otras influencias...
Terry: –Si bien escuchamos eso y lo respetamos, estamos más acostumbrados a escuchar cosas más modernas, como Deftones o Incubus. Y a la hora de componer, se mezclan todas esas influencias.
–¿Cómo conocieron a Terry?
El Niño: –Yo tocaba con él en otra banda, pero siempre teníamos que parar porque me iba de gira con A.N.I.M.A.L.
Corvata: –Andrés fue quien nos relacionó. Pero también fue muy loco cómo se dio de tocar Andrés y yo.
El Niño: Es que nuestra salida de A.N.I.M.A.L. no fue en conjunto. Y ni me acuerdo cómo empezamos a hablar de nuevo.
Corvata: Nos hablamos después de un mes y decidimos ir a comer juntos, nada que ver con la música. Fuimos a una parrilla de tenedor libre y en la mesa ni siquiera hablamos de tocar. Pero cuando nos despedimos, Andrés me dijo: “Che, aprovecho que nos vimos para decirte que está todo bien, que si en algún momento tenés intención de salir a tocar, hablemos”. Ahí nos dimos cuenta de que no teníamos ni rencores ni asperezas, que nos comprendíamos el uno al otro por las situaciones que habíamos pasado en un mismo grupo de trabajo. Y se dio, fue algo sincero, no es que pensamos de antemano: “Che, vámonos y hagamos la nuestra”. Es más, creo que también me fui de A.N.I.M.A.L. porque sabía que él también iba a irse. Veía que nadie hacía nada, que él se estaba alejando del vínculo y que otra vez íbamos a tener que cambiar un batero. Eso al margen de que yo planteaba todas estas cosas, y que no encontraba un camino para charlar las cosas y tratar de mantener el grupo.
–Por lo que dicen, podría pensarse que vos no te sentías parte de A.N.I.M.A.L.
El Niño: –No sé, con Corvata no tenía problemas, siempre hablo de la otra parte. Y lo que sentía era que, a pesar de que él (Giménez) me decía que era parte, en los actos no lo era. Y yo soy chico pero no boludo.
–Tu viejo (Botafogo) dijo por radio que en A.N.I.M.A.L. no te pagaban...
El Niño: –Bueno, mi viejo es de otra época y es medio justiciero, no se calla las cosas. Pero es muy difícil decir que no me pagaban, porque él (Giménez) tampoco cobraba cuando salíamos de gira. Pero era medio raro, tipo “cuando ganamos sos un poco parte, pero cuando perdemos sos igual de parte que yo”. Mi viejo tampoco sabía bien todo ni estaba ahí, pero reaccionó como padre: me vio mal y no se calló.
Corvata: –De todos modos, estoy seguro de que nunca se dejó de pagarle. Pero después empezaron a surgir diferentes opiniones dentro de la banda sobre si estaba bien que se le pagara lo mismo que al resto, que sumó al desacuerdo en el que terminamos.
El Niño: –Igual, lo que me jodió fue la manera en que se hizo todo. Porque si me hubieran dicho “Che, tengo ocho años en la banda, la formé yo y me parece que tengo que cobrar más”, a mí no me hubiera parecido injusto. Pero si me decís que cobrás lo mismo que yo y en realidad no es así... Es la manera en que encaró las cosas la persona que lo hizo... O sea, Andrés (Giménez). El podría haberme dicho las cosas de frente y a mí me hubiera parecido bien, porque igual tenía ganas de tocar en A.N.I.M.A.L. Pero no es la manera, es como si te engaña tu mujer: después no le creés más.
–Corvata, ¿a vos te pasó lo mismo?
Corvata: –Sí, no me sentí respetado. Hubiera querido tener la oportunidad, en determinadas situaciones, de poder decir: “Loco, dame bola, dejáme esto a mí”. Además, me sentía más cerca de él (por Vilanova) que de un manager o de Andrés mismo. Creo que tengo que hacerme cargo, porque yo también era parte de la banda: me parece que no supimos integrarlo a él, mantenerlo y hablar todas las cosas. Especialmente, sabiendo que todos éramos casi diez años más grandes que él.
El Niño: –Ahí también entra lo que Corvata decía de por qué estaba disconforme. Me dijo: “Mirá, esto no lo soporto más. Sé que ya sabés esto, pero quiero que lo escuches de mi boca” y me comentó lo del arreglo.
Corvata: –Claro, le dije: “Mirá, la banda decidió dividir la plata de diferente manera” y le expliqué que la persona que lo propuso no se lo quería decir, así que se lo tenía que decir yo por más que estuviera en desacuerdo. Porque la mayoría (Giménez y el manager) había decidido otra cosa y eso había que respetarlo. Eso, que provocó la desunión en aquelmomento, quizás ahora provocó esta nueva alianza. Cada uno repasó sus actos y eligió con quién quería quedarse.
–¿Por qué decidieron contar esto ahora?
Corvata: –Es que uno no sabía cómo explicarlo en el momento lo que sucedió. De todos modos, siempre dije que me fui por diferencias con Andrés porque esa fue la verdad: eran diferencias de actitudes. No queremos quedar como que somos los buenos. Igual, hay que ver cuáles son los valores de cada persona. Quizá para algunos somos unos pelotudos, porque nos fuimos de una banda exitosa. Y quisiera aclarar algo, directo para la gente: nosotros no queremos que odien al otro, porque lo nuestro fue una cuestión personal. Sé que es difícil separar las cosas, pero no hay que caer en el error de hacer cantitos, como los del Indio contra Cerati o de A.N.I.M.A.L. contra Almafuerte, todas esas boludeces. Me gustaría que eso no pase, que no haya agresión. Esto es música, nada más.

Seis
Andrés Giménez, Marcelo Castro y Tití Lapolla –o sea, el nuevo A.N.I.M.A.L.– están los estudios Indigo Ranch, en Malibú (California), grabando el nuevo disco de la banda: Animal 6, producido nuevamente por Richard Kaplan y Chuck Johnson. “Estamos mezclando el séptimo tema”, le dice Giménez al No a través del teléfono. Son doce temas: entre ellos, una versión de “Mañana en el Abasto” con Ricardo Mollo de invitado (y el ex compañero Martín Carrizo programando baterías), y otro de “Represión”, de Los Violadores, con Pil Trafa. Hay otras canciones como “Hijos de la tierra” (que vuelve sobre la cuestión aborigen), “Marcado a fuego” (“habla de lo que pasa en los barrios de la Argentina”, dice el cantante y guitarrista), “Buscando llegar hasta el sol” y “Vamos de pie”, entre otros. “Yo lo comparo con El nuevo camino del hombre”, dice Andrés. “No por cómo suena, sino por la frescura: lo grabamos en vivo, quedó más crudo y denso. Logramos más frescura y virtuosismo.” El disco sale el 12 de junio, y es probable que incluya un track interactivo con un videoclip grabado en Malibú. “¡Qué bueno!”, exclama Giménez cuando se le comenta que Carajo, la banda de sus ex compañeros, debutó en vivo el fin de semana pasado. “Me parece bárbaro que toquen. Ante todo somos seres humanos, y lo importante es que Marcelo esté feliz. Yo lo quiero mucho, y además es un músico muy talentoso.”


POR ROQUE CASCIERO

Créanlo: Pity Alvarez está con la boca abierta a menos de dos centímetros de un cúmulo de soretes de perro y acaba de tocar uno con la punta de la lengua. Créanlo: si se lo propone, Pity Alvarez realmente puede comportarse como perro. Hace un rato, en el principio de una sesión fotográfica completamente desquiciada (la primera de Intoxicados, su nueva banda, en una media hora muy Sex Pistols), Pity había manifestado su primer arresto canino. En la cocina de la sala de ensayos, debajo de una pintada de orientación geopolítica (Esto es Argentina. Esto es Lugano), el chabón había triturado un puñado de papas fritas con la suela de la zapatilla y se había sumado a la disputa del manjar: él y tres perros negros como el petróleo restregaban el hocico contra el suelo y gruñían entre los restos de papas acanaladas. Todo terminó cuando uno grandote se enojó en serio con el Pity, que retrocedió sin perder la temeridad perruna. “¿Viste? Se re comió que era perro. Si no, no te gruñe así”, se enorgullece el ser humano sacudiéndose las migas de la cara.
Tal vez todo tenga que ver con la “religión personal” del ex Viejas Locas. Durante la entrevista, Pity habló de su capacidad para transmutar por un rato en otras formas de vida terrestre: un mosquito, un ombú, el viento. El credo no incluye sagradas escrituras, ni mesías, ni templos, y la intención del devoto es que nadie contraiga sus creencias. En la lista de temas para el show de este sábado en Cemento (el debut oficial de Intoxicados), pegada contra el vidrio de la sala, puede leerse el título de una de las canciones nuevas: “Religión”. “La religión universal no existe”, expone el autor. “Cada uno tiene su propia religión. Es muy fácil que la gente crea en Cristo. Es como que te digan ‘Led Zeppelin es la mejor banda’, y vos sigas eso. La religión la tiene que hacer cada uno, día a día, viendo el sol, la luna, la gente, sintiéndote mosquito, árbol, perro. Nunca va a haber una respuesta, ni tampoco razón.”
–¿En Piedrabuena es más difícil captar esas cosas?
–A la hora de hacer religión no necesitás de la naturaleza. Yo ahora puedo estar en Africa, directamente. Ver sin conocer. Igual, yo trato de formar mi religión y no pasársela a nadie. Me gusta saber qué piensa otra gente sobre el tema. A veces pienso por qué hay chinos, negros y blancos... ¿Vos qué pensás de eso? ¿Cuál es la verdadera población de este planeta?
–Todas, supongo...
–¿Todas? ¿Te parece? ¿No te parece que los japoneses vinieron de arriba? Son todos chiquitos... Fijate que los chabones hiceron todo lo mejor: la Muralla China (sic); les bombardean un país en el ‘45 y ahora son re potencia. Están en otra: son mucho más superiores que nosotros. Los negros son superiores físicamente. Los chinos, los japoneses, los orientales, creo que viajaron mucho. Y los negros son de este planeta: los que tiran carros, a los que usan de esclavos. Nosotros no podemos ser esclavos, porque no te aguantás un día tirando un carro. Somos débiles. Somos la plaga. ¿De dónde venimos los blancos?
“¿No habíamos llegado a la conclusión de que somos un hongo?” El que pretende zanjar la discusión a través de una teoría psicotrópica es Abel, el único Viejas Locas que sigue en camino con Pity. Además del baterista, Intoxicados se completa con Jorge Rossi, un bajista de 24 años que tocaba en Gardelitos, y Felipe Barroso, un pibe de 17 que alterna entre el bajo rockero de Legendarios, la mandolina en una banda de música celta, y ahora se hace cargo de la guitarra del cuarteto que promete adoptar a la –por el momento– huérfana comunidad stone argentina. “Después de que nos separamos los Viejas Locas, yo dije que no iba a buscar músicos, sino amigos, pibes copados”, cuenta Pity. “Dio la casualidad que estos dos pibes tocan una bocha, pero la onda no era sacar un cartelito que diga ‘se busca bajista, pin, pin, pin...’ y que venga uno de Vicente López,¿entendés? Yo no discrimino a la gente por su barrio, pero estar cerca está bueno. La gente del barrio vibra muy parecido, tiene los mismos problemas. Capaz que alguien de un lugar más lejano no estaría a la misma altura que nosotros. Estaría más alto. Nosotros somos lo más bajo que se puede ser.”
–¿En qué sentido?
–Vivimos en barrios de monobloque. Tenés poca intimidad, ves mucha droga, mucha violencia, mucha gente copada, un montón de cosas. Veo cómo chocan los autos todos los días: tengo la autopista en la ventana. Te das cuenta que van re apurados y ¡pa!... chocan. Como me pasó a mí. Todo eso te enseña. Lo malo te enseña, ¿eh? Producidos por la efectiva dupla de Alfredo Toth y Pablo Guyot, Intoxicados empezará a grabar su disco debut a mediados de junio. En agosto o septiembre, Universal lo sacará a la calle. Las doce canciones del álbum ya están listas, e integrarán el repertorio de este sábado en Cemento. “Vamos a ser la primera banda que presente un disco antes de grabarlo”, anuncia Pity, y después enumera los estilos involucrados: “Canciones... punk rock, reggae, grunge, balada, rocanrol a full. Está bueno.” Casi todo el show, sin embargo, serán los temas de Viejas Locas porque, según el Pity, “le van a la banda”.
“Esto es la continuación de Viejas Locas. Somos otro grupo, pero es lo mismo. Cambiaron dos personas, pero para bien. De última la mayoría de las canciones eran mías, y todo iba a seguir siendo así. Musicalmente no cambió nada. Cambió el feeling y la onda acá adentro. No sé si está bien lo que digo, pero yo me siento más Viejas Locas que nunca. Mataría que la gente acepte que no hubo uno que se cortó, ni nada de eso. Al contrario: es que uno no quiso seguir careteando. Yo sé que, para los fanáticos, que se separe su grupo es como que el Diego deje de jugar: medio que lo querés matar. Pero yo no puedo laburar con onda cero. Eso se lo dejo a la cumbia, que arman grupos sin conocerse. Así que no se lo tomen a mal, porque todo va a cambiar en la vida. Todo, todo, todo, todo. Viene bien para lo que yo les decía siempre: no sean tan fanáticos de nada. Porque son fanáticos de Viejas Locas, se mueren por Viejas Locas, y Viejas Locas se separa, no está más. Tampoco quiero que sean fanáticos de Intoxicados. Que vengan a escuchar nuestra música, pero que no nos digan ‘ustedes son Dios’, como te dicen algunos. Esa idea no la comparto ni a palos. El fanatismo te cierra. Y nosotros hoy hacemos rocanrol, pero si seguimos juntos en 20 años, capaz que vamos a estar haciendo boleros. Porque la música es linda.”
–Entonces, ¿estás escuchando mucha música melódica?
–Sí, un montón. La gorda Serra Lima me re copa como canta. Los Panchos matan. El otro día estuvimos escuchando unos discos de boleros que salían en una revista: boleros viejos, cubanos, sin batería. Las letras están buenísimas. Y la música ni hablar: re-zarpada. Si escucho música en castellano, trato de que me deje algo: una banda nacional, Rubén Blades, o algo cubano. Si no entiendo nada pongo AC/DC, que es lo que me gusta.
Pity le da un trago a una petaca de Old Smuggler y hunde las manos en los bolsillos de una campera gastada. A un par de cuadras de distancia, las sombras se tragan las casillas de Ciudad Oculta. “Lo que tenemos nosotros es una sincronización del... Nos gusta la música, nos gusta juntarnos a tocar”, comenta Pity, mientras un perrito le moja la barba con la lengua. “Si no la pasara bien, me iría. Yo no estoy en lugares en los que no la paso bien. No te voy a negar que corté caños en fábricas, y ésa no era mi vocación. Pero qué sé yo, lo tenés que hacer. A veces... Si me dan una platita y me dicen ‘hay que derribar este puente’, lo tiro abajo, loco. No me importa quién pase por ahí. Lo haría para comer y que coman mis perros y mi chica, pagar las expensas y todo eso. Cuando empezamos con Viejas Locas laburábamos todos. Tuvimos la suerte de sobrevivir de la música, pero si algún día todo esto se pierde, me compro una soldadora ysalgo a soldar fierros. Soy técnico electromecánico. Puedo hacer cualquier cosa.”

Divididos
El resto de Viejas Locas (esto es: los no Intoxicados) también se dividió. Fachi está tocando el bajo en Motor Loco, un quinteto de rocanrol integrado por dos pibes de Piedrabuena (él y Tata, el cantante) y tres músicos de Mataderos, Floresta y Caballito (Dani, Peluca y Seba). Después de telonear a La Renga en su último show a beneficio en Cemento, Motor Loco tiene listo un demo con doce temas (dos de ellos –”No juegues con tu suerte” y “Hora de arrancar”, venían ensayándolos con las Viejas) que está en manos de la gente de Universal. Mientras esperan respuesta, la banda se prepara para salir a tocar en junio (tal vez pisen otra vez Cemento el 22). “Puede parecerse a lo primero de Viejas Locas, con las violas un poco más al frente”, dice Fachi. “No fue cómo se dijo, que nos dividimos en dos partes: cada cual eligió hacer su historia, aunque mi amistad con el Pollo (guitarrista) quedó todo bien.” Si le preguntan por la separación, Fachi responde: “¿Cómo iba a querer eso? Me quedé sin trabajo. Ahora tengo que salir a remisear. Además, Viejas Locas era una de las mejores bandas del momento”. Del Pollo, en tanto, por ahora no hay noticias.