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Jueves 22
de Noviembre de 2001


tapa

LOLA, 85, MODELO DE EXPOSICION

Las fotos de tu abuela

En el fondo, todas las abuelas son iguales. Todas tienen sus añejos portarretratos, todas hacen la cama, todas andan agachadas en la cocina aunque les digas que les va a hacer mal a la espalda, todas tejen (o cosen, o bordan), todas usan anteojos, todas cocinan algo y te lo dejan en un táper y todas tienen en su dormitorio una cómoda, mueble inherente a la condición abuelar. Esta clase de escenas de la vida abuelosa fueron retratadas entre 1996 y 2001 por el fotógrafo Fernando de la Orden, de 25 años, y compiladas en el libro Pan y manteca –de la colección de libros dedicados a la imagen Orbital– y presentadas en una muestra del mismo nombre. “Yo tenía que sacar fotos para un ejercicio –cuenta Fernando al No– y como no sabía bien qué hacer, empecé a sacarle fotos a mi abuela, que vivía conmigo. La muestra se fue armando sola.” Pero eso no significa quitarle méritos a la modelo que se llama Lola, española, de 85 años, cabello corto, protagonista de una rica serie de fotos en las que lleva sábanas a la terraza, dobla un pulóver, baila con un sobrino o hijo o nieto, hace tiempo en un aeropuerto, duerme una siesta o sirve una ensalada. “Mi abuela está obviamente muy contenta –revela el autor y nieto– y, como abuela que es, no para de preocuparse porque todo lo de la muestra y los libros me salga bien.” El detalle es que en la exposición puede escucharse a Lola canturreando, del mismo modo que lo hace mientras cumple con sus tareas domésticas. J.A.

La muestra Pan y manteca puede visitarse hasta este domingo en la sala 7
del Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, de 14 a 21 (hoy y mañana) y de 10 a 21 (el fin de semana).


LA VERSION ARGENTINA DE JERRY LEE LEWIS

¡Fuego, fuego!

Luciano tiene 23 años, la misma edad que Jerry Lee Lewis cuando escandalizó a los Estados Unidos casándose con Myra, su prima de 13. La referencia, si se observa la imagen que ilustra esta nota, no es casual. Pero... “No tengo primas de 13, son bastante mayores”, informa el émulo argentino del gran pianista del primer rock and roll. Luciano lidera Lucamadeus, una banda sureña que mantiene en alto el fuego del matador de Louisiana. “A veces me pregunto hasta qué punto soy yo y hasta qué punto soy Jerry Lee. Pero termino aceptando el consejo de un psicólogo amigo: ‘Si lo que hacés, y te sale naturalmente, sos vos, no hay otra’. Es el caso también de Los Ratones que tomaron de los Stones y de los Stones que fueron hasta Muddy Waters para mirarse”, se autoconvence.
Este Jerry Lee argentino sintió un “click” en su cabeza cuando vio por primera vez Historia del crimen por tele. “En ese momento uní todo: la música con los autos de los ‘50. Me agarró una locura total, me transformé en un fanático.” Su formación clásica mutó al rock y se terminó de convencer, obvio, después de ver la película Bolas de fuego: “Casi me muero. No podía creer que Jerry Lee estuviera tan loco, me partió la cabeza y dije: ‘No voy a parar hasta lograr una banda así’”. Ahora, relata, ya tiene esa banda. Edgardo Scuteri en guitarra, Pablo “Máquina de Rock” en bajo y Damián en batería promedian los 30 años y son la parte “adulta” del proyecto de clonación-homenaje. Scuteri da fe del efecto que causa el muchacho: “Cuando Luciano hace ‘Shakin’ termina parado arriba del piano, moviendo el culo, contoneándose, saltando, y con los ojos para afuera. De 100 noches, 80 escapa con una chica distinta”. CRISTIAN VITALE


SOBRE LA PUBLICIDAD DE COCA COLA Y YUPANQUI

¿Somos pocos y nos gusta serlo?

Desde hace tiempo los publicistas vienen explotando la más sensible fibra futbolera y hacen que cada nueva propaganda referida al tema –ya sean gaseosas, ropa deportiva, cervezas, tarjetas de crédito o toallas femeninas– provoque un efecto emotivo en los televidentes del palo (futbolero). El de los nenitos jugando en el potrero con Víctor Hugo relatando que “...Verón juega con Sorin que mete centro para Batistuta...”. El del corte de luz el día que transmiten la final del Mundial y que un viejito tiene una radio a pilas. O el del vendedor de gaseosas que trepa una tribuna repleta en pleno grito de gol. Y todo con esa cámara lenta y dramática, ese uso criminal del blanco y negro, o esa musiquita teatral de fondo, un certero golpe al corazón pasional argentino. Pero el último aviso para-futbolero es demasiado. Se pasaron de vuelta. Eso de que socios y jugadores del equipo Yupanqui, de la arrabalera División D, autoproclamen con supuesto orgullo que pertenecen al “club con menos hinchas del fútbol argentino”, es una blasfemia y una ingenuidad. Aunque después la quieran arreglar con esa pavada de que la pasión es la misma en todos los fanáticos, la idea de que un hincha de ley va a reconocer que su equipo no tiene hinchas... Es violar el abc del fútbol argentino. ¿Que nunca salimos campeón? ¿Que somos medio amargos? ¿Que nos tienen de hijos? ¿Que nos vamos para la B? ¿Que corrimos la última vez? Todas esas acusaciones pueden llegar a ser aceptadas, en cierta circunstancia, por un futbolero. Pero un hincha de verdad JAMAS va a decir que su equipo tiene pocos hinchas, NUNCA JAMAS va a aceptar tener menos seguidores que su rival clásico, y NUNCA JAMASISIMO va a reconocer que pueden ir a la cancha en un fitito. ¿Quién se lo puede creer? JAVIER AGUIRRE


Alta Infidelidad

ELBOW ASLEEP IN THE BACK
La melancolía rock probablemente sea un fenómeno tan arraigado en el norte de Gran Bretaña como los cielos grises y la cerveza. Aquí viene otra banda de Manchester, más precisamente de Bury, en el norte de la ciudad de los Gallagher; una banda que se desgarra en diez canciones retorcidas y punzantes como una migraña, con guitarras tan prepotentes y ciclotímicas que rozan el importunismo. Afíliese a Elbow en la generación inglesa post Radiohead, con una afición por los estados de ánimo más bien bajos, las instrumentaciones progresivas y el protagonismo de un cantante –Guy Garvey– que musita sus dramas existenciales al borde del falsete, más cerca de un Chris Martin (Coldplay) al que acaba de dejarlo la novia que de Thom Yorke. “Rock progresivo sin solos”, se autodefinen estas cinco almas norteñas heridas de alcohol, empleos mal pagos y amores perros. De esos discos que deberían venir con faros rompeniebla. P. P.

INTIMA IDEM
Por lo general, el rescate de figuras como Fidel Castro se asocia a un cantante de protesta con la guitarra al hombro y el Che en la remera. Por lo general, la música electrónica se asocia a samples e instrumentos virtuales. Por eso resulta tan sorprendente el arranque de Intima, que no sólo musicaliza con gusto impecable la “Segunda declaración de La Habana” del líder cubano en 1962, sino que además se interna en la jungla del cuelgue hipnótico con instrumentos tan reales como sus ambiciones. Víctor Volpi (guitarra), Sebastián Cohn (bajo), Carlos Solá (batería) y el DJ Salvador Reynoso ofrecen aquí cuatro canciones, con varios samples políticos (se luce un Martin Luther King rapper en “Sir MLK”), pero, ante todo, con un buen instinto. El final de “Niño bomba” (con otro sample sobre Palestina) es a puro e histérico drum’n’bass. Por el momento sólo se consigue en el sitio www.intimanet.com.ar, pero prometen ponerlo en disquerías. E. F.