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Jueves 22 de Noviembre de 2001

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LOS DIAS DE MOLOTOV, CON UN NUEVO AMIGUITO ARGENTINO

Orale, Jimmy

Tito Molotov cuenta cómo es que el cine mexicano se volvió real y padrísimo, de la colaboración que no fue con Iggy Pop (sí con los Dub Pistols), del nuevo disco del cuarteto bocasucia y... "Pará, pará que te paso con un amigo argentino": ¡Peggyn! (ahora Jimmy Dolor), el ex Babasónico de quien poco y nada se sabía en Buenos Aires. Hasta ahora.

POR ROQUE CASCIERO

El año pasado, durante la parada neoyorquina del Watcha Tour, los mexicanos Molotov se encontraron por casualidad con su viejo amigo y compatriota Alfonso Cuarón. El cineasta los invitó a sus oficinas para que vieran los avances de la película en la que estaba trabajando. “Cuando acabó, nos dijo que quería que hiciéramos música para una escena específica. Y puta, encantados de la vida... Hacer música para cine es un placer y más en un caso así, en el que uno puede hacer un pequeño aporte a la propuesta de la película”, recuerda el cantante y guitarrista Tito Fuentes, en conversación telefónica con el No desde su casa en México DF. Pero el placer no fue tan fácil de encontrar porque, si bien la letra apareció rápido, el cuarteto no andaba particularmente repleto de ideas musicales en ese momento. Entonces la propuesta fue una colaboración con otros artistas. La lista de nombres impresionaba: Red Hot Chili Peppers, Beastie Boys, Stereototal, DJ Shadow... De todos modos, como cada integrante de Molotov escucha distinta clase de música, al final sólo hubo acuerdo en dos: Iggy Pop y los Dub Pistols. “Me moría de ganas de trabajar con Iggy, hubiera estado muy cabrón, pero creo que se enfermó o algo así, y no se pudo, porque tenía que salir la película. Y con mucho gusto hicimos ‘Here comes the mayo’ con los Dub Pistols”, cuenta Tito. El tema es el que abre la banda sonora de Y tu mamá también, que también incluye aportes de Plastilina Mosh, Tonino Carotone, Eagle Eye Cherry y hasta ¡Frank Zappa!
Más allá de su amistad con Cuarón, los Molotov decidieron participar con su música en la película porque descubrieron que el cine mexicano volvía a hablar de lo mismo que la gente. “Me cago de la risa con los diálogos de Y tu mamá también, porque son cosas que hablaba con mis amigos hace cinco años, fumándonos algo”, confiesa Tito. “Me parece que el cine mexicano, igual que sucedió antes con la música, ha salido de un estancamiento horrible que llevaba años. Las películas eran muy trilladas, hablaban de pobreza extrema y tenían personajes muy trágicos. Siempre eran análogas a la realidad, pero al mismo tiempo no lo eran. O sea, sí pasaban esas cosas, pero no era lo único que pasaba. Pero apareció Amores perros, que tiene otra clase de historias y que no está clavada en una sola clase social. Es una propuesta nueva en la manera de filmar, que se atreve a hacer elipsis de tiempo o a contar las historias de un modo que tenía más que ver con los cortometrajes de un cine de arte mucho más under. Entonces aparecieron Y tu mamá también y Por la libre (no estrenada en la Argentina), que hablan de jóvenes clasemedieros y marihuanos, con actores nuevos, con una analogía más actual y abarcativa de la sociedad mexicana. Es cagadísimo escuchar el lenguaje de esas películas, porque es igualito al que hablan los jóvenes en la calle.” Pasemos a otro tema.
–¿Ya está listo el tercer disco de Molotov?
–Tenemos rolas (canciones). El proceso de composición es bien raro. Nosotros cuatro siempre hemos sido muy diferentes en gustos musicales, en ideales y en la forma de conducirnos. De hecho, fuera de los ensayos y las tocadas apenas nos vemos. Nos llevamos muy bien, pero cada quien decidió hacer una vida diferente. Nuestra mejor comunicación siempre fue en el escenario y haciendo música. Por eso mismo se da que en algún momento del año nos separamos, cada quien compone en su casa, volvemos a juntarnos y refrescamos las ideas. Entonces nos producimos los demos entre los cuatro, hacemos como Frankensteins de las canciones, mezcolanzas. Apocalipshit fue un disco que hicimos bajo mucha presión. Veníamos de una gira y estábamos a punto de empezar otra; llevábamos cuatro años tocando y estábamos tensos. No era el momento para grabar el disco y no disfrutamos al hacerlo. Sí disfrutamos de conocer a Mario Caldato Jr. (productor de los Beastie Boys) y de trabajar con él, pero lo conocimos la noche en que empezamos a grabar. No hubo una preproducción... Puta, fue una chinga: grabamos el disco en tres semanas y todo estuvo medio caótico. Por eso decidimos tomarnos este año como sabático, aunque al final participamos de dos tributos e hicimos seis rolas para películas, además de tocar en elWatcha Tour. Pero la idea era tomarse tiempo para componer con tranquilidad y hablando de lo que se nos diera la gana.
–¿Volverán a trabajar con Gustavo Santaolalla?
–Aunque seguimos en Surco, su sello, nos separamos un poco de él porque trabajamos con Mario y porque nos fuimos de gira, además de que él estaba muy ocupado con otras bandas que sacó. Yo me llevo especialmente bien con él y habíamos hablado, pero como amigos. Hace poco nos comunicamos con él, porque decidimos volver a trabajar juntos. Así que Gustavo viene a México el 2 de diciembre, a que escuchemos demos juntos, a discutir y ver en qué estamos.
–¿Continúan con la idea de que el disco salga en marzo?
–Creo que sí, porque las ideas ya están. Con Gustavo nos gusta trabajar como en vivo, hacer tomas de batería y bajo a la vez, de forma que tengan más vibra. Y queremos trabajar un par de rolas con los Dub Pistols y con Caldato.
–Hace un tiempo, Paco dijo que las canciones nuevas tienen el espíritu de las del primer álbum.
–Claro, porque estamos viviendo acá nuevamente. Cuando hicimos el segundo disco estuvimos, en un año, 300 días fuera de casa. Era ridículo: ya no teníamos ni casa ni mascotas ni nada... (risas). Ahora volvimos y nos ha cambiado la vida de modo radical, porque después del shock cultural de los viajes y de todo lo que tienes que aprender, te vas haciendo más a tu manera. Vas madurando. Ahorita cada quien tiene un punto de vista muy curioso sobre la banda y estamos viendo qué pasa antes de que nos juntemos.
–Molotov es la única banda que participó de las tres ediciones del Watcha Tour. ¿Cómo les fue esta vez?
–Nos fue muy bien. Nos invitaron a último momento y el número central iba a ser La Ley, pero acabamos cerrando todos los shows nosotros. El público latino de Estados Unidos es bizarrísimo. Los Enanos Verdes todavía son lo más, pero hay una banda muy under mexicana que toca para los chemos (los que aspiran pegamento) y cuando salieron en San Francisco todo el mundo conocía sus temas. El Watcha estaba fresa (concheto) porque estaban los Juanes, La Ley y los Enanos: había mucho público “adulto contemporáneo” (risas). Pero, por otro lado, estaba El Otro Yo, que es muy bueno, y los Bersuit en un par de fechas. Con el Cordera estuvimos cantando “Chinga tu madre” y “Gimme the power”. Y después se armaban los partidos de fútbol, con selecciones colombianas, argentinas y mexicanas.
–¿Y quién ganó?
–Por favoooooooor... La verdad, nos chingaron los colombianos. La selección argentina estaba rara, no había mucho representante del buen fútbol.

JIMMY DOLOR Y LA MUSICA DE LOS CHEMOS
Cemento de contacto

“Hemos estado medio distraidotes, porque cada quien tiene su proyecto”, dice Tito sobre Molotov. Y pasa lista: Paco, uno de los bajistas, tiene una banda llamada Black Pulque (el pulque es una bebida “casi alucinógena” que se hace con el desecho del tequila); Micky, el otro bajista, se dedicó a ayudar a bandas chicas; y Randy, el batero, toca en la banda glam Moderato y “sale en malla, todo pintado” (?). El guitarrista tiene dos actividades al margen del grupo: toca con su instrumento y máquinas como El Tonder y armó Los Panterss, en el que brilla ¡Jimmy Dolor!, el artista antes conocido como DJ Peggyn en Babasónicos (y que dio el portazo declarándole al No su amor por Viejas Locas y La 12). Carlos Walter Kebledi, tal es su nombre verdadero, está radicado en México (en casa de Tito, más precisamente) y forma parte del quinteto “de new school breakhouse, basada en la movida de los chemos (ver nota central)”, según Tito. “Creo que el cemento los pone volando en otra onda, que no es como marihuana ni nada, entonces su percepción de la música es rarísima. Ves a un chemo bailar y, puta, es casi como ver un baile étnico. La banda es con amigos que vienen del teatro y la pintura. Yo programo, controlo y mezclo, y ellos modulan los sonidos”, explica Tito. Y enseguida le pasa el teléfono a Jimmy, que narra brevemente su trip por Nueva York, antes de recalar en el Distrito Federal, y también sus andanzas por Monterrey y Colombia (tocó en Rock Al Parque): “En diciembre voy a visitar a mi familia en la Argentina, pero después me vuelvo acá. Tengo mucho trabajo precisamente en lo que más me gusta, que es trabajar como DJ y haciendo remixes”, adelanta el ex Peggyn. ¿Babasónicos? “No escuché su disco nuevo, pero me llegaron algunos comentarios buenos.”