Banco Macro 77 por ciento. Banco Hipotecario 45 por ciento. Grupo Financiero Galicia 42 por ciento. Estas empresas ocupan el podio de aumentos en la bolsa en lo que va del año. El mercado bursátil argentino lo hizo de nuevo. Es tierra de ganancias y pérdidas extraordinarias. El año pasado la bolsa porteña fue una de las que más perdió en el mundo. En el primer semestre de 2019 vuelve a ser una de las que registra los mayores beneficios. La especulación con los activos locales no para de sorprender. La volatilidad argentina no tiene comparación.  El aumento de la cotización de las acciones de los bancos dice poco y nada de la realidad del negocio en los últimos meses. Los balances de las entidades dejan claro que los problemas siguen presentes. Los bancos privados presentaron en abril activos en Leliq por unos 660 mil millones de pesos y un patrimonio neto de 429 mil millones de pesos. En palabras simples: las letras de corto plazo emitidas por el Banco Central representan el 150 por ciento del patrimonio neto de las entidades financieras.

El desequilibrio generado desde el segundo semestre de 2018 es notable. En septiembre pasado, esa cifra representaba menos del 65 por ciento del patrimonio neto. La conclusión es evidente: la probabilidad de un canje de estas letras por bonos de largo plazo es considerable y puede provocar un fuerte quebranto en las cuentas de los bancos.  En el Banco Central no muestran preocupación. Su titular, Guido Sandleris, aprovechó  su última conferencia de prensa para argumentar que el aumento de la volatilidad de los activos es mundial, no exclusiva de la plaza local. Esto genera inestabilidad a nivel doméstico y requiere ser compensada con políticas monetarias estrictas. Para él, la culpa la tendría la incertidumbre generada por la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Es una excusa. Las finanzas globales no sólo no generan intranquilidad, sino que están atravesando meses dorados.  En lo que va del año, los fondos de inversión que replican el rendimiento de las bolsas estadounidenses acumulan ganancias de casi 20 por ciento. Los mercados emergentes anotan aumentos del 6 por ciento y en los países de la región las acciones duplican esa cifra. El ejemplo es Brasil. Las empresas del Bovespa ganan 11 por ciento en lo que va del año y firmas del tamaño de Petrobras marcan subas del 28 por ciento en menos de seis meses.   Las multinacionales de las finanzas y las tecnologías son otro de los rubros en expansión. Corporaciones como Citigroup marcan subas de 29 por ciento de aumento y las acciones de Apple anotan un incremento de 22 por ciento.

Las materias primas también atraviesan una etapa ascendente. Los fondos que replican el movimiento de precios del barril de crudo tienen en su reporte semestral una ganancia del 14 por ciento. La posibilidad de que la Reserva Federal baje la tasa de interés es una de las claves del cambio de humor financiero en el mercado global. El mundo está ayudando a la Argentina en lugar de provocarle problemas.  Estos datos deberían generar una luz de alarma para los encargados de elaborar la política monetaria y financiera. El país registra una tasa de inflación anual del 57 por ciento y tasas de interés de casi el 70 por ciento. Se modificó en tres oportunidades la hoja de ruta del Central en los últimos seis meses y se perdieron 13 mil millones de dólares de reservas internacionales en los últimos dos. ¿Cómo sería el resultado en esas variables con un mundo que realmente no ayude? El mercado interno no tiene motores claros para crecer en los próximos años y se perdió el control del flujo de capitales. La Argentina se encuentra expuesta al vaivén de los especuladores globales como pocas economías