El holding brasileño Odebrecht declaró la quiebra. La medida busca facilitar la reestructuración de una deuda por 13.200 millones de dólares. La compañía pretende evitar que sus principales acreedores, bancos y fondos de inversión, ejecuten las garantías de los préstamos impagos y se queden así con el control de distintos activos valiosos del grupo. Desde 2014, la empresa y sus directivos quedaron en el epicentro de la principal investigación por corrupción en Brasil. Las ramificaciones del escándalo alcanzaron a Argentina, Perú y Colombia. En el país la compañía fue una de las encargadas de la obra del soterramiento del ferrocarril Sarmiento que todavía no fue concluida. 

A través de un comunicado la firma indicó que la “protección por bancarrota” acordada con la justicia de San Pablo constituye el camino para avanzar en el arduo y costoso proceso de reestructuración de sus deudas. Los acreedores buscar embargar y ejecutar los activos comprometidos como garantía para préstamos impagos. 

Los principales acreedores del conglomerado son las entidades estatales Banco do Brasil, Caixa Económica Federal y el BNDES. El listado contempla además a tres bancos privados Banco Bradesco SA, Itaú Unibanco Holding SA y Banco Santander Brasil SA.

El proceso de reestructuración no incluye los pasivos vinculados a algunas de las principales firmas del holding como la petroquímica Braskem que los brasileños intentaron sin éxito vender a lo largo de los últimos meses. Tampoco está contempladas la filial dedicada a la producción de etanol Atvos, la unidad de construcción Odebrecht Engenharia e Construcao (OEC), a la petrolera Ocyan y la naviera Enseada. La compañía informó que buscará reestructurar alrededor del 50 por ciento de su deuda total: 51 mil millones de reales sobre un pasivo total de 98,5 mil millones de reales.

El ex CEO de la compañía Marcelo Odebrecht quedó bajo arresto en 2015. Sentenciado a diecinueve años de prisión por corrupción, el empresario se encuentra cumpliendo su condena bajo prisión domiciliaria.