(Extraído del libro de cocina Recetas fáciles para entrenadores inexpertos, del Chef Tapia)

Ingredientes:

1 DT inepto y confundido.
1 AFA bañada en escándalos.
1 mejor jugador del mundo.
De 3 a 4 jugadores fracasados.
50 gramos de volumen de juego.
3 cucharaditas de sistema táctico.
De 2 a 3 cambios de último momento.
22 huevos (bah, los que quieran poner).
Medio litro de mala leche.
1 Cortocircuito entre el director de Selecciones Nacionales y la AFA.
1 hinchada quilombera que no deja de alentar (ni de criticar).

Preparación: 

Coloque al DT más inhábil que tenga a mano, luego vierta en un campo de juego 3 o 4 jugadores cuestionados en sus clubes, otra tanta cantidad de jugadores fracasados o conflictivos y revuelva hasta lograr una masa amorfa de escaso nivel de juego y cuestionada por el periodismo. Luego ponga huevos (los que consiga), añada a un mejor jugador del mundo, un Fideo Di María y un par de jóvenes promesas a último momento y condimente con desatenciones y errores a gusto. Bata sin rumbo fijo ni línea de juego. Vierta un conflicto entre el director de seleccionados nacionales y la AFA para que el revuelto tenga un sabor más amargo aún. Vigile que el mejor jugador del mundo no se pase y que el DT no se queme demasiado. Vuelque medio litro de mala leche y cocine a fuego lento hasta que se forme flor de merengue. Antes de servir, agregue desprolijidades de la AFA a gusto hasta que el cóctel sea explosivo. Sirva bien caliente (tanto como la calentura de los hinchas). Si precisa enfriar, acérquelo al jugador más pecho frío. Si hay hambre de gloria, rellénelo con amistosos de poco nivel, periodistas comprados u otros que la tengan adentro y… ¡A comerla!