Desde Jujuy

En una marcha histórica, más de 600 trabajadores de Mina El Aguilar se movilizaron 233 kilómetros hasta la Casa de Gobierno de Jujuy para exigir que el Estado intervenga en defensa de la dignidad de los obreros que hace más de dos años reclaman mejores condiciones de seguridad. A una semana del inicio de un paro por tiempo indeterminado, también protestaron contra los malos tratos por parte del gerente general de la compañía, Javier Ruiz Díaz. El directivo formó parte de la gerencia de ArZinc, también propiedad de la multinacional Glencore, que en 2016 cerró sus puertas y dejó a 400 trabajadores en la calle. Ante la intransigencia de la empresa, que se niega a apartar a Ruiz Díaz, los trabajadores decidieron permanecer en la plaza central de San Salvador de Jujuy hasta obtener respuestas.

“Dicen que los mineros somos callados / pero cuando nos joden nos levantamos / Libres o muertos / jamás esclavos”, cantaron los trabajadores, con sus cascos amarillos y mamelucos naranjas. Pasadas las 11.30, llegaron a la Ciudad Cultural, en la capital jujeña, ubicada a seis kilómetros de la Casa de Gobierno, hasta donde se movilizaron. Siete horas antes habían partido de El Aguilar para recorrer cada uno de los pueblos del camino, donde los habitantes los esperaron para apoyarlos en sus demandas. Pasaron por Humahuaca, Uquía, Tilcara y Maimará. Desde 1964 no se realizaba una marcha minera tan importante. “Minera Aguilar es patrimonio económico, cultural y social del pueblo jujeño, es el patrimonio de Jujuy”, aseguró Carlos Trejo, secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina, seccional El Aguilar” (AOMA).

“Nos hemos cansado de lucharla durante tanto tiempo. Ahora no soportamos más y por eso decretamos un paro por tiempo indeterminado y nos estamos movilizando para decirles simplemente que el trabajador minero necesita y tiene que trabajar con dignidad”, expresó Trejo. “Tenemos compañeros que están con muletas, que están mutilados, y los hemos traído para mostrar al pueblo y al gobierno que estamos reclamando algo justo para el trabajador”.

Uno de los damnificados es José Luis Flores, de 38 años. Tiene cinco hijos y es el único sostén de familia. Con la voz quebrada, desde el escenario relató que utiliza unas muletas prestadas porque ni eso le garantizó la empresa ni la ART. En diálogo con PáginaI12, contó que sufrió el accidente en diciembre de 2018 “cuando realizaba tareas de sostenimiento. Me aplastó un planchón. No pude escapar. Me quebré el fémur y el tobillo. El mismo día en que me han operado hicieron que me den el alta y que me vaya a recuperar a mi casa, sin apósitos, sin ninguna cosa para curarme la herida, no me dieron nada. Me curé como pude y hasta hoy no me dan las muletas. Son del compañero que me está haciendo fisioterapia. Me dicen que me van a dar pero no hacen nada”, reclamó.

“A nosotros nos preocupa que los accidentes sean peores. Por las condiciones en las que está la mina creemos que en cualquier momento podemos tener un accidente fatal. Trabajamos en una mina de 90 años de producción. Estamos a 4600 metros de altura y bajamos en línea directa a mas de 1000, 1200 metros para ir a trabajar. La misma tierra genera presión y cada vez que sacamos el mineral significa que tenemos que ir rellenando esos espacios con material bien resistente, con concreto y material estéril. Y a veces para ahorrar no se usa cemento. Eso es lo que provoca derrumbes. No hay salidas de emergencia. Por supuesto que los informes que presenta las empresa se basan en lo teórico y un geomecánico que dice que eso no se va a caer, pero se cae”, explicó Trejo.

Los trabajadores también reclamaron contra Ruíz Díaz a quien acusan de malos tratos. Cambios arbitrarios de sector de los trabajadores, que no están capacitados para las nuevas tareas y a quienes le exige una productividad que no pueden cumplir y que genera a la vez situaciones de peligro para los obreros. “Hemos presentado un petitorio a la gerencia general en el que exigimos su renuncia junto a la de su cuerpo administrativo porque hacen muchas discriminaciones”, contó Nancy Quispe, trabajadora de la empresa.

Francisca Alancay se movilizó junto a su madre de 87 años para acompañar el reclamo de los trabajadores. “Estoy acá porque mi padre fue minero, tuvo un accidente en el interior de la mina y falleció. Después nos retiramos de El Aguilar y volví porque me casé con un minero y mi esposo también tuvo un accidente en el interior de la mina y casi pierde la vida. Mis hijos nacieron ahí, su niñez fue en El Aguilar. Los mineros hacen patria, dan su vida por el trabajo”, aseguró.

También acompañó a los trabajadores Olga Ovalle, esposa del histórico dirigente minero Avelino Bazán, secuestrado y desaparecido durante la dictadura. “Estoy acá para apoyar a los mineros porque mi esposo era sindicalista y también hizo una marcha en el año 64. Una marcha por la dignidad, por la gente obrera que necesita tener un buen cuidado. Yo viví en Mina El Aguilar muchos años, mis padres también vivieron allá. Sé lo que sufre la familia al ver que sus esposos trabajan y pasan accidentes graves porque no se toman los recaudos y la gerencia de Mina El Aguilar no hace nada”, reclamó.

Si bien los trabajadores fueron recibidos por el secretario de Minería, Miguel Soler; por el ministro de Trabajo Jorge Cabana Fuz y por el secretario de Gobierno, Oscar Perassi y luego mantuvieron un encuentro con Oscar Quinteros, superior de Ruiz Díaz, al cierre de esta edición la empresa se negaba a apartar al directivo que tiene denuncias de maltrato. Los obreros, junto a sus familias, decidieron quedarse en la capital jujeña para continuar este martes las negociaciones.

Actualmente Mina El Aguilar es propiedad de la multinacional Glencore, que en diciembre del año pasado cerró la Fundición El Aguilar en la ciudad de Palpalá, y dejó a 150 trabajadores en la calle. En abril de 2016 cerró la planta ArZinc en Rosario, que empleaba a 400 personas. A partir de entonces, todo el material que extraen de la mina, lo exportan sin procesar en el país. Mientras el gobierno de Gerardo Morales continúa con promesas respecto al cambio de la matriz productiva de la provincia, la desocupación casi se duplicó. Pasó de 6,8 por ciento en 2018 al 11,4 en el primer trimestre de 2019 según datos del Indec.