*Nota publicada en Radar el 24 de enero de 2010

Me alegra mucho que la nueva generación sean chicos que me dicen Coca Sarli : ya nadie me dice Isabel . Muchos me conocen por la televisión, mis películas se dieron en Space, I.Sat, Retro, algunas muy cortadas, otras bien, y están los que me conocen a través de sus padres. Yo abarqué la generación del ’60, ’70, ’80. La última con Armando la hice en el ’80: Una viuda descocada.

La censura las cortaba, hicieron de todo en la época de los militares. Pero lo menos grave es cortar una película en comparación con todas las otras brutalidades. Las películas sobrevivieron: yo las tengo, algunas en DVD, y las vuelvo a ver, no reniego de nada de lo que hice. Me gusta mucho una muy suavecita, La burrerita de Ipacaraí, que era la preferida de mamá, y Una mariposa en la noche, que tiene cosas filmadas en París. Pero todas tienen algo, eran nuestros hijos, como decía Armando. Lamentablemente, de varias películas hemos perdido el negativo, se perdieron negativos en la Columbia en Nueva York, y el negativo de Lujuria tropical que hicimos en Venezuela, se perdió en la Rank, en Londres, cuando se la llevaron para hacer el doblaje al inglés. Curubeto tiene un pedacito de esa película, que puede verse en Carne sobre carne. Pero hice 28 películas con Armando y las quiero a todas, me encantan, yo no reniego de nada de lo que hice. Algunas fueron tremendas, yo regresaba a casa y mamá me decía: “Pero, Coca, parece que volvés de la guerra”, porque había estado filmando en la selva. Pero pasamos por todos lados, tuvieron gran aceptación, fui a estrenos con mucha suerte. A Japón fui tres veces, a estrenar Fuego, e Intimidades de una cualquiera, que era un libro que hizo Armando con Dalmiro Sáenz, y que se llamaba Intimidades de una prostituta, pero a la que el censor obligó a cambiarle el título.

Yo pertenezco a esa época en la que estábamos Gina Lollobrigida, un poco antes de Brigitte Bardot y Sofía Loren; México tenía a Sara Montiel, y Argentina tenía a Isabel Sarli, estábamos todas estas mujeres, un grupo que hoy no existe. Pero el mayor elogio que he tenido en todo ese tiempo, fue, además de los muy buenos recuerdos de mi época de cine, el haber viajado por todo el mundo con las películas, aunque siempre odié el avión.