¿Qué posibilidades tiene Argentina de ganarle a Brasil y llegar a la final de la Copa América? Cincuenta por ciento podría decirse, con una mirada optimista, si se considera que se trata de un clásico y que la historia marca una paridad notable ( 42 a 42 y 26 empates si se incluyen partidos oficiales y no oficiales). Pero no nos engañemos, hay otros parámetros actuales muy indicativos que reducen las perspectivas de éxito de la selección que dirige Scaloni.

Las casas de apuestas pagan 1.85 por cada dólar jugado a favor de Brasil y 4.50 por cada dólar jugado a favor de Argentina. Los pronosticadores de esas agencias tienen en cuenta varios factores para marca esa abismal diferencia. 1) Se juega en Belo Horizonte, donde Brasil va a ser local pese a que habrá en la cancha unos 10 mil argentinos. 2) El equipo de Tite tiene más capacidad goleadora: 8 goles favor contra 5 de Argentina hasta aquí y mejor defensa: ningún gol en su propio arco contra tres sufridos por Argentina. 3) Brasil está invicta ( 2 ganados, 2 empatados) y Argentina ganó 2 empató 1 y perdió el restante. 4) Fuera de los números la impresión que causaron los partidos disputados por ambos hasta acá es muy diferente y se pude sintetizar así: Brasil sabe a qué juega y Argentina juega a lo que le sale.

Es cierto que a Brasil (que extraña a Neymar, aunque haya encontrado a Everton) se le complican los partidos cuando el rival se le planta con dos líneas de cuatro en una actitud puramente defensiva que especula con el cero a cero. Es el caso de los encuentros contra Venezuela en la fase de grupos y contra Paraguay en los cuartos de final. No marcó goles en esos partidos y pudo haberse quedado afuera del torneo en la definición por penales ante Paraguay. Pero la realidad es que en esos dos encuentros elaboró mucho juego, generó múltiples llegadas y no pudo concretar por las fenomenales actuaciones de los arqueros Faríñez y Fernández y por un poco de mala suerte en pelotas que dieron en los palos o se perdieron por muy poco.

El dato de que Brasil no le pudo ganar a Venezuela y Argentina sí lo hizo, puede inscribirse dentro de las miradas optimistas de los hinchas argentinos, aunque no puede soslayarse que los albicelestes estaban pasando mal antes del blooper del arquero venezolano que significó el segundo gol.

Brasil es más sólido defensivamente. Tiene un arquerazo, Allison del Liverpool, una línea de fondo muy firme sostenida por Arthur y Casemiro, volantes que saben desdoblarse para defender y atacar. Desde el fondo Brasil empieza a elaborar juego y tiene mucha paciencia para tocar todas las veces que sean necesarias hasta encontrar huecos en las líneas defensivas rivales. Lo que puede operarles en contra es la ansiedad del público pasa mucho tiempo sin que lleguen al gol.

Se supone que a Argentina no le conviene un planteo de ida y vuelta y cambio de golpe por golpe, pero tampoco puede refugiarse en la trinchera del fondo como lo hicieron Paraguay y Venezuela. No tiene jugadores para eso (salvo que el técnico haga inesperados cambios) y tampoco cultura futbolera. A lo sumo podrá defenderse con la pelota, quitándole ritmo al rival y jugar con Acuña como tres bis y De Paul como cuatro bis para tapar las llegadas brasileñas por las puntas.

En este partido Argentina necesita más que nunca a Messi, que como el mismo reconoció, no está haciendo un buen torneo. Si Messi juega lo que es capaz, si asusta a los brasileños y facilita un mejor desempeño de Lautaro Martínez y Agüero, liberados por las marcas que le destinen al diez, se pueden encender algunas lucecitas de ilusión.

No va a ser nada fácil. Brasil tiene todo a favor, pero ya se sabe que en el fútbol la lógica no siempre juega.