Para furia del gobierno italiano, la justicia dejó en libertad a Carola Rackete, la capitana del barco que desembarcó cuarenta migrantes náufragos este sábado en el puerto de Lampedusa. La jueza de Agrigento Alessandra Vella la liberó ayer, después que pasara tres días de arresto domiciliario en una casa prestada. El gobierno anunció que la va expulsar del país de forma inmediata.

El buque Sea Watch 3, de la ONG humanitaria del mismo nombre, había esperado 17 días para desembarcar a 42 desesperados que había recogido en altamar. Sólo dos habían sido admitidos, por razones médicas Cuando la situación a bordo ya era intolerable, la capitana del barco forzó la entrada al puerto de Lampedusa, en la madrugada del sábado. 

Al entrar, el Sea Watch rozó una lancha armada que bloqueaba el puerto, lo que dio pie para que Rackete fuera acusada de “violencia contra nave de guerra”, un cargo grave, y de navegar en zonas prohibidas. Pero a las nueve de la noche de ayer, hora italiana, la jueza Valle descartó el cargo y falló que los actos de la capitana se justifican por “su deber” de salvar vidas humanas. El fallo hasta detalla que Lampedusa era el único puerto seguro para depositar a los pasajeros, al contrario que Tunez o Libia, y que no aceptaba la acusación fiscal de que el impacto contra la lancha militar había sido intencional.

El vicepremier y ministro del Interior de Italia, el derechista Matteo Salvini, reaccionó con furia. Por Twitter dijo que “para la comandante criminal está pronto el procedimiento para expulsarla a su país porque es peligrosa para la seguridad nacional”. “Volverá a su Alemania, donde no serían así de tolerantes con una italiana que hubiese atentado contra la vida de policías alemanes”, planteó Salvini.