La actuación esta siempre dirigida a un Otro, un Otro que mira, por lo que la pornografía reducida a la imagen pone siempre en juego otro participante fundamental e insoslayable: el ojo de la cámara. Es decir que la pornografía por Internet implica fundamentalmente una experiencia exhibicionista-voyeurista.

Como es sabido, fue Lacan quien rompió con la supuesta complementariedad de ambas, diferenciando la posición exhibicionista de la voyeur. Esta perspectiva parece ser desmentida en la medida que en la pornografía quien da a ver sabe que del otro lado hay alguien que quiere mirar y viceversa. Para tomar el ejemplo clásico que Lacan extrae de Sartre: como si la jovencita desnuda supiera que está siendo observada por el ojo de la cerradura, y el voyeur que la mira contara con que ella

le ofrece su desnudez. Pero esa fenomenología oculta la diferencia de posiciones que no son complementarias. Si seguimos a Lacan en el seminario XVI(1), el exhibicionista busca dos cosas: hacer aparecer en el campo del Otro la mirada y velar por el goce del Otro encarnado en el voyeur.

Esta afirmación de Lacan se manifiesta en forma contundente en el exhibicionismo pornográfico que supone que el Otro al que está dirigido goza. Mientras que lo que le importa al voyeur, al que llamamos sujeto pornográfico, no es solo gozar de lo que ve sino también interrogar en el Otro lo que no puede verse.

Las imágenes pornográficas, definidas como explícitas, que dan a ver "todo", mantendrían "implícito" lo que no puede verse. (Definido por Lacan en el seminario citado como el falo de la jovencita, objeto del voyeur).

"En la pulsión escoptofílica, hay uno que logra lo que se propone, a saber, el goce del Otro, y otro que solo está allí para tapar el agujero con su propia mirada". El sujeto pornográfico no sabe que allí donde cree ver, es "mirada" y ocluye lo que no puede verse.

 

El objeto en la pornografía. Susan Sontag dividió a la pornografía en dos vertientes: la pornografía "imaginativa" y la "basura". Esta última representada por la que se ve en Internet, mientras que la primera está referida a obras literarias. Toma varias referencias para ejemplificar, pero es particularmente interesante Historia del Ojo, de George Bataille(2). Escrita en 1928, se trata de una obra tildada de pornográfica inicialmente para luego de mucho tiempo reconocerle valores literarios e incluso filosóficos. ¿Por qué habrá llamado así Bataille a ese texto que de principio a fin describe diversas situaciones sexuales entre los protagonistas, en las que predomina el goce anal?

Es que la sucesión de escenas sexuales descriptas sin eufemismos, está sostenida por ese ojo, que en una escena final es extraído de su cuenca para integrarse a un insólito juego sexual. Las imágenes que la lectura suscita la "imaginación pornográfica" de Susan Sontag, finalmente son sustituidas por ese ojo que ya no ve, devenido... mirada. No por nada Bataille evoca un film contemporáneo de su escrito, El perro andaluz, de Salvador Dali y Luis Buñuel, en la que hay también una escena culminante en la que, luego de otra de sorprendente erotismo, un ojo es extraído de la cara.

No interesa tanto si se trata de la imagen visual, o la imaginación que

suscita la lectura, la pornografía es siempre "mirada". Aunque hay que diferenciar la "pornografía" literaria, que cuando es arte, puede revelar lo que Internet oculta.

a. J. Lacan, Seminario XVI. De un Otro al otro. Pág. 231./ 2. George Bataille. Historia del Ojo.

*Psicoanalista. Fragmento del artículo publicado en El Aperiódico Psicoanalítico.