Antes de participar de la reunión del G-20 en Japón, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, realizó una escala en Beijing, China, para reflotar un acuerdo que choca contra la voluntad popular desde 2015 y que puso en alerta al Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA).

En un encuentro con el viceprimer ministro chino, Hu Chunhua, Peña reflotó la "intención de avanzar" en la instalación de una cuarta central nuclear en el país, con tecnología china. El intento, que fracasó en Río Negro en 2017, ahora sería en el complejo de Atucha, en Zárate, a cien kilómetros de la zona más poblada del país, como prenda de cambio de un crédito de libre disponibilidad por 2500 millones de dólares.

"Alertamos a la población que nos transformaríamos en los cobayos nucleares de China", sentencia el comunicado del MARA, que reúne a organizaciones ambientales de todo el país. La advertencia se debe a que el proyecto de central nuclear que se reflotó es el del modelo Hwalong-1. "Una tecnología experimental sin reactores en funcionamiento", explica el texto firmado, entre otros, por el Movimiento Antinuclear de Chubut , que lleva más de 25 años alertando sobre los peligros de este tipo de energía.

"Ratificamos los lazos de cooperación y acordamos continuar avanzando en mecanismos que permitan incrementar el intercambio comercial y cultural", resumió Peña tras la visita a China y agregó que se habló del acuerdo de exportación de alimentos vigente y de la apertura del mercado chino a la harina de soja. Sobre la central nuclear señaló "hay intención de avanzar", sin aclarar que el Gobierno lo mantendrá atado a la aprobación de un crédito de 2500 millones de dólares de libre disponibilidad.

"En 2018, cuando la Argentina tomó deuda con el FMI, el propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo que la energía nuclear era cara, pero ahora el Gobierno reflota el tema. No hay una evaluación técnica respecto de las fuentes de energía, de su seguridad, sino la búsqueda de un acuerdo financiero que salve al Gobierno", advirtió a PáginaI12, Agustín Saiz, miembro del Movimiento Antinuclear de Zárate-Campana e integrante de MARA.

Las centrales nucleares que China intenta impulsar en suelo argentino, desde la gestión kirchnerista, son dos. Un año antes del acuerdo con el FMI, Macri ratificó ese acuerdo durante la gira por China, en mayo de 2017, cuando también se selló el ingreso de capitales chinos a las minas Veladero y Pascua-Lama .

Aquel mismo año, en 2017, se intentó sentar las bases para otra central nuclear en la localidad de Sierra Grande, Río Negro, que fue rechazada por la movilización de los vecinos y la bajísima participación en una consulta popular .

Macri compartió el entusiasmo por aquel proyecto con el entonces presidente del bloque del PJ en el Senado y actual candidato a vicepresidente del oficialismo, Miguel Ángel Pichetto, quien inició su carrera como abogado de la antigua minera de esa ciudad rionegrina. A diferencia del modelo Hwalong-1, de uranio enriquecido y agua liviana, la central rechazada por las asambleas rionegrinas fue una CANDU, de uranio natural y agua pesada, modelo para el cual la Argentina podía aportar conocimiento, mano de obra y materiales .

"Denunciamos que la planta nuclear es un sinsentido energético y que los altísimos costos constructivos serán subsidiados por el pueblo argentino, cargando sobre nuestras espaldas el préstamo del gobierno chino. Esa energía podría reemplazarse fácilmente con fuentes renovables y limpias por un tercio del costo de la central nucleoeléctrica proyectada", sostuvo MARA ante la maniobra del Gobierno que levantó la bandera de las energías renovables como parte de su campaña.

Saiz, representantes del movimiento de vecinos que conviven con Atucha I y II, alertó que estos acuerdos "se saltean instancias democráticas de consulta e imponen tecnologías nucleares, cuando existen alternativas para evitar el riesgo de una nueva central". "Cuando un proyecto nuclear se lleva a una zona virgen, como ocurrió en Río Negro, se reacciona, pero en Buenos Aires se naturalizó el riesgo de vivir con la central nuclear", resaltó.

El integrante del Movimiento Antinuclear Zárate-Campana señaló que aunque no ocurriera un accidente que ponga en peligro los recursos hídricos y la habitabilidad de la zona más poblada del país, "cuando caduque la vida útil de los reactores, nos vamos a encontrar con la problemática de desmantelar los reactores y qué hacer con los desechos nucleares". "Nadie puede garantizar, en el largo plazo, cuáles serán las condiciones políticas, sociales ni tampoco climáticas", insistió.

"El riesgo existe, según quién puede ser alto o bajo, pero como comunidad no queremos discutir sobre riesgos de proyectos caros que nos van a endeudar económicamente. El potencial de Argentina para utilizar energías renovables es muy alto y este Gobierno, frente a la crisis energética, tuvo una oportunidad y lo ha planteado de manera deficiente o avanzado favoreciendo a grupos amigos", advirtió, por último, Saiz, en alusión a las licitaciones de proyectos de energías renovables que involucran a la familia presidencial y que son investigados en el ámbito judicial .