El ex titular de la AFI Oscar Parrilli consideró que la existencia de escuchas a sus teléfonos privados solicitadas por las actuales autoridades inteligencia antes de la apertura formal de una causa por parte de un magistrado confirma la existencia de un sistema de “espionaje político organizado desde el Poder Ejecutivo y el Judicial”. La información publicada por Página/12, dijo, ratifica que “en realidad no se estaba investigando nada” en su contra, sino que el objetivo era “espiarme a mí y a la ex presidenta” Cristina Kirchner.

“Estamos en el peor de los mundos”, expresó el ex funcionario durante una entrevista por radio Del Plata en la cual contó que intentó entregar información sobre la causa en que se lo acusa de proteger al narco Ibar Pérez Corradi, pero no lo hizo por “miedo de ponerla en el expediente” y que luego se filtre. “En la Justicia uno pone algo y al otro día sale publicado por todos lados”, criticó.

Por este motivo “estoy buscando un juez que me dé garantías” y que respete los “derechos constitucionales de privacidad, intimidad y de no violación de mi correspondencia”, agregó el ex jefe de los espías durante el gobierno anterior.

En su edición de hoy, este diario reveló que la AFI, el organismo a cargo de Gustavo Arribas, había iniciado una serie de escuchas telefónicas a Parrilli mediante un mecanismo denominado “pre-causa”, para hacer escuchas por si acaso aparece algo delictivo y que tuvo la anuencia de la jueza federal María Romilda Servini de Cubría. La sospecha contra el ex funcionario era que pudo haberse robado información mientras estuvo al frente de esa agencia.

Parte de esas escuchas datan desde abril de 2016 (dos meses antes de las solicitadas por el juez Ariel Lijo en el marco de la causa por Pérez Corradi) y Servini de Cubría había ordenado destruirlas por no encontrar en ellas pruebas contra el ex funcionario. Sin embargo, un año después fueron difundidas por varios medios de comunicación afines al Gobierno, es decir que no se cumplió con la destrucción que indicó la jueza.

Parrilli concluyó que si a esos audios los tenía la Dirección de Captación de Comunicaciones, el organismo dependiente de la Corte Suprema encargado de esos menesteres, “los responsables” de la filtración podrían ser el titular del máximo tribunal, Ricardo “Lorenzetti o en todo caso (el camarista Martín) Irurzun”.

Hace dos días, en medio del escándalo por el festival de escuchas, Mauricio Macri y Lorenzetti premiaron a Irurzun con la prórroga de su mandato al frente de esa dependencia. El camarista debía estar un año en el cargo, pero ambos decidieron que se quede tres.

Parrilli agregó, en cambio, que si la filtración “salió de la AFI, que hizo esas intervenciones, los responsables son (la subsecretaria de ese organismo, Silvia) Majdalani, (su titular, Gustavo) Arribas, y el presidente Mauricio Macri”. Asimismo, remarcó que como “la no destrucción de las escuchas es un delito” y que quienes transgredieron lo dispuesto por la jueza “fueron la Arribas y Majdalani”.

Por la causa de Pérez Corradi “Lijo me intervino (los teléfonos) del 23 de junio al 21 de septiembre” pero “luego aparecen informaciones” en diferentes medios de comunicación que datan de abril y mayo. “¿Cómo obtienen esas transcripciones si me intervinieron después?”, se preguntó Parrilli, quien reiteró que este hecho podía revelar la existencia de "un sistema de espionaje político organizado desde el Estado, lo cual nos hace acordar a los regímenes autoritarios".

Tras esas escuchas filtradas en las que Parrilli habla de Pérez Corradi, el fiscal Guillermo Marijuán impulsó una causa y hasta pidió su detención. “No había ninguna actuación, no estaba mencionado, no aparecía en ningún lado, y de golpe y porrazo, por arte de magia, aparezco en el expediente un día y al otro día me intervienen el teléfono”, cuestionó Parrilli y concluyó: "Querían espiarme a mí y a la ex presidenta".