Amiga, no sé por qué es tan grande mi temor / tal vez será que no tengo el valor. Siempre que estoy en tu casa / no controlo lo que pasa y no puedo esconderlo más / Estoy enamorada de tu hermana” canta Tomi Llancafil Williams y la platea explota. Esa “confesión” con perfume a novela de Migré es narrada por un pibe trans que hasta no hace mucho era Juli. De hecho, en el primer disco de Cachitas, Cumbia desgenerada (2016), que se puede escuchar gratis y online en las plataformas tradicionales, Melisa todavía la nombra en femenino: “Metele Juli” le dice para que largue un solo. 

Y es que mucha agua ha corrido bajo el puente desde 2012, cuando estudiaban en Bellas Artes de La Plata y tocaban folclore en peñas. Agrupades por venir del sur, casi todes de distintos lugares de la Patagonia, empezaron a armarse escuchando Les minon y terminaban las juntadas con cumbia improvisada pero híper potente. En estos 7 años hubo romances, rotación de músicos y músicas, gente que siguió de largo y chabones que llegaron para quedarse.

Las Cachitas piensan en esos primeros años y se autoenuncian en esa historia inicial como “una banda de mujeres”, a diferencia de la actualidad en que son “un colectivo de mujeres, lesbianas, trans y varones” que también implicó un proceso de construcción “porque aun hoy nos dicen que somos una banda de mujeres y ya no lo somos” explica Melisa Lobos, una de las voces principales, y cuenta que el nombre surgió como un juego de palabras:  “porque en ese momento éramos un 80 por ciento de lesbianas en el grupo, no nos considerábamos una torta Cacho como decíamos nosotras, pero entonces nos pusimos “cachitas”, un intermedio entre la chonguez y la feminidad. Y el now viene porque jugábamos mucho con las palabras en inglés pero también con la desesperación por tocar. ¿Cuándo va a tocar cachitas?” NOW decíamos”.

Noelia Sinkunas en teclado y voz (recientemente nominada al premio Gardel como Mejor Artista Nueva por su carrera solista), Melisa Montejano en el bajo, Jonas Gómez Dip en el güiro, Matías Rodríguez en las timbaletas, Guadalupe Mambrin en el octapad, Tomás Llancafil Williams en guitarra y voz y Melisa Lobos en la voz de Cachitas ya terminaron su segundo disco, Chonga, subido a Spotify y Youtube en formato de singles pegadizos y tan sensuales como los de la primera vez.

¿Cómo es la cumbia lgtb?

ML:-En su momento hacíamos covers de los 90 y teníamos dos o tres temas pero después sentimos la necesidad de componer y que se escuchen nuestras canciones. Ahí es donde armamos todo y producimos nuestras letras. Lo que más surge como nuestra identidad es la música y el ser mujeres, más allá de que seamos tortas o bisexuales. Y nuestro deseo es visibilizar a las mujeres y disidencias músicas, porque venimos del ámbito de lo académico. Si bien las temáticas se fueron haciendo más fuertes en lo político y la lucha de género, en realidad nuestra lucha viene desde lo musical y desde lo que implica subirse a un escenario como somos. Desde el folclore fusión que hacíamos al principio hasta la cumbia actual, con un lenguaje musical bastante complejo. En ese momento no había bandas de cumbia de mujeres, estaban las Kumbia Queers pero no había otras, y también nos copaba esa idea. Y la cumbia desgenerada venía a cuento de que rompíamos el género: estábamos haciendo temas de chabones: no es lo mismo “Amores como el nuestro” versión Cachitas que versión Los Charros.

De hecho hay una plantada en el escenario que no tiene nada que ver con la cumbia tradicional, que tiene un esquema bastante repetido de chabones uniformados. Ustedes son rigurosas con la música pero reniegan de cualquier disciplinamiento estético.

NS:-Exacto. Cachitas está en la otra punta de cualquier banda de cumbia de pibes, que no componen sus temas como nosotras ni tienen un posicionamiento político, en el sentido más profundo del término. En La Plata además el fetiche son las bandas indie así que nuestra aparición fue bastante novedosa. Y nosotras empezamos con la onda de la cumbia emergente, que acá en Capital no se veía.

¿Cómo se sienten en relación a BIFE y Sudor Marika que también ponen en sus letras la ruptura de los estereotipos?

NS:-Totalmente hermanadas, y somos pocas las bandas en esa dirección. Nosotras hacemos cumbia disidente, nos conocemos y somos amigues todes. En estos 7 años, esta palabra, disidencia, emergió también con nuestro crecimiento.

ML:-Y las vivencias de las chicas que transitaban un amor lésbico son románticas con el mismo discurso que el de una letra tradicional, y era súper natural para nosotras. La gente paró la oreja sobre todo con “Tu hermana” y para nosotras era recontra común. No la pensamos como un posicionamiento político sino que era nuestra vida, después se fue armando la idea de la disidencia pero como consecuencia de transparentar nuestras vidas en las canciones.

“Soy” es la historia de la transición de Juli a Tomi. “¿Cómo le digo a los demás que yo no soy ese cuerpo? / ¿Alguien lo entenderá? / ¿Cómo le digo a los demás que yo no siento lo mismo que otros creen que soy yo? / Quiero que mi cuerpo sea reflejo de mi / de lo que siento que soy / Quiero que me llamen como él. / La gente no entiende que vivir así no es vivir para mí” canta Tomás y cuenta “Soy es muy importante para mí porque lo primero que hice fue pedirle a mis compañeres que me traten como él, como canto en la canción. Yo viví en un pueblo en Chubut muy chiquito y allá no se hablaba de nada. Cuando vine a estudiar a La Plata me di cuenta que había otras identidades y cuando empecé a investigar me di cuenta que me sentía varón y con el acompañamiento de Cachitas pude cambiar mi nombre, mi DNI, hablar con mi familia...Yo no estoy hormonando porque no quiero cambiar mi voz pero estoy en una lista para operarme las mamas. Es lo único de mi cuerpo que me incomoda” dice y alguien que pasa por atrás de la charla, que sucede antes de un show en la sala Siranush de Palermo, cuenta que Tomi estuvo en pareja cinco años con Melisa, la bajista, pero cuando todavía Tomi era Juli. Se ríen, no hay rencores. 

¿Quiénes son fans de Cachitas?

NS:- Muchas mujeres, chicos y chicas trans sobre todo. Mucha gente de 18, 19 años nos seguían al principio pero nos dimos cuenta que ya tienen treinta como nosotres. Y somos quienes armamos las fiestas que ahora van los y las pibas de la facultad.

ML:-La gente que sigue a Cachitas es heterogénea, ¡plurinacional! Es un público diverso. Y nos lo merecemos porque siempre nos gusta dar un paso más: este año pudimos armar la primera fiesta de Cachitas que es Festichonga mimosa, con una identidad transfeminista, con feriantes rotativos y un esquema cooperativo. Tratamos que el público sean personas trans y mujeres en su mayoría: defendemos la autogestión y el cupo laboral trans, y el cupo de las mujeres y disidencias en los escenarios argentinos. Si no nos dan el espacio, lo hacemos. La primera fue en abril y seguimos ahora en septiembre, todavía no tenemos la fecha definitiva.

Cachitas tocó en en la Plaza del Congreso por la votación del Aborto Legal, Seguro y Gratuito y por la Absolución de Higui, en Casa Brandon, en las Marchas del Orgullo, en festivales por el cupo laboral trans-travesti, en el ENM de Trelew, en Plaza Moreno en contra de la clausura de los Centros Culturales, en las villas de CABA acompañando a los espacios de género de La Garganta Poderosa, y en cárceles de mujeres de la ciudad de La Plata, entre otras participaciones.

¿Y para cuándo nuevas canciones?

Todes: Para nosotres, todo es NOW.

Cachitas now se presentarán el próximo 18 de agosto en Guajira Bar de La Plata (49 #484 entre 4 y 5) y el 13 de septiembre en el Centro Cultural Matienzo (Pringles 1249, CABA).
www.cachitasnow.com

Ig: cachitasnow