El diagnóstico de la Confederación Sindical Internacional (CSI) es contundente: el programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) fracasó pero las autoridades del organismo insisten con el recetario del ajuste que impacta de frente sobre los trabajadores y sus derechos. "Argentina se convirtió en un ejemplo más de los programas del FMI que subestiman los efectos perjudiciales de la austeridad y el daño que estas políticas causan tanto a la economía como a los trabajadores y trabajadoras", lanzó la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow. Un informe elaborado por los equipos técnicos de la central sindical advierte que el Fondo no aborda de manera adecuada la sustentabilidad de la deuda externa argentina.

“El FMI propuso un programa ortodoxo, con una considerable consolidación fiscal que supuestamente debía restaurar la confianza del mercado y solucionar los problemas económicos. Un año después la economía sigue en recesión, el desempleo está en aumento, la inflación no se estabilizó, la sostenibilidad de la deuda se agravó y la pobreza sigue en aumento”, advierte el informe del CSI al cuestionar las fallidas proyecciones del organismo. Cuando se anunció el Acuerdo Stand-By, el Fondo pronosticó que la economía argentina crecería 1,5 por ciento en 2019. Las últimas proyecciones difundidas por el organismo en julio anticipan una caída de 1,3 por ciento. Los mismos groseros “errores” de cálculo se observan en las estimaciones para el consumo y la inversión.

“Aunque las proyecciones iniciales suponían que la austeridad tendría poco o ningún impacto en el crecimiento, este enfoque no tuvo el resultado deseado. La economía argentina entró en recesión y las proyecciones se ajustaron a la baja”, sostiene el informe del CSI que además considera poco realistas las estimaciones del organismo para el próximo año. “Está claro que el programa del FMI fracasó en cumplir con sus promesas. Sin embargo, el FMI sigue apostando por un enfoque de austeridad severa y ejerciendo presión para que el gobierno cumpla con todos sus objetivos fiscales a través de recortes adicionales”, sostiene el documento elaborado por los economistas de la confederación sindical.

“La carga de la deuda de Argentina aumenta, y el FMI no está abordando adecuadamente las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda argentina, que se ve agravada por la prolongada crisis económica”, advierte el informe al recordar el default de 2002. La última evaluación del FMI sobre los riesgos asociados al endeudamiento del país contempla una contracción de hasta 3,6 por ciento en el PBI durante 2020. Las estimaciones del Fondo indican que semejante recesión acompañada por un nuevo salto en el tipo de cambio y una crisis fiscal dispararía el peso de la deuda hasta el 160 por ciento del PBI. Aunque los resultados posibles empeoran con cada ejercicio que realizan, los técnicos del organismo multilateral insisten hace un año que “la deuda argentina es sustentable, pero no con alta probabilidad”.

Al referirse al elevado nivel de endeudamiento y la incapacidad del programa para recuperar la “confianza”, los técnicos del CSI recuerdan que “Argentina ya incumplió el compromiso de su deuda soberana tras un desastroso acuerdo con el FMI que destruyó la economía. Aun cuando las circunstancias son ahora diferente, la falta de medidas del FMI sobre la sostenibilidad de la deuda y los efectos perjudiciales del programa de préstamos para la economía nos siguen recordando el último acuerdo fallido”.

 

Las autoridades del Fondo y los funcionarios del gobierno argentino destacaron desde el comienzo de las negociaciones que el acuerdo contemplaba la posibilidad de aumentar la inversión pública destinada a los sectores más vulnerables. “Si bien el acuerdo contenía un piso de gasto vinculante para ciertos programas de asistencia social, el piso se estableció a un nivel inadecuado para proteger verdaderamente a los más vulnerables en medio de las dificultades. A pesar de este piso, en términos generales, el gasto destinado a la protección social se ha reducido de manera significativa”, advierte el reporte de la CSI al encender señales de alarma sobre el incremento en la pobreza, la pérdida del poder adquisitivo y la destrucción de empleo. En ese sentido, Burrow de la CSI sostiene que "La retórica del FMI sobre la importancia del gasto social y los Objetivos de Desarrollo Sostenible debe traducirse sustancialmente en la implementación de sus programas de préstamos, programas que en la actualidad continúan promoviendo las mismas políticas de austeridad perjudiciales del pasado”.