Hace menos de cuatro años, Córdoba le dio el triunfo a Mauricio Macri por el 70 por ciento de los votos. En las PASO el panorama puede ser muy diferente. Están habilitados para votar 2.904.739 de ciudadanos. Podrán elegir entre diez listas a candidatos presidenciales, 13 a senadores y 14 de diputados nacionales rumbo a las elecciones de octubre. Sin embargo, la pulseada central será entre Juntos por el Cambio, con Macri y el ex senador Miguel Pichetto; y el Frente de Todos, que encabezan Alberto Fernández y Cristina Fernández. Si bien la polarización es la clave de esta elección, se estima que la fórmula Consenso Federal, del ex ministro de economía Roberto Lavagna, y el gobernador de Salta Manuel Urtubey, pueden hacer base en un tercer –y lejano- puesto.

El partido de fondo lo jugará el reelecto gobernador Juan Schiaretti, quien decidió “prescindir” de apoyar a ningún candidato a presidente, e impulsar una “boleta corta” con sus propios candidatos a diputados. Prescindencia que no lo es tanto, ya que por omisión beneficiará directamente a Macri. Sin embargo, más de cien intendentes peronistas, liderados por el senador Carlos Caserio, declararon su adhesión a la candidatura de les Fernández. “Parece raro pero no lo es. Se va como siempre, con los huevos puestos en varias canastas. Schiaretti en la de Macri y Caserio, que en cierta forma asume el rol del Gallego (De la Sota) en esta contienda, apoyará a Alberto y Cristina. Gane quien gane, después se acomodarán los melones”, sintetizó un funcionario del Panal, la sede del Gobierno cordobés.

Mientras los candidatos y operadores de las fórmulas presidenciales se preparaban para las PASO de hoy, Jorge el verdulero del mercadito de El Infiernillo en el noroeste de la capital cordobesa, estaba preocupado porque le den una "boleta trucha". "Voy a votar donde esté la cara de Cristina y me dijeron que hay dos boletas dando vueltas que tienen números parecidos --anuncia el hombre, de unos 40 años y padre de dos hijos, elevando su tono de voz como para que lo escuchen sus ocasionales clientes-- la voy a votar a la yegua esta vez. No me importa si dicen que se lleva un PBI o la pindonga. Se vivía mejor con ella. Ahora ni alcanza. La gente compra de a dos papas, se lleva un huevo, un poco de zapallo. Y encima acá el dueño dice que si gana Macri como van cambiar la ley de Perón (se refiere a la Reforma Laboral), nos van a poder echar sin indemnización. Sin un mango”.

Los cientos de negocios cerrados en el centro; los departamentos que se alquilan “sólo por las expensas y los servicios”; los vendedores de alfajorcitos de maicena o de ramos de peperina se multiplican en los semáforos. La pobreza se nota a cada paso y desbarranca en la miseria y la desesperación por la pérdida del trabajo. En los cientos de personas que duermen en la calle cada noche.

Elisa María, de 56 años, “madre sola” de tres hijos veinteañeros, cuenta a Página/12 que se quedó “en la calle después de 30 años de trabajo en un taller de autopartes del barrio Alberdi”. Detalla que primero la hicieron renunciar a su categoría “en blanco”. Que luego “nos pusieron en negro a todos para poder seguir; y después todo se fue a pique. Todos habíamos votado al cambio… Pero no pensamos que pasaría esto… Después de tantas cosas que soportamos, tantos años, la crisis del 2001 y ahora todo terminó. ¿Quién nos va a dar trabajo con esta edad? Claro que quiero que se vayan. Cuatro años más de este tipo y los pobres no la contamos ni ahí”, cerró la mujer con el rostro contraído por la angustia y la bronca.