Me parece que al Italiano Daniele De Rossi le están haciendo una cámara oculta, como la de la película "The Truman Show", donde le inventan una realidad ficticia. O tal vez se trate de una nueva versión de otra película "La Vida es Bella". Claro, se está por jubilar en el fútbol y le hacen la despedida. ¿Cúal era tu sueño, Daniele? ¿Jugar en la Bombonera? ¡Deseo cumplido! Y de paso nos ganamos unos millones de dólares extras.

El Tano (Daniele, no Angelici, que ese sí, si no pega una Libertadores lo jubilan ad eternum) llegó maravillado a Buenos Aires, lo pasean por la Boca, lo llevan a los mejores lugares a comer asado, Maradona lo recibe en su casa como si fuera la reencarnación de Giuseppe Meazza, se saca foto con la gente como si fuera un político en campaña electoral. Por supuesto que para él todo es espettacolare, fenomenale, meraviglioso...

Postergó por un par de años sus trámites en el PAMI italiano para cumplir el sueño de ser ídolo sudaca, ¿cómo no le va a parecer todo espettacolare, fenomenale, meraviglioso? Pero atenti, Tano, tengo malas noticias, no todo es color de tu apellido.

Estamos en un país que tiene algo de Italia, más precisamente algo de Venecia: cada año se hunde un poco más. Guarda que acá aunque el presidente diga que no se inunda más Juan B. Justo, estamos inundados de deudas y en esta Venecia argenta los gondoleros son truchos: en vez de cantar, hacen playback.

No creas en todas esas sonrisas de ocasión, Daniele. Puede ser que estés acostumbrado a la apatía del público europeo, en donde, tal vez, la única que te sonríe es la Gioconda, desde un rincón del Museo del Louvre. Es cierto, la Argentina siempre fue la más europea de Sudamérica, en algún momento. Ahora lo único que nos queda de Europa es cierto parecido a Grecia: nos dejaron en ruinas.

Los pibes de antes también pensábamos que teníamos un país espettacolare, fenomenale, meraviglioso, como nos lo vendió la revista Billiken, junto a la escuadra mágica y el Cabildo troquelado para armar. Hoy sabemos que, hasta que no resolvamos el tema de las deudas que se pagarán hasta que se jubilen nuestros nietos, la única Independencia que tendremos será la Avenida.

Vos no tuviste un presidente que te ilusionaba con viajar a la estratósfera en una hora, otro que te prometía que al que depositó dólares recibirá dólares. Ni otro que prometió pobreza cero y nos dejó en coma cuatro.

Ojalá, Daniele, conviertas muchos goles, hagas realidad tus sueños y no todo sea parte de una película. Nosotros, mientras tanto estamos esperanzados que la película que empezamos a vivir hace 4 años termine, porque esta película es "Titanic" y vos sabés que no tiene un final feliz porque sólo se terminan salvándose los ricos.