La justicia estadounidense condenó a cadena perpetua a Nicholas Slatten, un ex miembro de la compañía de seguridad privada Blackwater. Fue por papel en una masacre perpetrada contra civiles desarmados en 2007 en la capital de Irak, durante la guerra iniciada por Estados Unidos.

Blackwater es una compañía privada de contratistas militares que recibió cientos de millones de dólares del gobierno norteamericano por brindarle apoyo durante las guerras de Irak y Afganistán. Se encargó de proteger a funcionarios e instalaciones de las fuerzas estadounidenses.

Nicholas Slatten fue declarado culpable del asesinato de Ahmed Haithem Ahmed Al Rubia'y, de 19 años. Sin embargo, más de una decena de civiles fueron asesinados por los miembros de Blackwater en Bagdad, el 16 de septiembre de 2007.

Los agentes privados abrieron fuego contra una plaza en pleno bullicio con rifles de francotirador, ametralladoras y lanza granadas, supuestamente sin provocación previa, mientras escoltaban un convoy diplomático. Al menos 14 personas murieron en el ataque y 18 resultaron heridas, aunque el gobierno iraquí aseguró que el número de víctimas fue mayor.

La masacre agudizó la indignación que el despliegue de fuerzas estadounidenses despertó entre los iraquíes, cuatro años después de que éstas derrocaran a Saddam Hussein, y surgieron voces críticas con Washington por la contratación de agentes privados.

Slatten, que permaneció desafiante mientras se leía su condena, tildó el fallo de "error de la justicia que no se mantendrá", según The New York Times. Este fue el tercer juicio en su contra por estos cargos. El primero fue desestimado y en el segundo, en 2018, el jurado no alcanzó un veredicto unánime.