Frente a la persistente amenaza del supremacismo blanco, los habitantes de la ciudad de El Paso se muestran fuertes y solidarios, honrando a las víctimas del ataque racista del 3 de agosto, que dejó un saldo de 22 muertos y 24 heridos, y acompañando a los  migrantes que buscan asilo en Estados Unidos. Cientos de habitantes de la ciudad fronteriza (una población con un 85 por ciento de origen latino), se acercan espontáneamente al lugar de la tragedia, el centro comercial Cielo Vista --donde está Walmart--, desde el día de la matanza, dejando allí flores, globos, banderas de Estados Unidos y México, y pancartas con mensajes contra el odio racial. "La ciudad está más fuerte y más unida para rechazar el racismo y la xenofobia. Se siente además que ha resurgido el orgullo de ser de origen mexicano", afirmó el antropólogo Josiah Heyman, de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP).